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Presidente mexicano recibe el apoyo de Lula de Silva en la Cruzada contra el Hambre
Sábado, Abril 20, 2013 - 14:00

“Lo que necesitamos son gobiernos comprometidos con los pobres; los ricos no necesitan a los gobiernos, quien necesita a los gobiernos son los pobres”, enfatizó el ex mandatario brasileño.

Excelsior.com.mx. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, le recomendó a la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, hacer oídos sordos ante la crítica y concentrarse en la prioridad del gobierno, que es acabar con el hambre.

Lo anterior, en el contexto de la denuncia panista por el presunto uso electoral de la Cruzada contra el Hambre en Veracruz y de que el Senado llamará a comparecer a la titular de la Sedesol.

“Yo le decía —a Rosario Robles— y también lo ha dicho el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva: Rosario no te preocupes, hay que aguantar, porque han empezado las críticas, han empezado las descalificaciones de aquellos a quienes ocupa y preocupa la política y las elecciones, pero nosotros, este gobierno, tenemos un objetivo claro que es acabar con el hambre", dijo.

“Que sigan criticando las acciones, porque a otros los ocupan las elecciones… a nosotros nos ocupa, y nos comprometemos con el hambre en México”, agregó.

Atentos escuchaban al presidente Rosario Robles, Lula da Silva, Manuel Velasco, gobernador de Chiapas, y diez mil personas, en su mayoría indígenas tzotziles, que llegaron al lugar desde las 7 de la mañana, cinco horas y media antes de que empezara el acto.

“El hambre de México, hay que reconocer, la viven millones de mexicanos: no tiene partido, no tiene color, no tiene interés partidario”, expuso el mandatario federal.

En su turno, Robles Berlanga habló de que hasta el momento se han firmado acuerdos para el desarrollo incluyente con 21 gobernadores de diferentes partidos, para coordinar esfuerzos de la Cruzada contra el Hambre, pues “se trata de una causa que nos hermana, que es de todos y que está por encima de cualquier diferencia partidaria”.

Destacó que este viernes se inauguró una feria donde se presentan 200 ONG que diario hacen trabajo comunitario para combatir el hambre, donde participan instituciones como la UNAM, el IPN, la UAM y el Tecnológico de Monterrey.

“Se ha convocado a los jóvenes para que se involucren y participen, además, como brigadistas y voluntarios en las tareas de alfabetización y trabajo directo en las comunidades”, explicó.

Dijo que más de 50% de los municipios considerados como prioritarios son indígenas.

Peña Nieto agradeció la presencia del ex presidente Lula da Silva, ícono en el tema, pues su estrategia Hambre Cero en Brasil benefició a 33 millones de personas.

“Mi gobierno ha emprendido la Cruzada Nacional, precisamente, para acabar con el hambre entre los mexicanos. Usted lo pudo hacer en Brasil, tuvo éxito y logró que 33 millones de hermanos brasileños abandonaran esta condición. Aquí, estamos resueltos a que siete millones y medio de mexicanos abandonen esta condición y vivan con dignidad”, le dijo.

El jefe del Ejecutivo le explicó al ex mandatario brasileño que se unirán todos los subsidios para alimentación, apoyo al campo, salud, educación, todos enfocados a crear mejores condiciones de vida y así erradicar el hambre y la miseria.

“No les falle, presidente”, le dijo Lula al mexiquense. “Sí se puede acabar con el hambre”, dijo enfático Luiz Inácio Lula da Silva en Chiapas. Lo que hace falta es voluntad política, dijo al voltear a ver Enrique Peña Nieto, jefe del Ejecutivo federal, para decirle: “presidente, ellos lo tienen a usted. No les falle”.

El brasileño se refería a los pobres de este municipio chiapaneco, a quienes apenas pueden comer un plato de sopa o frijoles al día, y casi nunca carne.

Alrededor de diez mil indígenas tzotziles que asistieron al lanzamiento de actividades de la Cruzada contra el Hambre, emprendida por la Secretaría de Desarrollo Social, le aplaudieron a Da Silva.

“Lo que necesitamos son gobiernos comprometidos con los pobres; los ricos no necesitan a los gobiernos, quien necesita a los gobiernos son los pobres”, indicó.

Y habló de que el mayor obstáculo para lograr que todo un país se alimente dignamente no es la falta de dinero ni la falta de producción de comida.

“Les puedo decir a todos, mirándole a los ojos del presidente Peña, mirando a los ojos de cada hombre y de cada mujer mexicana, que el hambre no existe por falta de dinero ni existe por falta de producción agrícola, no existe por falta de tecnología. El hambre existe por falta de vergüenza de gobernantes en el mundo que no se preocupan por el pobre”, expresó Lula da Silva.

