La situación nuevamente afecta a funcionarios relacionados a su predecesor, Lula da Silva, y se da apenas dos semanas después de que la Corte Suprema condenó a ex asesores del ex mandatario en el mayor juicio de corrupción en la historia de Brasil.
Sao Paulo. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, está intentando contener los daños de un nuevo escándalo de corrupción que involucra a funcionarios ligados a su mentor y predecesor Luiz Inácio Lula da Silva, que está dando munición a sus oponentes.
El escándalo, apenas dos semanas después de que la Corte Suprema condenó a ex asesores de Lula en el mayor juicio de corrupción en la historia de Brasil, podría retrasar las decisiones del gobierno sobre la modernización de aeropuertos y otros proyectos de infraestructura que la sexta mayor economía del mundo necesita desesperadamente para seguir creciendo.
Pero no se espera que tenga un impacto significativo sobre la popularidad de Rousseff ni sobre sus posibilidades de reelección en el 2014, pues los detalles del escándalo son complicados y no ha salpicado hasta el momento a su círculo íntimo.
La policía allanó este viernes oficinas del gobierno en Brasilia y Sao Paulo, requisando computadoras y documentos. Seis personas, incluyendo los directores de dos agencias regulatorias, fueron arrestadas por usar sus cargos gubernamentales y contactos para vender a empresarios aprobaciones e informes favorables.
Senadores de la oposición han pedido que funcionarios del gobierno declaren ante comisiones de la Cámara alta.
Un congresista dijo que Lula debería explicar el papel jugado por su ex asistente personal, Rose de Noronha, que, según la policía, está en el centro del esquema de tráfico de influencias.
Lula, que gobernó Brasil entre el 2003 y el 2010 y continúa siendo un político tremendamente influyente en el Partido de los Trabajadores de Rousseff, dijo: "Siento que me apuñalaron por la espalda".
Rousseff despidió rápidamente a Noronha y a otros funcionarios que están bajo investigación. La presidenta ordenó revisar todas las decisiones tomadas por los acusados de corrupción.
Entre los arrestados está Rubens Carlos Vieira, director de infraestructura aeroportuaria de la Agencia Nacional de Aviación Civil. Eso hizo temer que las investigaciones retrasen la concesión a privados de los aeropuertos de las ciudades de Belo Horizonte y Río de Janeiro, dos de las 12 sedes de la Copa Mundial del 2014.
La FIFA espera que Brasil concluya la remodelación o construcción de estadios a tiempo para el torneo, pero teme que la nación latinoamericana no disponga de suficientes hoteles para acomodar a los 500.000 visitantes que atraerá la Copa y que las mejoras de los aeropuertos demoren demasiado.
Una fuente del gobierno dijo que las acciones de Viera no comprometerían las concesiones privadas adjudicadas a comienzos de este año para operar los aeropuertos de Brasilia, Campinas y Sao Paulo.
El dilatado plan para entregar a privados la modernización de los colapsados puertos marítimos de Brasil y la construcción de nuevas terminales será anunciada el 6 de diciembre, como estaba previsto, dijo a Reuters la fuente.
Munición para oposición. El gobierno espera que el impacto del escándalo de tráfico de influencia se disipe y no distraiga a Rousseff de su máxima prioridad: retomar el robusto crecimiento económico de hace un par de años.
Su agenda está llena de temas cruciales para el desarrollo de Brasil, incluyendo un plan para reducir el costo de la energía eléctrica que debe todavía ser afinado y la decisión que debe tomar antes del viernes sobre una ley que reparte las regalías de la exploración petrolera entre todos los estados del país.
Los asuntos del gobierno podrían perder fuerza si la oposición logra abrir una investigación en el Congreso.
El senador Alvaro Días, del partido PSDB, pidió el lunes que el ministro de Justicia comparezca ante una comisión del Senado junto con el procurador general Luis Inácio Adams, su principal asesor legal cuyo número dos está involucrado en el caso.
Adams es uno de los cuatro o cinco asesores más cercanos de Rousseff, dijo una fuente gubernamental de alto rango, y era considerado uno de los candidatos para el puesto de jefe de gabinete en una reestructuración prevista para febrero. Ahora, podría perder influencia dentro del círculo íntimo de la presidenta.
El procurador general así como otros funcionarios involucrados en el caso de corrupción fueron designados por Lula y heredados por Rousseff, lo que permitiría blindar a la presidenta de posibles consecuencias.
Aunque el apoyo de Lula fue crítico para la elección de Rousseff en el 2010, la presidenta afirmó su propia imagen como una administradora efectiva de mano dura con la corrupción.
"Dilma es Dilma. Y no el muñeco de ventrílocuo de Lula. Ella tiene su propio estilo, su propia forma de operar, su propia agenda", dijo el consultor político André Cesar.
El tiempo está a favor de Rousseff. El Congreso entrará en receso el 20 de diciembre y no volverá a sesionar hasta febrero. Y a medida que se aproxima el fin de año, muchos brasileños están más preocupados con las compras de Navidad, los planes para las vacaciones de verano o quién será el entrenador de la selección para la Copa Mundial del 2014.
"El calendario es el mejor aliado del gobierno en ese momento", añadió Cesar