Hay quienes dicen que si gana el candidato republicano se va a desatar una guerra y hasta quienes aseguran que es el Anticristo.
Si uno busca en Google “Trump Fin Del Mundo” , aparecen 1.570.000 resultados; si pone “Apocalipsis Trump”, le salen 470 mil resultados. Y si escribe, en cambio, “Trump Anticristo”, le salen 156 mil. Y salen videos, reportajes, textos de todo tipo. Al igual que declaraciones de todo tipo de personas, empresarios, actores, diciendo que, si el republicano llega a la Presidencia, va a ser “el fin del mundo” . Hay desde teorías de la conspiración hasta advertencias de todo tipo. Que su posible llegada a la Casa Blanca causaría una recesión global, que desataría una guerra nuclear, que se vengaría de quienes lo criticaron metiéndolos a la cárcel.
Por ejemplo, de acuerdo con expertos del Citigroup, la victoria de Trump “podría reducir el crecimiento del PIB global alrededor de 0,7 y 0,8” puntos porcentuales, arrastrando “al PIB por debajo del punto de referencia para una recesión global”. Una conclusión similar a la de la calificadora de riesgo Moody’s, la cual, por solicitud del Washington Post, hizo un pronóstico de lo que pasaría con la economía estadounidense si gana Trump.
“La economía sería un 4,6% menor, a finales de 2019, si Estados Unidos impone aranceles a China y México. Se prevé que la creación de empleos sería de siete millones de puestos más baja y la tasa de desempleo alcanzaría un 9,5% a mediados de 2019. El déficit del presupuesto federal llegaría a ser un 60% más grande”, dijo.
De hecho, algunos mercados ya han dejado en evidencia su miedo a la posible llegada de Trump a la Casa Blanca. La Bolsa de Nueva York lleva casi una semana cerrando en rojo. Incluso ese miedo ha afectado los precios de productos como el maíz y la soja y hasta el del petróleo.
Pero, para muchos, el mayor riesgo de una posible elección de Donald Trump sería una guerra nuclear. Tres exdirectores de la CIA –Michael Hayden, Leon Panetta y Michael Morell– han criticado a Trump, asegurando que no está preparado para ser presidente y que, incluso, sería un peligro. Panetta, por ejemplo, sostuvo: “No podemos darnos el lujo de tener un dedo errático sobre nuestras armas nucleares” .
Morell, por su parte, dijo, en agosto pasado: “En mis 40 años como elector, he tirado de la palanca para los candidatos de ambos partidos. Pero hoy tengo que decir que, el 8 de noviembre, votaré por Hillary Clinton, porque ella es la más calificada para el cargo y porque el señor Donald Trump no sólo no está calificado, sino que es una amenaza para la seguridad nacional” .
Aunque suene disparatado, la posibilidad de que Trump recurra a armas nucleares no es descabellada y él mismo nunca ha despejado las dudas sobre lo que haría con los códigos para la activación del arsenal del que disponen los Estados Unidos.
Algunos han desestimado muchos de estos cuestionamientos y las teorías conspirativas que han surgido alrededor de una posible victoria de Donald Trump; otros han recordado que, cuando Ronald Reagan ganó, también hubo cierto nerviosismo, debido a que, por su pasado como actor, se creía que no estaba preparado para ser presidente. Aunque, valga decirlo, entre Reagan y Trump hay unas cuantas diferencias.
Al final, mucho del miedo que ha suscitado Trump se debe, precisamente, a lo imprevisible que es. Un día dice una cosa y otro día otra. Y, a veces, se rectifica, asegurando que lo que había dicho era en broma, que no hablaba en serio, o que fue malinterpretado por los medios de comunicación que, ha dicho, están en su contra.
Por ejemplo , en agosto pasado, cuando casi amenazó de muerte a Clinton. En ese momento dijo que Clinton quería abolir la Segunda Enmienda, que le permite a los ciudadanos portar armas y que, “si le toca elegir sus jueces (en referencia a los jueces de la Corte Suprema), no hay nada que puedan hacer, amigos. Aunque la gente de la Segunda Enmienda, quizá sí” .
Por su comentario, recibió críticas, incluso de algunos de sus copartidarios, como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien sostuvo al respecto que parecían “una broma de mal gusto. Espero que recapacite cuanto antes. No he escuchado su comentario pero me han contado lo que ha dicho” .
A las pocas horas, el mismo Trump aclaró lo que había dicho. Dijo que sus palabras no eran una incitación a la violencia, que se refería al “poder que tienen los partidarios de la Segunda Enmienda. Deben organizarse y votar para salvar nuestra Constitución. Si Hillary Clinton sale elegida, acabará aboliendo la Segunda Enmienda” .
O, por ejemplo, cuando le dijo a Clinton, durante un debate, que la iba a meter a la cárcel. Algunos republicanos aseguraron que Trump no hablaba del todo en serio. Pero Trump nunca desmintió esta amenaza, algo sin precedentes en los Estados Unidos.
También cuando puso en duda si aceptaría los resultados de las elecciones del próximo 8 de noviembre. Varios de sus copartidarios, incluido su candidato a vicepresidente, Mike Pence, tuvieron que salir a calmar las aguas y decir que, pasara lo que pasara, iban a reconocer los resultados.
Luego, el mismo Trump los desmintió, diciendo que lo iba a hacer sólo si ganaba. Mejor dicho: dudas y más dudas. Y es que, al final, el mayor temor a una posible victoria de Donald Trump se puede reducir a un “todo lo que puede pasar si Donald Trump gana” , un caldo de cultivo para cuanta teoría de la conspiración se puedan inventar. Y es que, en realidad, es mucho lo que puede pasar.