El presidente ecuatoriano insistió en que lo sucedido fue un intento de golpe de Estado, reconoció que temió por su vida y dijo que no puede descartar la posibilidad de que entidades estadounidenses “con agenda propia” hayan estado involucradas.
Quito. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó que la sublevación de los policías que debió enfrentar en septiembre del año pasado fue inducido, y que, de acuerdo a informes de inteligencia, fue planificado con tres semanas de anticipación.
En una entrevista concedida a Le Monde Diplomatique, describió que los insurgentes “trataron de tomar canales de televisión, tomaron el aeropuerto. Luego, pese a la violencia de los hechos, enseguida pidieron amnistía para todos los insubordinados. La oposición, reunida en un hotel de Quito, celebrando ya la caída del gobierno”.
Explicó que “las informaciones de inteligencia posteriores me indican que eso fue planificado con tres semanas de anticipación. Lo que alteró todo el programa fue que me presenté en el Regimiento Quito y fui capturado. Pero la idea era sembrar el caos, durante dos o tres días, hasta que el gobierno cayese. No nos queda la menor duda de que fue un intento de Golpe de Estado, de conspiración, de desestabilización”, dijo la Agencia Andes.
A juicio del mandatario, no fue una imprudencia presentarse en el regimiento Quito Nº 1 cuando se iniciaban los incidentes. “Fui personalmente a conversar, consensuar, explicar. Pero cuando llegamos, nos dimos enseguida cuenta de que se trataba de una trampa política”, recuerda.
Dijo que al principio no temió por su vida, pero que cuando vio que individuos intentaron entrar al hospital militar donde se encontraba sintió miedo.
Añadió que “yo tenía todavía una reducida seguridad, cuatro o cinco personas que estaban dispuestas a dar la vida por el Presidente. En un momento determinado, (individuos) tratan de ingresar al tercer piso para tumbar la puerta, a tal punto que yo pido una pistola también para defenderme… Aunque yo no sé disparar, pero tampoco iba a permitir que me asesinasen tan fácilmente esos sanguinarios”.
Admitió que en ese momento “por supuesto que ahí sentimos que estaban en peligro nuestras vidas… Como también cuando trataron de rescatarnos. Se fueron las luces, empezó el tiroteo, y sentíamos las balas encima de nuestras cabezas”.
Si bien afirmó que hubo solidaridad de parte del departamento de Estado de EE.UU. frente a lo que estaba sucediendo, no descartó la posibilidad de que entidades “como la CIA y todas estas agencias (que) actúan con agenda propia”, hayan estado involucradas. “Eso no lo podemos excluir”, indicó.
Según Correa, en EE.UU. “hay todos estos grupos de extrema derecha, estas fundaciones que financian a los grupos que conspiran contra nuestro gobierno, les pasan dinero en forma camuflada, capacitaciones, unos nombres rimbombantes que, finalmente, financian a grupos opositores al gobierno y a muchos conspiradores”.
Insistió que en los hechos de septiembre está involucrado Lucio Gutiérrez, pero reconoció que “es difícil poder probarlo en un proceso judicial. Pero las pruebas, para alguien con elemental lógica, están ahí”.