Los amotinados, vestidos de civil y cubiertos con pasamontañas, bloquearon los ingresos a la plaza central, lanzando gases lacrimógenos contra campesinos y dirigentes sindicales y vecinales que pretendían instalar frente al Palacio de Gobierno una vigilia de apoyo a Evo Morales.
La Paz. Policías amotinados en Bolivia arrojaron gases lacrimógenos este lunes contra seguidores del presidente Evo Morales, en el cuarto día de protesta de los agentes en reclamo de mejores salarios, un pedido que según el gobierno esconde un intento de conspiración.
Los choques se produjeron cerca de la plaza Murillo de La Paz, donde están el palacio presidencial y el legislativo. Acosado tanto por el motín policial como por una marcha de indígenas en rechazo a una carretera amazónica, Morales descartó recurrir a los militares para reponer el orden.
"El presidente sigue de cerca los acontecimientos y mantiene su decisión de lograr una solución por vía democrática, evitando cualquier derramamiento de sangre", dijo a reporteros la ministra de Comunicación, Amanda Dávila.
Los bancos, que habían cerrado parcialmente el viernes por precaución ante el motín, reanudaron su atención recurriendo en casos a guardias privados, mientras que siguen suspendidos casi todos los servicios policiales -especialmente tránsito, seguridad de edificios y patrullajes-, según testigos.
Los amotinados, vestidos de civil y cubiertos con pasamontañas, bloquearon los ingresos a la plaza central, lanzando gases lacrimógenos contra campesinos y dirigentes sindicales y vecinales que pretendían instalar frente al Palacio de Gobierno una vigilia de apoyo a Morales.
El domingo, una aparente mayoría de los sublevados rechazó un convenio que los líderes de la protesta firmaron con autoridades del gobierno y jefes policiales.
Radios locales reportaban que, contrariamente a un anuncio del alto mando policial, persistía en gran parte del país el motín declarado por suboficiales y policías rasos.
"Vamos a continuar nuestra lucha, no queremos migajas sino una real nivelación de salarios con los de los militares", dijo a reporteros Guadalupe Cárdenas, líder de una asociación de esposas de policías que firmó el convenio con el Gobierno y luego lo desconoció.
Brutalidad. Los frustrados seguidores de Morales, que dijeron responder a un llamamiento gubernamental a "defender el proceso de cambio", denunciaron la "brutalidad" de los policías amotinados.
"Nuestra marcha era pacífica, pero fuimos dispersados con gases y palos. Los amotinados no pelean por salarios sino por cosas políticas", dijo a la radio estatal Patria Nueva el líder de la Confederación de Campesinos, Roberto Coraite, sumándose a la denuncia oficial de un supuesto plan golpista.
Esa denuncia fue reiterada en conferencia de prensa por el vicepresidente Alvaro García, quien defendió el convenio como "un buen primer paso para resolver los grandes problemas de la policía" y exhortó a los sublevados a volver al trabajo.
"El gobierno tiene toda la capacidad operativa para retomar el control de la policía, pero esperamos que sean los buenos policías los que se impongan y retornen a sus cuarteles para reanudar su trabajo", dijo García.