Posibles cambios en la ruta del narcotráfico hacia Norteamérica, el desplazamiento de la violencia por parte de nuevos grupos criminales y nuevas estrategias del gobierno son parte de las tendencias que detalla el jefe de ONU contra la Droga y el Crimen de México, Antonio Mazzitelli.
El permanente flagelo del narcotráfico y el crimen organizado que azota a México son materia de preocupación regional en el continente americano. Esta nación es parte clave y cabeza de una zona donde se comercializa droga en varios países, lo que ha originado rutas ilícitas hacia los Estados Unidos y Europa, máximos consumidores y demandantes de estas sustancias.
Sin embargo, la lucha que el gobierno mexicano ha declarado a esta amenaza y las nuevas estrategias de los grupos criminales parecen estar cambiando el panorama. Eso es lo que sugiere el jefe regional de la ONU para México contra la Droga y el Delito, Antonio Mazzitelli, quien comenta a AméricaEconomía.com que “México está viviendo otra etapa del desarrollo de la evolución del fenómeno criminal. Esto implica una reducción de la violencia, y un desplazamiento de ella hacia otros territorios que antes no estaban entre los focos rojos de la violencia”.
Otro aspecto significativo que resalta es la notable disminución de las incautaciones de cocaína registradas en el país. Según indica el representante de la ONU, éstas han pasado en 2012 de 25 a 3,5 toneladas. No obstante, no existen certezas y se desconoce si es que este factor se debe a “un cambio en las rutas utilizadas por el tráfico de drogas o a una reducción del uso de la ruta centroamericana -en particular mexicana-, y la apertura de nuevas rutas, que no necesariamente pasan por México”.
El problema persiste. No obstante, esta señal dista de ser positiva o tranquilizadora, pues a la vez Mazzitelli advierte que el desplazamiento de la violencia y la posible disminución del uso de las rutas ha provocado que grupos criminales más pequeños hayan comenzado a operar y tomar control del territorio, sin estar tan orientados al negocio de las drogas. Se trata de criminales más inexpertos, pero mucho más violentos, los que habrían sido brazos armados de los grandes carteles, para luego desprenderse. Fenómeno que Mazzitelli grafica como “los grandes carnívoros o dinosaurios, cuando menos comida hay, más violentos se vuelven, hasta, probablemente, la desaparición de los grandes carnívoros y el crecimiento de los más chicos, en términos numéricos”.
A esta grave situación, que se constituye como el problema más importante del momento -el control del territorio de parte de los criminales-, se le debe agregar un permanente y traumático fenómeno que México no ha podido superar: la infiltración de estos grupos en las corporaciones policiacas.
El jefe regional ONU resalta que la clave para enfrentar esta problemática, que también la está trabajando el gobierno de Enrique Peña Nieto, está en “empoderar a los municipios y fortalecer el aparato preventivo; en particular, me refiero a las policías locales. México tiene más de 4.000 corporaciones policiacas, siendo un Estado federal. Entonces, fortalecer estas corporaciones, profesionalizar el trabajo de la policía y empoderar a los municipios, es seguramente un paso adelante”.
Estrategia de guerra. Consultado respecto al modo en que se deben seguir combatiendo estos crímenes, y su evaluación de lo que se ha hecho, Mazzitelli es cauteloso, pese a que la política que definió el presidente Felipe Calderón, respecto a declarar la guerra al narcotráfico, ha sido cuestionada y criticada ampliamente. Mientras las muertes atribuidas oficialmente a esta guerra superan las 85 mil, otros calculan que ya superan las 250.000.
-¿Considera que la política, decretada por el ex presidente Calderón, dio resultados?
-Seguramente, lo que hizo el presidente Calderón fue tratar de reconquistar el territorio y operar en un contexto donde ya la violencia empezaba a manifestarse en toda su crueldad. En ese contexto y frente a una situación de violencia que ya empezaba a desbordarse, el presidente Calderón ha tomado decisiones importantes, movilizando como sabemos muy bien las fuerzas disponibles como el ejército, la marina y fortalecer de manera importante el aparato federal, a través de la creación de una nueva policía federal.
-¿Sigue siendo esa la estrategia adecuada para los próximos años?
-Lo ha sido seguramente cuando fue diseñada. Además, esa estrategia se ha modificado en el curso de los años, pero insisto: las inversiones se han enfocado en lo que es la reconstrucción del tejido social. Una cuerda importante de esta es el caso de Ciudad Juárez, que hoy vive un renacimiento con tasas de homicidio comparadas con las que tenía en 2006/2007. Hoy en día se necesita construir sobre lo que se hizo en el pasado y mirar hacia adelante y aprovechar las inversiones hechas para empezar a trabajar temas que en una situación reactiva de emergencia no han podido ser desarrolladas, como la inversiones sociales y la prevención del crimen.
-Finalmente, ¿qué le parecen los planteamientos que sugieren al Estado como un regulador del mercado de las drogas, tomando el control de compradores y/o cobrando impuestos?
-El problema del consumo de drogas, si miramos a los mercados desarrollados, por ejemplo, en Estados Unidos, la segunda droga más abusada que ha causado más de 20 mil muertos en el último año, son los productos farmacéuticos, que son regulados y se compran en farmacias, primero. Segundo, en México, una de las drogas más abusadas y peligrosas para los jóvenes son los solventes, que producen sobre todo en sus usuarios, que son jóvenes menores de 18 años, problemas muy serios al desarrollo del cerebro. Por último, las convenciones internacionales prevén, no la prohibición, sino la regulación. El opio se cultiva y comercializa y está disponible en muchísimas preparaciones farmacéuticas. El principio de las convenciones es que las drogas son peligrosas y por esto hay que reglamentarlas bajo control médico, como los antibióticos. Lo que las convenciones prohíben es el comercio de drogas con fines recreativos.