"Tal vez, Marruecos podría ser la sede del juicio", admitieron dos fuentes de la AMIA, que aceptaron dialogar con Xinhua con el compromiso de mantener sus identidades en reserva, luego del encuentro que sostuvieron con el canciller Héctor Timerman.
Buenos Aires. La posibilidad de que un tercer país sea la sede neutral para enjuiciar a los acusados iraníes a los que se responsabiliza del ataque contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ocurrido en esta capital en 1994, con la presencia del ministerio Público argentino, quedó este miércoles instalada entre los dirigentes de la comunidad judía local.
"Tal vez, Marruecos podría ser la sede del juicio", admitieron dos fuentes de la AMIA, que aceptaron dialogar con esta agencia con el compromiso de mantener sus identidades en reserva, luego del encuentro que sostuvieron con el canciller Héctor Timerman.
En ese contexto, Timerman aseguró a los dirigentes de la comunidad judía local que ese proceso judicial contará con la activa participación del fiscal Alberto Nisman, quien desde el Ministerio Público argentino investiga el hecho en el que murieron 85 personas y más de 500 resultaron con heridas de diversa consideración.
El canciller, en la sede de la AMIA, durante el transcurso de un diálogo al que no tuvo acceso la prensa con familiares de las víctimas y sobrevivientes del ataque, los informó acerca de las negociaciones que Argentina mantiene con Irán, desde octubre pasado, en Ginebra y Zúrich, en Suiza.
"De un tercer país se habló hoy. Mucho más no se puede decir por una cuestión de confidencialidad, pero eso se habló", aseguró a Xinhua uno de los testigos del encuentro de Timerman con la dirigencia comunitaria.
Pese a la reticencia del informante, otro de los participantes del cónclave que lo acompañaba, admitió, con el mismo compromiso de reserva, que "Marruecos es la posible sede que se mencionó (como sede del eventual proceso en un tercer país). No es la mejor, pero tampoco es el Líbano o Siria, algo imposible de aceptar para nosotros", remató el contacto.
Si bien el jefe de la diplomacia argentina evitó referirse al tema, al término del encuentro fue consultado por esta agencia sobre la necesidad, enfatizada reiteradas veces por el gobierno del país sudamericano, de que un eventual acuerdo con Irán sea refrendado o rechazado por el Congreso nacional.
"Es porque así lo quiere la presidenta. En el Congreso nacional está representado todo el pueblo argentino, que podrá así aprobarlo o rechazarlo", señaló Timerman, quien con su respuesta consolidó la idea de que todo acuerdo al que se arribe entre las partes será de excluyente matiz político.
La necesidad de una intervención del Poder Legislativo argentino sería superflua de tratarse, como en tantos otros casos, de un acuerdo para que ciudadanos extranjeros, en este caso iraníes, comparezcan ante los tribunales bonaerenses para someterse a un proceso judicial.
En cambio, cobra sentido si Buenos Aires, sin resignar la acusación, acepta que la sede sea un tercer país.
"Cualquier tema o propuesta que no se aparte del camino de la Justicia, Argentina tiene que aceptarla, y si es de buena voluntad, si hay interés de resolver la causa, avanzar", dijo Timerman.
Añadió que "el gobierno argentino y los familiares estamos en el mismo camino, el de encontrar los responsables y buscar la condena de la Justicia argentina a los responsables del atentado".
Las declaraciones del ministro en ningún momento aludieron a que será la Justicia argentina la responsable de buscar una condena contra funcionarios y ex funcionarios iraníes por el atentado, cuya participación en el hecho un tribunal local da por sentada.
La solución que se pretende replicar ante la férrea negativa de Teherán a entregar a los subditos iraníes requeridos por los tribunales bonaerenses es la que posibilitó enjuiciar a los atacantes en 1988 de un avión de la línea aérea PanAm que volaba desde Alemania a Estados Unidos y tras una escala en Londres, explotó cuando surcaba el espacio aéreo escocés como consecuencia del estallido de un artefacto explosivo a bordo del Boeing 747, instalado por irregulares libios.
En aquella oportunidad, luego de irreductibles desencuentros ante la negativa del Muhamar Kadafi de entregar a los autores del que se conoce como "Atentado de Lockerbie" que costó la vida de los 259 pasajeros del vuelo 103 de aquella compañía y 11 residentes escoceses, se acordó que el juicio se desarrollara en los Países Bajos.
Las negociaciones entre Argentina e Irán en torno al atentado fueron acordadas en septiembre pasado en Nueva York, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Por su parte, según la Agencia Judía de Noticias (AJN), el presidente de la Delegación de Asociaciónes Israelitas Argentinas (DAIA), brazo político comunitario, Julio Schlosser, sostuvo que "el canciller dejó bien claro que la fiscalía (Nisman) continúa con la investigación" del ataque.
Argentina desde hace varios requiere la captura internacional del viceministro de Defensa iraní, Ahmad Vahidi, del ex presidente de Irán Alí Akbar Rafsanjani, del ex ministro de Seguridad e Información Alí Fallahijan y del ex canciller Alí Velayatti.
El listado se completa con el ex jefe de la Guardia Revolucionaria Moshen Rezai, el ex consejero cultural de la misión diplomática iraní en Buenos Aires, Mohsen Rabbani, el ex secretario diplomático de la embajada Ahmad Reza Ashgari, el ex embajador Hadi Soleimanpour, y el ex jefe del servicio de seguridad Exterior de la milicia Hezbollah, Imad Fayez Moughnieh.
Este último, si bien la captura emitida por la Justicia argentina continúa vigente, fue reportado muerto en combate, como consecuencia de un atentado, en Siria, según lo reportó oficialmente el Movimiento Chiita Libanés que responsabilizó por lo sucedido a "israelíes sionistas".
Imad Moughnieh, uno de los máximos dirigentes de Hezbollah, era también buscado por la Interpol y Estados Unidos por secuestros y atentados, entre ellos los ocurridos en esta capital en 1992, cuando un estallido destruyó la sede de la Embajada de Israel con el saldo de 29 muertos y más de 200 heridos, y el ya mencionado de 1994.
Justamente aquella organización, en un comunicado lo calificó como "un gran yihadista de la resistencia islámica en Líbano (que) se unió a los grandes mártires" y sostuvo que "(...) el líder Imad Mughnieh murió como mártir asesinado por los israelíes sionistas", acusación esta que también lanzó Irán a través de un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, lo que fue negado por Israel.
El fiscal Nisman, en aquel momento, admitió la muerte de Moughnieh y lo señaló como "el jefe del grupo de operaciones especiales del Hezbollah y quien tuvo a cargo la conformación del grupo operativo que cometió el atentado a la sede de la mutual judía en la Argentina".
"Tenemos información de que había ingresado a Argentina en junio de 1994 y se retiró antes del atentado. Era uno de los mayores responsables operativos del Hizbolá y una de las personas más preparadas por la cantidad de atentados que habría incursionado", aseguró Nisman.