El país centroamericano se encuentra en una situación en la cual precisa de ayuda de los EE.UU. para combatir los carteles de droga mexicanos que han invadido el suelo guatemalteco.
Guatemala. El ex general Otto Pérez Molina asumirá este sábado el mando de la República de Guatemala. Una de las prioridades del nuevo mandatario será ponerle fin a una antigua prohibición estadounidense referente a la ayuda militar.
El nuevo presidente ganó la presidencia en una campaña en la que prometió acabar con la delincuencia en un país con una de las tasas de homicidios más altas del hemisferio. Asimismo, el país se encuentra en una situación en la cual precisa de ayuda de los Estados Unidos para combatir los carteles de droga mexicanos que han invadido el suelo guatemalteco.
El derechista Pérez, que fue elegido para liderar por cuatro años, también deberá hacerle frente a la pobreza que afecta al 53% de los 14,3 millones de guatemaltecos.
Los asesores cercanos del militar señalan que el jefe de Estado apoya las condiciones delineadas por varias leyes de asignaciones del Congreso estadounidense para restaurar la ayuda, eliminada en 1978 en medio de la Guerra Civil. La prohibición fue impuesta debido a las preocupaciones por los abusos durante los 36 años del conflicto.
Las condiciones indicadas por el Congreso estadounidense incluyen reformar un débil sistema de justicia que no ha podido llevar a los responsables de abusos ante la justicia. No obstante, una comisión de la verdad patrocinada por Naciones Unidas después de la guerra dijo que las fuerzas estatales y los grupos paramilitares afines cometieron la mayoría de los asesinatos.
Pérez, quien era un militar de alto rango durante la guerra, ha insistido de tiempo atrás en que no hubo masacres, violaciones de los derechos humanos ni genocidio en un conflicto (1960-1996) que causó la muerte de 200.000 civiles, en su mayoría indígenas mayas.
Simultáneamente, Estados Unidos también insiste en que el gobierno respalde a un equipo internacional de fiscales contra la corrupción, apoyado por la ONU, cuyos esfuerzos han sido criticados por la élite política de Guatemala.
Eduardo Stein, coordinador del equipo de transición, señaló que Pérez comparte con Washington los mismos objetivos y mantendrá en su cargo a la actual fiscal general, Claudia Paz, que es apoyada por Estados Unidos y las organizaciones de derechos humanos debido a su reputación de estar por encima de la galopante corrupción pública del país.
El también ex vicepresidente de Guatemala añadió que "el presidente electo ha decidido continuar con la actual fiscal general y confirmar a algunos relacionados con temas de derechos civiles por su convicción personal, no a petición de ningún gobierno extranjero".
En contraposición, muchos en Estados Unidos están adoptando un enfoque cauteloso con respecto a Pérez, dado su historial militar. El presidente estadounidense Barack Obama se demoró dos semanas en felicitarlo por su victoria electoral en noviembre, algo que algunos interpretan como una señal de frialdad.
Actualmente, la ley de asignaciones de Guatemala dice que el país centroamericano puede recuperar la ayuda una vez que la Secretaria de Estado estadounidense certifique que el ejército "respeta los derechos humanos reconocidos internacionalmente" y coopera con las investigaciones judiciales de exmilitares y con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
Trayectoria. Pérez llegó a los salones gubernamentales en 1993 como jefe de Estado Mayor Presidencial, ente encargado de la seguridad del mandatario, acusado de ejecuciones extrajudiciales y otras violaciones a los derechos humanos. El exgeneral se retiró del Ejército en 2000. Un año después fundó el Partido Patriota y fue diputado entre 2003 y 2007.
El líder también sufrió un atentado en febrero de 2001, cuando desconocidos dispararon contra el vehículo en que viajaba con su esposa y su hija, tres días antes de fundar su partido.
El nuevo mandatario nació en Ciudad de Guatemala el 1 de diciembre de 1950.