Sin experiencia política, ni plan de Gobierno, Morales prometió sacar a la mayor economía de Centroamérica de su peor crisis institucional.
Para llegar a la presidencia, el actor cómico Jimmy Morales echó mano a los chistes y a los pasajes bíblicos a fin de explotar al máximo el descrédito de la elite política de Guatemala, hundida en una ola de escándalos de corrupción.
Pero ahora tiene el reto de gobernar un país que no está para bromas.
Sin experiencia política, ni plan de Gobierno, Morales prometió sacar a la mayor economía de Centroamérica de su peor crisis institucional en décadas a la cabeza del Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) una heterogénea alianza de militares e izquierdistas.
"No hay ninguna estructura detrás de nosotros", ha asegurado Morales, insistiendo en que en el 2013 refundó con docentes, profesionales, empresarios y viejos amigos el FCN, que había sido creado por veteranos de las Fuerzas Armadas, una polémica institución acusada de masacres durante la guerra civil.
Sin embargo, algunos militares retirados serán clave para su gestión, como el teniente coronel retirado Edgar Ovalle, quien liderará a los 11 diputados de su débil bancada en el Congreso.
Ovalle, uno de los fundadores del FCN, tuvo puestos estratégicos en el Ejército entre 1981 y 1983, período en el que se realizaron matanzas en pueblos enteros en medio de la lucha contrainsurgente, pero no tiene récord en política.
"Su futuro dependerá mucho de sus operadores políticos. La gran incógnita es cómo será su relación con el Congreso, porque es un ente muy poderoso, que maneja presupuesto y puede bloquear iniciativas y leyes que necesita para aplicar sus programas", dijo el sociólogo y analista político Gustavo Berganza.
Pero Morales, admirador del ex presidente uruguayo José Mujica, también fichó a un grupo de intelectuales progresistas para su apuesta "antipolítica" y su vicepresidente será Jafeth Cabrera, médico y ex rector de la Universidad de San Carlos, al que define como "un hombre de izquierda".
Declarado "nacionalista cristiano", a favor de la pena de muerte y en contra del aborto, el matrimonio homosexual y la legalización de las drogas en un país profundamente religioso, Morales no ha dado más nombres de quién lo acompañará en su gabinete cuando asuma oficialmente en enero.
"Estoy consciente que el reto es enorme, pero no podrá ser mayor a la voluntad de un pueblo que está dispuesto al cambio", dijo el candidato en su página de Facebook poco antes de conocerse los resultados que le otorgaron una aplastante victoria frente a la ex primera dama Sandra Torres.
"El camino apenas empieza", agregó.
FUROR ANTICORRUPCIÓN
El candidato revelación arrancó la primera vuelta en el vagón de cola de los sondeos y acabó liderando el pelotón de 14 candidatos impulsado por el mismo voto castigo que lo llevó a derrotar a Torres en el balotaje.
La caída en desgracia de los políticos tradicionales hizo de la falta de experiencia su punto fuerte, tras las pesquisas que llevaron al ex mandatario Otto Pérez Molina a la prisión, acusado de liderar un masivo fraude aduanero con ayuda de su vicepresidenta y varios altos funcionarios.
Muchos dudan sobre si un hombre que hasta hace un año se ganaba la vida haciendo bromas sobre comer condones como fallido método anticonceptivo tendrá la capacidad de dar estabilidad al Gobierno, con un programa de apenas seis páginas que no detalla cómo cumplirá sus promesas en salud, educación y justicia.
"Puertas abiertas y auditoría de todo. En las instituciones, en justicia, en la policía, en las aduanas", prometió Morales, evangélico bautista y con estudios de teología, en una entrevista con Reuters el mes pasado.
Casado y con cuatro hijos, el artista buscó conectar con la mayoría pobre del país, con su historia niño humilde y madre viuda, a la que prometió poner fin a la corrupción reforzando la Fiscalía y renovando a la CICIG, el ente internacional que lideró las investigaciones contra Pérez Molina.
En la lid electoral, Morales desplegó todo el "savoir faire" acumulado en dos décadas en televisión, donde logró un modesto éxito con un programa de parodias de bajo presupuesto y chistes soeces disfrazado de vaquero, gánster y agente secreto.
Y, al mismo tiempo, quiso mostrar su ejemplo de éxito profesional, que lo llevó de vender plátanos y ropa usada en mercados populares a tener su productora, como prueba de que puede dirigir la mayor economía de Centroamérica.
"Un hombre solo no puede resolver los problemas del país. Yo no tengo una varita mágica ¿Quieren ustedes un presidente comprometido? Yo quiero un pueblo comprometido, porque sino no vamos a salir del agujero en el que estamos", dijo durante la campaña.