En una reunión en Buenos Aires tras el fallo de la Corte de la Haya sobre el caso Botnia, los jefes de Estado se comprometieron a reparar las relaciones entre ambos países.

Buenos Aires. Los presidentes de Argentina, Cristina Fernández, y de Uruguay, José Mujica, se comprometieron este miércoles a reparar la dañada relación bilateral, afectada por la instalación de una fábrica de celulosa en un río limítrofe.

La promesa, expresada al término de una reunión en Buenos Aires, llega luego de que la Corte Internacional de Justicia de La Haya dictaminó la semana pasada que Uruguay no deberá cerrar la planta de celulosa ante la falta de evidencia de que la fábrica esté contaminando el río Uruguay.

"Hoy estamos en el comienzo de un proceso de reencauzamiento definitivo de lo que nunca debió haber dejado de ser la relación entre la República Argentina y la República Oriental del Uruguay", dijo Fernández en una declaración junto a Mujica.

Los mandatarios no hablaron sobre las medidas que se tomarán respecto al bloqueo de un puente limítrofe clave que ejecutan manifestantes de la ciudad argentina de Gualeguaychú, cercana a la fábrica, que reclaman que la planta contamina el río.

Los manifestantes expresaron furia con la decisión del tribunal y aseguraron que mantendrán el puente cortado, medida que ha causado fuertes daños al comercio de la zona.

El tribunal, al que Argentina acudió para intentar que su vecino desinstalara la planta construida por la empresa finlandesa Botnia, dictaminó, sin embargo, que Montevideo violó un tratado bilateral al no informar ni negociar con Buenos Aires sobre el avance de la instalación.

"Vamos a respetar el fallo de La Haya (...) Este acatamiento es un acatamiento, hijo del interés más profundo de nuestras respectivas sociedades", dijo Mujica.

Argentina presentó la demanda ante La Haya por dos proyectos de fábricas de celulosa, uno de Botnia y otro que proyectaba construir la española Ence en un lugar cercano, pero la empresa ibérica desistió de la instalación.

La planta de celulosa, ubicada a unos 310 kilómetros al oeste de Montevideo, opera desde el año pasado bajo el nombre de la empresa finlandesa UPM, que hizo un intercambio de su participación accionaria en Botnia por otros activos.