Las acciones contra el narcotráfico deben desmantelar las capacidades de los carteles, fortalecer a las instituciones, desarrollar una frontera segura, y construir comunidades fuertes y cohesionada.
Washington. Los presidentes de México, Felipe Calderón, y de EE.UU., Barack Obama, acordaron que la cooperación bilateral en la lucha contra el crimen organizado se centren en cuatro ejes que se basan en el desmantelamiento de las capacidades de las organizaciones delictivas, fortalecer institucionalmente las entidades destinadas a combatir el crimen, desarrollar una frontera segura y competitiva, y construir comunidades fuertes y con alta cohesión social.
En el marco de la visita del mandatario mexicano a Washington, los jefes de Estado emitieron una declaración conjunta que aborda ámbitos como el medio ambiente, la economía y la situación regional, entre otros.
Respecto a la situación política de la región, el documento se refiere al caso de Honduras. Sobre ello, se sostiene que ambos presidente “reconocieron los importantes pasos que dicho país ha tomado desde la celebración de las elecciones en noviembre de 2009, para restaurar el orden democrático y constitucional después del golpe del 28 de junio de 2009, y manifestaron su apoyo al proceso de reconciliación nacional que se encuentra en curso y al pronto retorno de Honduras como Estado miembro pleno de la Organización de Estados Americanos y a todas las instituciones del Sistema Interamericano”.
El tema de la lucha conjunta contra el crimen organizado fue unas de las materias que generaron más expectativas.
Al respecto, ambos jefes de Estado fijaron que la cooperación debe centrarse en cuatro elementos.
Para desmantelar la capacidad de las organizaciones criminales se plantea debilitar sus capacidades operativas, logísticas y financieras.
En cuanto al robustecimiento institucional en las dependencias responsables de combatir al crimen organizado, se plantea la promoción del pleno respeto al Estado de Derecho, la protección de los derechos humanos y la participación activa de la sociedad civil.
Otro punto es desarrollar una frontera del siglo XXI segura y competitiva. Y el último objetivo es construir comunidades fuertes y con mayor cohesión social, para lo cual se requiere focalizar los esfuerzos en resolver de raíz las causas del crimen y la violencia, especialmente entre la juventud. Para ello se hará la promoción de una cultura de respeto a la ley, reducción del uso de drogas ilícitas y se buscará limitar el flujo de reclutas potenciales hacia los cárteles, entregando alternativas constructivas y legales para los más jóvenes.
Asimismo, los presidentes se comprometieron a trabajar de manera conjunta para combatir a los grupos del crimen organizado en la región fronteriza y a cooperar para promover la seguridad pública y la fortaleza social.
En este plano, también buscarán acercar a los pueblos e instituciones de ambos lados de nuestra frontera compartida.
Los mandatarios de México y Estados Unidos recibieron el informe de avances en la materia y en base a las tareas que se ejecutan para definir un plan de instrumentación bilateral, que incluya una hoja de ruta que defina los pasos a seguir y los criterios de evaluación para mediciones de las medidas.