"Apoyar un golpe de Estado anticonstitucional es precisamente una manera de resolver por la fuerza las disputas", dijo Putin en clara alusión al respaldo occidental a la salida del presidente ucraniano Yanukóvich. Sin embargo, dice que no le interesa revivir un conflicto global.
San Petersburgo (Rusia). El presidente de Rusia, Vladímir Putin, aseguró este sábado que no cree que la crisis ucraniana pueda desatar una nueva "guerra fría", pues "nadie está interesado en ello".
"No quisiera creer que es el comienzo de una nueva 'guerra fría', nadie está interesado en ello, y no creo que llegue a ocurrir", dijo el jefe del Kremlin en una entrevista con los presidentes de doce agencias internacionales de prensa.
Por el contrario, Putin expresó su esperanza de que la crisis ucraniana será "un precedente que, aunque con consecuencias negativas, servirá para revivir una actitud honesta hacia las normas del derecho internacional".
En su opinión, la crisis ucraniana permitirá recuperar la "práctica de conciliar posiciones y tener en cuenta los intereses legítimos de las partes en los procesos de negociaciones, sin usar ningún método de fuerza para resolver las disputas".
"El apoyo a un golpe de Estado anticonstitucional es precisamente una manera de resolver por la fuerza las disputas", dijo Putin en alusión al respaldo occidental a las fuerzas que depusieron en febrero pasado al presidente ucraniano Víktor Yanukóvich.
Reiteró que Rusia respetará los resultados de las elecciones presidenciales ucranianas de este domingo y que Moscú trabajará con las estructuras de poder que surjan de esos comicios.
Insistió, sin embargo, en que "hubiera sido más lógico celebrar primero un referéndum, aprobar una Constitución y, en base a esa ley fundamental, llevar a cabo las elecciones".
"Ahora (en Kiev) dicen que después adoptarán una nueva Constitución. Si es así, el nuevo presidente podría ser una figura de transición o por el contrario, podría acumular el máximo de facultades", indicó el presidente ruso.
En uno u otro caso, advirtió, se producirá un "agudizamiento de la lucha política interna" en Ucrania.