Daniel Ortega, quien cursa su tercer mandato consecutivo, afirmó durante una entrevista con la cadena estadounidense Fox News que "el pueblo va a decidir quién asumirá en 2021", asegurando que adelantar las elecciones "sería un factor de inestabilidad e inseguridad".
Managua. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dijo este lunes que anticipar las elecciones en su país como han pedido algunos sectores "traería más inestabilidad", luego de que casi 300 personas han muerto en las últimas semanas en medio de una violenta represión a protestas antigubernamentales.
Ortega, quien cursa su tercer mandato consecutivo desde 2007, afirmó durante una entrevista con la cadena estadounidense Fox News que "el pueblo va a decidir quién asumirá en 2021", tras ser consultado sobre si aceptaría elecciones anticipadas.
El principal grupo de cabildeo del sector empresarial de Nicaragua y otras organizaciones han instado a Ortega a adelantar las elecciones, previstas para el 2021, para sacar al país de la peor crisis política de su gobierno.
"Adelantar las elecciones sería un factor de inestabilidad e inseguridad (...) peor aun, en estas condiciones", enfatizó el mandatario.
Miles de nicaragüenses tomaron las calles de la capital Managua el fin de semana en una nueva jornada de manifestaciones en contra y a favor de Ortega, en respuesta a renovados brotes de violencia en los que la fuerza pública y paramilitares leales al presidente tomaron el control de los últimos bastiones de la oposición.
Ortega rechazó los señalamientos de que su Gobierno haya financiado a equipos de choque para generar violencia. Por el contrario, aseguró que quienes lo han hecho son "cárteles de la droga" y otros grupos, aunque no precisó cuáles.
El ex guerrillero izquierdista y su esposa Rosario Murillo, actual vicepresidenta del país, han negado acusaciones de violaciones a los derechos humanos y han dicho que entre los fallecidos hay también miembros de la fuerza pública.
Organismos internacionales como Naciones Unidas (ONU) han denunciado que la policía y autoridades en Nicaragua han matado y encarcelado a personas sin llevarlas a juicio, además de haber cometido actos de tortura. Han pedido al Gobierno poner fin a la violencia.
Desde que comenzaron las protestas en abril en rechazo a una reforma al sistema de seguridad social, la Iglesia Católica ha actuado como intermediaria a través del diálogo pero con pocos resultados por la violenta represión.
Al respecto, Ortega negó que su Gobierno tenga problemas con la Iglesia Católica, incluso aseguró que ningún "nicaragüense ha muerto en ninguna iglesia".
Además de las decenas de heridos y muertos, asociaciones civiles y la ONU temen que se pueda engrosar la lista de "presos políticos" que, según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), ascendería a 226.
Ortega no respondió al ser interrogado sobre la cantidad de muertos que habrían dejado meses de protestas. Se limitó a decir que en la última semana habían cesado y que sólo se habían dado "actividades de manifestaciones" tanto en contra como a favor de su Gobierno.
El mandatario ha asegurado que la oposición es la responsable de los grupos armados violentos que buscan aterrorizar al país con "prácticas diabólicas".
Los opositores exigen la renuncia de Ortega, a quien acusan de amañar elecciones, controlar medios, manipular la justicia y parecerse cada vez más a Anastasio Somoza, el brutal dictador que los sandinistas, con Ortega a la cabeza, derrocaron en 1979.