Dilma Rousseff eligió al ingeniero civil César Borges, de 64 años, hasta ahora vicepresidente del estatal Banco do Brasil, como nuevo ministro de Transportes en sustitución de Paulo Sérgio Passos.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sustituyó este lunes al ministro de Transportes en lo que es un nuevo cambio en la pequeña restructuración de su gabinete tras los realizados hace dos semanas en los Ministerios de Agricultura, Trabajo y Aviación Civil.
Rousseff eligió al ingeniero civil César Borges, de 64 años, hasta ahora vicepresidente del estatal Banco do Brasil, como nuevo ministro de Transportes en sustitución de Paulo Sérgio Passos, quien según una nota divulgada por la oficina de prensa de la Presidencia, "deja el cargo después de prestar una gran contribución al gobierno y al país".
El nuevo ministro, quien se dedica a la política desde hace más de tres décadas, fue senador y gobernador del estado nororiental de Bahía y pertenece al Partido de la República (PR), al igual que Passos y su antecesor Alfredo Nascimento, presidente de esa formación, quien renunció al Ministerio de Transporte en julio de 2011 después de ser salpicado por denuncias de corrupción.
El cambio en la cartera de Transportes se suma a los que el 15 de marzo realizó Dilma Rousseff en los Ministerios de Agricultura, Trabajo y Aviación Civil, en una decisión que fue interpretada por analistas políticos como un intento por fortalecer su coalición de cara a las elecciones presidenciales del 2014.
La presidenta nombró como nuevo ministro de Aviación Civil a Wellington Moreira Franco y designó para Agricultura a Antonio Andrade, ambos destacados dirigentes del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que es la primera fuerza política del país y aliada del gobernante Partido de los Trabajadores (PT).
En el Ministerio de Trabajo, la mandataria nombró a Manoel Dias, secretario general del Partido Democrático Laborista (PDT), otra formación de la coalición oficialista a la que decidió darle una mayor presencia en el gobierno.
Según unas encuestas de popularidad de la semana pasada, Dilma Rousseff cuenta con la aprobación del 79% de los brasileños y, en caso de que decida aspirar a la reelección, ganaría con cerca del 58% de los votos.