Aunque las encuestas muestran a la oposición como el grupo político con la mayor intención de voto del país petrolero, el cisma podría restarle apoyo en las próximas elecciones, especialmente en las presidenciales del 2018 cuando el movimiento fundado por Hugo Chávez se jugará su permanencia.
Caracas/San Cristóbal, Venezuela. Unos están heridos, otros encarcelados y muchos huyeron al extranjero. Los seguidores de la oposición venezolana están cada vez más desmoralizados tras una sorpresiva victoria electoral del Gobierno que hizo aflorar las fricciones dentro de la coalición que se opone al presidente Nicolás Maduro.
Después de cuatro meses de protestas y violentos enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad, los manifestantes opositores abandonaron las calles con un saldo de más de 120 muertes, mientras que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se centró en las elecciones de gobernadores.
A pesar de que la oposición parecía encaminada a un triunfo contundente, considerando el descontento general producto de la crisis económica, la escasez de alimentos y medicinas y la inflación de tres dígitos, los gobernadores oficialistas ganaron 18 de las 23 gobernaciones en disputa.
El resultado dejó a muchos, especialmente a los jóvenes que estuvieron al frente de las refriegas, furiosos y desilusionados con los líderes de la oposición, que a su vez, tras la derrota han adelantado que deberán reagrupar su veintena de partidos.
Y aunque las encuestas muestran a la oposición como el grupo político con la mayor intención de voto del país petrolero, el cisma podría restarle apoyo en las próximas elecciones, especialmente en las presidenciales del 2018 cuando el movimiento fundado por Hugo Chávez se jugará su permanencia.
"Al final, nos sentimos traicionados", dijo Manuel Melo, diseñador gráfico de 21 años, quien perdió un riñón al ser golpeado por un cañón de agua durante las manifestaciones que azotaron al país entre abril y julio.
"La MUD está jugando al mismo juego del Gobierno. Nos sacan a las calles y nos manejan a su antojo, el primer error es seguir a la MUD", sentenció, sentado en su pequeña habitación en un barrio pobre de la capital Caracas, donde una máscara antigás colgaba sobre su cama.
Antes de los comicios, muchos opositores como Melo se habían opuesto vigorosamente a participar, poniendo en duda la neutralidad del árbitro electoral y sus condiciones, y además alegando que la votación legitimaba lo que denuncian es una dictadura.
La desconfianza entre los detractores de Maduro aumentó esta semana, cuando cuatro de los cinco gobernadores de la oposición que resultaron ganadores rompieron con la alianza, para juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente un órgano legislativo progubernamental.
Esto trajo múltiples recriminaciones internas a uno de los partidos más antiguos del país y que abanderó a estos gobernadores, Acción Democrática (AD), pero luego de la juramentación los expulsó.
"Me siento desanimado porque tantas protestas y todo quedó igual con estas elecciones", dijo Javier Lara, un estudiante de 18 años, que presenció la muerte de un compañero durante un enfrentamiento con las fuerzas de la seguridad, en la ciudad de San Cristóbal, cerca de la frontera con Colombia.
Al igual que muchos jóvenes venezolanos, Lara ahora planea irse al extranjero, en su caso a Perú, y lo más pronto posible.
"Son unos vendidos", dijo hablando sobre la MUD.
"Sacar el tumor". Ante este panorama, la MUD, también conocida como la "Unidad", se encuentra en crisis.
Su estrategia de denunciar fraude e impugnar las elecciones no resultó, lo que les ha valido montañas de recriminaciones y luchas internas que se han hecho muy visibles.
Tras la derrota, los atónitos líderes de la oposición ni siquiera se pusieron de acuerdo sobre las pruebas del supuesto fraude. Algunos se negaron a aceptar los resultados de las elecciones, mientras otros admitieron públicamente la derrota.
"Llegó el momento de sacar el tumor", dijo el martes Henrique Capriles, líder de la coalición y fundador del partido Primero Justicia, refiriéndose a la reformulación de la MUD.
"Llegó el momento de darle la cura al paciente que es nuestra Venezuela", agregó, mientras advirtió que no permanecerá en la unidad, mientras Henry Ramos, presidente de Acción Democrática, la integre.
Para mantener vivas las tensiones entre sus enemigos, Maduro a diario durante sus largos discursos asegura que la "paz" se ha impuesto y que un complot respaldado por Estados Unidos para derrocarlo ha sido derrotado.
En un intento por profundizar las fisuras, Maduro instó a Ramos, que se ha constituido como una figura controversial para los partidarios de la oposición, especialmente entre los jóvenes, a presentarse como candidato a las elecciones presidenciales.
"¡Prepárense para 2018, los estoy esperando!", dijo Maduro el lunes.