Estados Unidos hizo entre 1946 y 1948 investigaciones sobre reacciones de medicamentos contra la sífilis, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual, inoculándolas en unos 1.500 guatemaltecos.
Ciudad de Guatemala. La Procuraduría de Derechos Humanos de Guatemala convocó este miércoles a los guatemaltecos que fueron contagiados por médicos estadounidenses con enfermedades de transmisión sexual en la década de 1940 a iniciar gestiones legales para obtener "reparaciones".
En un aviso pagado en la prensa, la Procuraduría pidió a los pacientes sobrevivientes de los experimentos o a sus familiares a que acudan a la institución para darles apoyo legal para "promover reclamaciones y reparaciones" por tales experimentos, que salieron a la luz hace unos días.
Los experimentos en humanos realizados por estadounidenses en Guatemala salieron a luz hace unos días por una investigación de la doctora Susan Reverby, del Wellesley College, quien descubrió los documentos en archivos del doctor John Cutler (fallecido en 2003), a cargo de los ensayos.
Cutler dirigió entre 1946 y 1948 investigaciones sobre reacciones de medicamentos contra la sífilis, gonorrea y otras enfermedades de transmisión sexual, inoculándolas a unos 1.500 guatemaltecos, sin que ellos lo supieran, para observar sus efectos.
La Procuraduría pidió también al presidente Álvaro Colom que asuma la "defensa de la dignidad nacional" por el daño causado por estos ensayos médicos.
"La Procuraduría de Derechos Humanos solicita al gobierno de Guatemala asumir la posición institucional que le corresponde en defensa de la dignidad nacional, por el daño causado a las víctimas, a sus familiares y al país", dijo la entidad.
Asimismo, solicitó al gobierno estadounidense de Barack Obama "hacer efectivo su ofrecimiento de desarrollar una investigación a fondo y resarcir a las víctimas y a sus familiares por el irreparable daño que les fue causado".
Colom conformó este lunes una comisión que investigará el caso. Uno de sus miembros, el presidente del Colegio de Médicos de Guatemala, Carlos Mejía, afirmó que "se trató de un estudio muy delicado, con experimentos tan similares a los de los nazis" con prisioneros en la Segunda Guerra Mundial.