El hallazgo de los caballos del artista nazi Josef Thorak abre la pregunta de cómo actuar ante el arte del nacionalsocialismo. ¿Debería exponerse en un museo?
La policía criminal de Berlín hizo recientemente un espectacular hallazgo. Durante una operación simultánea en varios estados, en un sótano de la ciudad de Bad Dürkheim descubrieron una obra monumental con dos enormes caballos de bronce de Josef Thorak, esculturas de Fritz Klimsch y un relieve espectacular de Arno Breker. Todos ellos artistas favorecidos por Adolf Hitler. Sin embargo, esta vez no se trataba de obras robadas, sino de obras hechas por encargo o usadas para propaganda.
Los trabajos encontrados probablemente estaban ahora destinados a la venta en el mercado negro. “El arte del nacionalsocialismo no es parte del mercado oficial”, aclara el experto en arte Christian Fuhrmeister, del Instituto de Historia del arte. Aparte de obras muy puntuales, el público no tiene acceso a obras del régimen nazi. “Aunque hay coleccionistas privados aficionados en Alemania, EE.UU. y Rusia”, reconoce el historiador. Por otra parte, seguir el rastro a obras desaparecidas de los nazis “es como un trabajo de detectives”, aclara el experto.
Cuando hablamos de arte nazi hablamos de un concepto muy amplio. Además de obras propagandísticas que glorifican al trabajador o al soldado, también hay naturalezas muertas, animales o retratos. “La ciencia no se ocupó lo suficiente del tema”, lamenta Fuhrmeister: “Unos dicen que es kitsch y otros que es propaganda. Pero nadie lo reconoce como arte”. Una tendencia que cambió un poco en los últimos diez años.
Sobre todo, no esconderlo. Ante el hallazgo, ahora la pregunta es: ¿Cómo reaccionar ante al arte nazi? Sobre todo, no esconderlo, aclara Fuhrmeister. Todo lo que se esconde implica fascinación y genera mitos y leyendas. “Hay que desmitificar y dejar de demonizarlo”, continúa el historiador. La mayoría relaciona este tipo de arte con el nacionalsocialismo, pero solo el 3% de las obras se refieren a propaganda, guerra o temas militares.
La Pinakothek der Moderne de Múnich es una de las pocas instituciones que respondió a esta pregunta. En su actual exposición muestra obras calificadas como decadentes por los nazis al lado de otros trabajos de pintores hechos por encargo del nacionalsocialismo, entendiendo a estos últimos no como arte sino como documentos históricos. La exposición recuerda, en la forma, a la Gran Exposición Alemana de Arte de 1937, donde por primera se realizó una confrontación entre el arte que los nazis consideraban decadente y el arte conforme al régimen. Abandonar estas obras en la bodega sería un error para la Pinacoteca. Hay saber enfrentarse a su propia historia. Además, “al igual que el caso Gurlitt, este descubrimiento quizás sirva para impulsar una discusión sobre el arte de entre 1930 y 1940”, apunta Fuhrmeister: “70 años después podríamos analizar muchos aspectos del arte del nacionalsocialismo”.