La zona del sureste de Turquía, principalmente kurdo, y sus tres principales ciudades, incluyendo a la capital Ankara y Estambul, la ciudad más grande, parecían inclinadas por el "No" tras una campaña amarga y divisoria.
El presidente Tayyip Erdogan declaró la victoria en un referendo del domingo para concederle amplios nuevos poderes, en la mayor reforma de la política moderna de Turquía, pero los opositores dijeron que la votación estuvo empañada por irregularidades y que desafiarían el resultado.
La zona del sureste de Turquía, principalmente kurdo, y sus tres principales ciudades, incluyendo a la capital Ankara y Estambul, la ciudad más grande, parecían inclinadas por el "No" tras una campaña amarga y divisoria.
Erdogan dijo que 25 millones de personas habían apoyado la propuesta para reemplazar el sistema parlamentario turco con una poderosa presidencia, dando al bando del "Sí" el 51,5% de los votos.
Ese resultado pareció no alcanzar el triunfo decisivo que Erdogan y el partido de gobierno AK habían impulsado agresivamente en la campaña. Sin embargo, miles de partidarios que ondeaban banderas salieron a las calles de Ankara y Estambul para celebrar.
"Por primera vez en la historia de la República estamos cambiando nuestro sistema de gobierno por medio de la política civil", dijo Erdogan, refiriéndose a los golpes de Estado militares que marcaron a la política turca por décadas.
Con los cambios, la mayoría de los cuales solo entrarán en vigor tras las próximas elecciones de 2019, el presidente designará al gabinete y un número indefinido de vicepresidentes, y podrá seleccionar y sacar funcionarios públicos de alto rango sin aprobación parlamentaria.
Erdogan mismo sobrevivió un intento fallido de golpe en julio pasado, al que respondió con duras medidas que llevaron a la detención de 47.000 personas y el despido o suspensión de sus empleos de otras 120.000.
En Ankara, donde el primer ministro Binali Yildirim habló ante partidarios que festejaban, caravanas de autos tocando sus bocinas colmaban una avenida central mientras se dirigían hacia las oficinas del partido AK para celebrar.
Pero Kemal Kilicdaroglu, el jefe del principal partido de oposición, el Partido Republicano Popular (CHP), dijo que la legitimidad del referendo estaba abierta a interrogantes.
Más temprano, el CHP había dicho que demandaría un recuento de hasta 60% de los votos luego de que la Alta Junta Electoral de Turquía (YSK) dijo que contaría como válidos los votos que no estaban sellados por sus funcionarios, a menos que se pudiera demostrar su condición fraudulenta.
Kilicdaroglu ha acusado a Erodgan de buscar un "régimen de un solo hombre" y dijo que los cambios propuestos pondrían al país en peligro.
En algunos barrios afluentes en Estambul, la gente salió a las calles para protestar mientras que otros hacían sonar cacerolas en sus casas, una señal de disenso que fue generalizada durante las protestas contra Erdogan en 2013.
En Ankara se produjeron algunas peleas entre partidarios del AK y de la oposición cerca de las oficinas del partido CHP.
Intranquilidad en Europa. La lira turca se afirmaba a 3,65 por dólar en las operaciones de Asia luego del referendo, comparado con 3,72 el viernes.
Pero los políticos europeos, cuyas relaciones con Turquía se han tensado cada vez más, expresaron preocupación.
La Comisión Europea, organismo ejecutivo de la Unión Europea, dijo que el resultado ajustado significaba que Ankara debería buscar "el consenso nacional más amplio" al implementar las decisiones de la votación.
Las relaciones cayeron a un punto bajo durante la campaña por el referendo, cuando los países de la UE, incluyendo a Alemania y Holanda, impidieron a ministros turcos la realización de actos a favor de los cambios.
Erdogan dijo que esas medidas eran "acciones nazis" y que Turquía podría reconsiderar los lazos con la UE tras muchos años de buscar la membresía al bloque.
El ex primer ministro belga Guy Verhofstadt, quien dirige un grupo de legisladores liberales en el Parlamento Europeo, dijo que Erdogan debía cambiar su curso, notando que el resultado era muy estrecho. "Si Erdogan persiste, la UE debería detener las conversaciones para el ingreso" a la UE, declaró.
Manfred Weber, líder de una agrupación de centroderecha, tuiteó: "No importa el resultado: con este referendo, el presidente Erdogan está partiendo a su país".
Tras la votación, Erdogan repitió su intención de revisar la suspensión de la pena de muerte en Turquía, una medida que casi seguro implicaría la finalización del proceso de ingreso de Ankara a la UE.
Un deterioro adicional de las relaciones con la UE también podría poner en riesgo el acuerdo del año pasado, bajo el cual Turquía limitó el flujo de migrantes -principalmente refugiados de las guerras de Siria e Irak- hacia el bloque.
El referendo dividió amargamente a la nación. Erdogan y sus partidarios dicen que los cambios son necesarios para corregir la constitución actual, escrita por generales tras un golpe militar en 1980, enfrentar los desafíos de seguridad que tiene Turquía por delante, y evitar la fragilidad de las coaliciones de gobiernos del pasado.