La pérdida de credibilidad de Italia fue un tema recurrente en la prensa local, tras anunciarse que el Fondo Monetario Internacional visitará Roma trimestralmente para inspeccionar la marcha de las reformas prometidas.
Roma. Los medios italianos, incluso los diarios más cercanos al Gobierno, daban por hecha el sábado la renuncia del primer ministro Silvio Berlusconi, tras lo que se percibe como una derrota en la cumbre del G-20 en medio de una intensa presión por parte de los mercados financieros.
En momentos en que dirigentes de su coalición de Gobierno se alejan de su lado, Berlusconi podría caer en cualquier momento, quizás este mismo martes, durante una votación clave en el Parlamento.
Pero al no haber hasta ahora una alternativa obvia, los próximos pasos de la crisis política están rodeados de una alta incertidumbre.
La pérdida de credibilidad de Italia fue un tema recurrente en la prensa local, tras anunciarse que el Fondo Monetario Internacional visitará Roma trimestralmente para inspeccionar la marcha de las reformas prometidas, claves para despejar las dudas de los mercados sobre la solvencia del país.
"Es raro escuchar que una cumbre global hable sobre la pérdida de credibilidad de un país y es triste ver que eso es lo que le está pasando a Italia", escribió el diario financiero Il Sole 24 Ore.
Ahora Berlusconi debe tratar de detener una revuelta parlamentaria que amenaza con derrumbar a su Gobierno el martes.
El diario Corriere della Sera dijo que las últimas bajas dentro de su coalición lo dejan claramente bajo los 316 votos que necesita para tener una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y que era posible que llegara solo a los 306, lo que implicaría una derrota.
Sin embargo, la situación cambia minuto a minuto. Berlusconi tiene además antecedentes de haber convencido sobre la hora a legisladores indecisos.
"Los Judas están asustados", publicó el diario pro Berlusconi Il Giornale, propiedad de su hermano, sobre un grupo de diputados que amenazaron pasarse a la oposición, pero que estarían pensándolo dos veces.
Berlusconi dijo el viernes que los desertores estarían traicionando tanto al Gobierno como al país y que confiaba en que la votación mostraría que sigue teniendo mayoría.
Si Berlusconi se va, probablemente los activos italianos tendrían algún respiro en los mercados financieros, pero eso ciertamente no será el final para los problemas del país.
Los mercados quisieran que el magnate sea reemplazado por un grupo de tecnócratas con capacidad para aprobar reformas impopulares antes de la próxima elección, programada para el 2013.
Los sondeos sugieren que una elección anticipada sería ganada por la oposición de centroizquierda.
Berlusconi ha sido criticado por subestimar el impacto de la crisis de deuda sobre los italianos comunes y por decir que el ataque sobre los bonos italianos era una "moda pasajera".