Las autoridades de Honduras pusieron en marcha un plan de depuración de la Policía, que comenzó este lunes con la aplicación de detectores de mentiras a los agentes para indagar si están ligados al crimen organizado y el narcotráfico.
El primero en someterse al examen fue el director nacional de la Policía, Ricardo Ramírez, quien dijo que “después le seguirán los oficiales de mayor jerarquía de la institución”.
Indicó: “Esto se lleva a cabo para animar a seguir mi ejemplo a todos los miembros del cuerpo policial”, aunque aclaró que la prueba es voluntaria porque la ley no obliga a los agentes a someterse a ella.
“Sin embargo, consideramos que si alguien se resiste al polígrafo es que tiene algo que esconder”, subrayó.
El vocero de la Secretaría de Seguridad, Héctor Iván Mejía, aseguró que “pese a los cuestionamientos, continuarán adelante con el proyecto” en el cuerpo policial, que consta de 14 mil agentes.
Esta medida se produce luego que cuatro agentes fueron detenidos y otros cuatro huyeron de la justicia, encausados por asesinar, en octubre último, a dos estudiantes universitarios, entre ellos el hijo menor de la rectora de la Universidad Nacional Autónoma, Julieta Castellanos.
Las autoridades suspendieron la semana última a 28 agentes y nueve oficiales por presuntamente colaborar en las acciones delictivas de pandilleros y delincuentes.
“A los policías honrados no nos da vergüenza hacernos la prueba con el detector de mentiras, porque esta es la profesión que amamos y estamos comprometidos a limpiar la entidad”, expuso Mejía.
En ese contexto, el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, dijo ayer que capacitarán a los militares para que puedan cumplir con la misión de dar seguridad a la población, en apoyo a la Policía.