Al acabar la frase, un intenso aplauso de miles de personas se escuchó. También los funcionarios en el pódium le aplaudieron.

Lula explicó que el programa Hambre Cero, que inició en 2003 en Brasil, permitió sacar de la pobreza a 33 millones de personas y 40 millones ascendieron a la clase media; además, el salario mínimo pasó de 80 a US$350 al mes.

Recordó que, al principio, políticos tanto de derecha como de izquierda lo criticaban; le decían que los subsidios de 25, 50 o 100 dólares eran muy poco y que con eso no le iba a dar de comer a la gente.

A lo que él les respondía: para la madre que no tiene ni para dar un vaso de leche a sus hijos por la noche, y un pedazo de pan por la mañana, US$50 son toda la diferencia.

“Ya yo estaba cansado de oír a los gobernantes de Brasil diciéndoles que tengan paciencia, ‘tengan ustedes mucha paciencia’. Ellos decían que la economía primeramente tendría que crecer. Es como si fuera una torta, una torta que primero tiene que crecer para después repartir. Y la torta crecía y crecía, pero alguien se la comía y los pobres seguían pasando hambre”, dijo el brasileño.

Y terminó su discurso con una reflexión: “¿Saben cuánto ha costado la guerra en Irak hasta el momento, buscando armas químicas que nunca existieron? Un billón 700 mil millones de dólares. ¡Imagínense ustedes a cuántos pobres les podíamos haber dado de comer con ese dinero!”

¿Por qué tanto oro en la boca? “¿Por qué tiene tanto oro en la boca?”, le preguntó Luiz Inácio Lula da Silva, al presidente municipal de Zinacantán, José Sánchez de la Cruz, quien tenía los dientes llenos de incrustaciones de oro, pero se quedó sin saber qué contestarle al brasileño.

El ex mandatario acababa de llegar con el presidente Enrique Peña Nieto al pueblo de Navenchauc, en este municipio, y todo a su alrededor retrataba las carencias cotidianas que ahí se viven.

Primero visitaron un vivero tecnificado donde se producen legumbres, uno de los proyectos de la Cruzada contra el Hambre. Allí Lula preguntó: “¿Qué come la gente en Navenchauc?”. Le respondieron que maíz y frijol. “¿Y no comen yuca?”, volvió a preguntar, a lo que le dijeron que no. El gobernador de Chiapas, Manuel Velasco, intervino: “Toman mucho posch”, el aguardiente local.

Lo que casi nunca comen es carne. Doña Petrona Montejo Vázquez, una mujer de 50 años, y su familia, producen durazno y flores, pero sólo comen carne una vez a la semana.

“Comemos verdura y frijol… ¿Carne?, muy de vez en cuando, a veces una vez por semana… De la fruta que vendo saco muy poco y me dan 800 pesos del programa Oportunidades… me lo dan cada dos meses… alcanza para comprar muy poco.” Petrona tiene cuatro hijos y cuatro nietos.

A media cuadra de su casa está el taller de telar de cintura donde trabajan decenas de mujeres, que Peña y Lula también visitaron.

Una de ellas es Rosa Hernández Pérez, de 29 años, que dedica ocho horas diarias a tejer caminos de mesa, que vende en 200 pesos. Sólo vende seis al mes, en promedio; su ingreso es de mil 200 pesos, es decir, 40 pesos al día. Con eso y los 60 pesos que gana su esposo trabajando en el campo cada día no les alcanza para mantener a sus hijos de dos, ocho y diez años.

“Quiero que el gobierno me dé apoyo para comprar más hilo, y poder tejer más”, dice Rosa que aparenta unos seis años más de los que tiene, quizá por el trabajo excesivo y la mala alimentación. A su lado trabaja una señora de 50 años, pero su cuerpo muestra el desgaste físico de una mujer diez años mayor.

Después, Peña Nieto y Lula fueron a conocer la primera casa de Navenchauc construida con concreto celular, que tiene una resistencia al calor diez veces mayor a la de un ladrillo normal.

La beneficiaria de la casa es Aurora Shilon Patishtan, su esposo y sus dos hijos. Antes vivían en una casita de madera, como miles de familias en este municipio.

Aunque Aurora está contenta con su nueva casa, asegura que sus ingresos son muy bajos. “Mi esposo y yo cultivamos flores, y ganamos unos dos mil pesos al mes…no nos alcanza…por eso le pedimos al presidente Peña Nieto que si nos puede ayudar.”

Momentos antes, el mandatario había conocido la casa y hablado con ellos. Aurora no recibe ningún tipo de subsidio alimenticio y pidió al mandatario que se lo den.

De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social, a la construcción de casas de concreto celular se le van a dedicar 900 millones de pesos (US$73,4 millones) en todo el país, 11 millones de pesos a Zinacantán.

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Excelsior.com.mx