En un emotivo discurso nocturno en televisión, tras una jornada de protestas fuera de su despacho, Mohamed Ghannouchi intentó distanciarse de Ben Ali y prometió capturarlo. Su ex aliado huyó a Arabia Saudita el 14 de enero.
Túnez. El primer ministro de Túnez prometió renunciar a la política después de las elecciones, un anuncio que busca calmar a los manifestantes que exigen que los remanentes de la vieja guardia abandonen el gobierno de coalición formado tras el derrocamiento del presidente.
Mohamed Ghannouchi, que hasta la semana pasada era primer ministro en el gobierno del derrocado mandatario Zine al-Abidine Ben Ali, mantuvo este sábado por la mañana reuniones de nivel ministerial en su despacho.
La policía acordonó la zona con alambres de púas, buscando evitar que se repitieran las protestas que parecieron haber sacudido al gobierno interino el día anterior.
En un emotivo discurso nocturno en televisión, tras una jornada de protestas fuera de su despacho, Mohamed Ghannouchi intentó distanciarse de Ben Ali y prometió capturarlo. Su ex aliado huyó a Arabia Saudita el 14 de enero.
"He vivido como los tunecinos y he tenido temores como los tunecinos", dijo, tratando de identificarse con los millones que sufrieron por la crisis económica y la política represión durante 24 años bajo el mandato de Ben Ali y su codicioso entorno familiar.
"Prometo detener toda mi actividad política después de mi periodo a cargo del Gobierno de transición", dijo Ghannouchi a los tunecinos.
Previamente, dijo que planeaba convocar pronto a comicios libres, pero los manifestantes han estado esperando garantías de que su revuelta, que conmovió a empobrecidas comunidades de países árabes, no terminaría con un simple recambio de la vieja guardia en el poder.
Los esfuerzos de miembros del ex partido gobernante, el RCD, por describirse como víctimas del antiguo gobierno y comprensivos con el enojo popular hacia Ben Ali se propagaron a otros sectores.
El viernes, la policía, cuyas filas alguna vez conformaron buena parte de la elite tunecina, abrazaron a los manifestantes y dijeron que también habían sido víctimas.
Las calles de la capital Túnez estaban en calma el sábado por la mañana, en la segunda de tres jornadas de duelo nacional declarado para conmemorar a decenas de manifestantes muertos en semanas de protestas que fueron llamadas "La revolución jazmín".
Ghannouchi prometió una compensación para los familiares de las víctimas de abusos a los derechos humanos.