Tres analistas exponen sus visiones sobre las repercusiones que sufriría la economía venezolana si el mandatario fallece en los próximos días, aquejado de un cáncer que lo mantiene hospitalizado en Cuba.
La duda ronda en Venezuela. El estado de salud del presidente Hugo Chávez es un enigma que mantiene expectante no sólo al país, sino también a la región, porque el fallecimiento del mandatario que ha permanecido 14 años en el poder, traería consigo repercusiones no sólo políticas, sino también económicas.
De acuerdo a lo informado por el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, en la página oficial del gobierno, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 5,2% durante el tercer trimestre de 2012, lo que le permitió al país alcanzar su octavo trimestre consecutivo de expansión económica. Sin embargo, el año culminó con un acentuado déficit fiscal y con la política cambiaria en crisis. Esa es la realidad de Venezuela. Pero una eventual muerte del mandatario, producto del cáncer que padece, ¿tendría un efecto positivo para la economía del país, o potenciaría su demacrado aspecto?
Ante la encrucijada, Jennifer Cyr, profesora de Ciencias Políticas y de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Arizona, prevé que la evolución de la economía, en el mediano y largo plazo, dependerá de dos factores: quién suceda a Chávez y de si se puede diversificar la economía venezolana, la cual se basa casi exclusivamente en la exportación de petróleo.
Sin embargo, las repercusiones de una eventual muerte serían inevitables y éstas podrían advertirse principalmente en tres ámbitos: en el comportamiento de la moneda, en la inversión y el sector productivo.
“La posibilidad de una devaluación del bolívar podría darse en caso de que Chávez deje el poder, ya que el mecanismo de control está estructurado en base a complejas relaciones de poder cívico-militar que sólo pueden ser controladas por él, y frente al dilema de devaluar o intentar controlar esa compleja trama de influencias, un próximo presidente oficialista con necesidad de resolver problemas estructurales en plazos reducidos podría optar por devaluar, con el fin de delegar responsabilidades en los ministros y el Banco Central”, explica Luis Mauricio Phelan, cientista político de la Universidad Central de Venezuela, quien agrega que "un eventual presidente opositor llevaría a cabo una devaluación sí o sí; el propio Capriles lo manifestó en su campaña, señalando que haría una liberación progresiva del mercado de divisas".
En cuanto a la inversión, Phelan detalla que desde que el presidente reconoció su enfermedad, los bonos de Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) aumentaron su valor en el mercado internacional. “Con esto podría interpretarse que el miedo a la inversión pasa necesariamente por el factor Chávez (...) Podría existir la percepción que bajo un gobierno sin Chávez estas expropiaciones y las trabas a la productividad podrían mermar o sencillamente desaparecer”.
Por su parte, el politólogo y profesor de Historia y Política de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Sebastián Cova, expresa que a su juicio lo más probable es que el Riesgo País de Venezuela baje algunos puntos, como ya sucedió en junio de 2011, cuando se supo de la enfermedad de Chávez.
Además, sostiene que los bonos que se cotizan en las bolsas del mundo subirán, tal como ya está pasando. “Ello le daría un necesario respiro a los jerarcas del nuevo chavismo-sin-Chávez, para poder llegar a la elección, la cual es de suponer que la querrán temprano”, acotó.
Acciones. La historia bursátil de Venezuela, durante el gobierno de Chávez, se dividiría en tres grandes períodos, según explica Cava. De 1999 a 2003, fue una bolsa latinoamericana como cualquier otra, globalizada y con sus altos y bajos. En enero de 2003, tuvo un boom cuando el control de cambio fue introducido como respuesta al paro petrolero, y entre 2009 y 2010, cuando se creó una bolsa pública del gobierno, para monopolizar el cambio paralelo de dólares. “El mercado bursátil venezolano quedó mayormente de adorno, en el que no se negocian mayores cosas”, resalta.
Sin embargo, desde el anuncio de la enfermedad de Chávez, los bonos y acciones de Pdvsa han comenzado a cotizarse al alza, debido a que el país es una economía rentista, por lo que a medida que la petrolera incremente su valor, podría arrastrar a otras acciones al alza, según explica Phelan.
“En cuanto a la reincorporación de los accionistas o ingreso de nuevos, dependerá exclusivamente de nuevas políticas financieras que permitan valorizar el ahorro y el crecimiento de las industrias; incluso con la derogación de procedimientos burocráticos. La disminución de conflictividad política es también un factor importante para la cotización de las acciones, algo que con la muerte de Chávez podría beneficiarse”, agrega.
La región. Los tres analistas coinciden en que los acuerdos económicos y comerciales deberían permanecer igual ante un eventual fallecimiento de Hugo Chávez, o bien, si asume otro gobierno oficialista o uno nuevo de oposición.
No obstante, para Phelan algo distinto ocurriría con la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), dado que “podría peligrar su continuidad en un gobierno opositor, para quienes este acuerdo multilateral se sustenta sobre las dádivas de petróleo venezolano. No obstante, en un eventual gobierno oficialista, presidido por Nicolás Maduro, estos acuerdos podrían tomar mayor relevancia política, debido a que fue él mismo quien los impulsó cuando ocupaba el puesto de canciller”.
En cuanto a los acuerdos comerciales bilaterales, para Phelan todo dependerá del próximo gobierno y de la evaluación que realice, dado que “hoy en día existen acuerdos comerciales de complementación con países como Irán o Bielorrusia que podrían ser proscritos en un gobierno opositor. Otros acuerdos, como con Brasil o China, independientemente de quien gobierne, continuarían desarrollándose”.
Similar suerte a los mencionados al comienzo podrían tener los acuerdos que se han suscrito con Cuba, Nicaragua y Bolivia, ya que según Cova son de naturaleza política, cuasi clientelar por el envío de dinero por parte de Venezuela a esas tres naciones, por lo que es probable que desaparezcan o se retrasen.
Déficit fiscal. Ante este punto, las opiniones están dividas, dado que Cyr es más tajante al afirmar que no prevé una pronta salida al déficit fiscal, mientras que para Phelan las posibilidades de revertirlo aumentan en la medida en que el próximo gobierno sea de oposición.
Ambos concuerdan, eso sí, que el futuro del déficit dependerá de cómo se reduzcan los gastos sociales, aunque la profesora de la Universidad de Arizona agrega que otro factor a considerar es cómo se soluciona el problema de la ineficiencia en el sector petrolero, dado que Pdvsa no produce a toda capacidad.
A pesar de las conjeturas, el rumbo que podría tomar la economía venezolana es incierto y en gran parte comenzará a aclararse el 10 de enero, cuando se cumple el plazo para realizar la asunción presidencial.