El presidente del Gobierno español visitó Barcelona por primera vez desde la aplicación del 155 y pidió a las empresas que no abandonen Cataluña.
Barcelona. En su primera visita a Cataluña desde que se aplicó el artículo 155 de la Constitución y se destituyó al Govern y al Parlament, el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, hizo un llamado a la ciudadanía a participar en las elecciones autonómicas convocadas para el próximo 21 de diciembre, y defendió el uso del polémico artículo –utilizado por vez primera en 40 años– argumentando que había que poner "fin” al delirio de los independentistas.
"Queremos que el 21 de diciembre haya una votación masiva para poner en marcha una nueva etapa política de normalidad, que dé a todos seguridad y certeza, que es lo que quiere la gente, y con razón", señaló este domingo Rajoy durante la presentación de Xavier García Albiol como primer candidato de su Partido Popular (PP, conservador) en los comicios.
Rajoy, que apeló a la "mayoría silenciosa” no independentista de Cataluña para que "convierta su voz en voto”, defendió con fuerza la aplicación del 155. "Hemos hecho exactamente lo mismo que haría cualquier país de nuestro entorno que se tenga respeto a sí mismo", sostuvo en un discurso ovacionado en varios momentos. "¿Qué harían Francia o Alemania si una región organizara un referéndum secesionista y dejara de cumplir la Constitución?", preguntó.
La mentira de la inversión. Asimismo, el dirigente español llamó a todas las personas del país a seguir comprando y consumiendo productos catalanes, y que "no dejen de hacerlo nunca”, haciendo mención del "desplome de las ventas y la anulación de reservas turísticas” en la región que ha significado un "frenado en seco” de la pujante economía catalana. También pidió a las empresas que están en la región a que sigan en la comunidad.
Para Rajoy, es urgente "devolver la normalidad a Cataluña, y hacerlo cuanto antes. Hay que recuperar a Cataluña de los estragos separatistas, que han sido muchos”. Para el jefe del Ejecutivo, una de las "peores mentiras" del independentismo ha sido la de asegurar que los bancos y las empresas estarían "encantados de invertir" en una Cataluña independiente y que la economía no se vería afectada.