Luego de que el ex ministro de Relaciones Exteriores de Libia, Moussa Koussa, llegó a Gran Bretaña, Londres instó a otros en torno a Gaddafi a seguir sus pasos. "Gaddafi debe estar preguntándose quién será el próximo en abandonarlo", sostuvo el secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, William Hague.
Trípoli. Rebeldes celebraron la deserción de un ministro libio como una señal de que el gobierno de Muammar Gaddafi se está desmoronando, pero funcionarios estadounidenses advirtieron que está lejos de haber sido derrotado y dejaron en claro que temen una participación en otra dolorosa guerra.
Luego de que el ex ministro de Relaciones Exteriores de Libia, Moussa Koussa, llegó a Gran Bretaña, Londres instó a otros en torno a Gaddafi a seguir sus pasos.
"Gaddafi debe estar preguntándose quién será el próximo en abandonarlo", sostuvo el secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, William Hague.
Poco después, el ex canciller libio Ali Abdussalam Treki, nombrado por Gaddafi para reemplazar al embajador ante Naciones Unidas que renunció en febrero, rechazó el puesto y condenó el "derramamiento de sangre" en Libia.
Pero los reportes de deserciones de más asesores de alto rango de Gaddafi siguen sin ser confirmados.
El funcionario petrolero de alto rango Shokri Ghanem, al ser consultado sobre un reporte de Al Jazeera que indicó que él era uno de varios que habían huido hacia Túnez, dijo a Reuters por teléfono el jueves: "Eso no es cierto, estoy en mi oficina y apareceré en televisión en unos pocos minutos".
La deserción de Koussa, sin embargo, aumentó el optimismo de combatientes rebeldes, que debieron emprender una apresurada retirada tras un contraataque de las fuerzas de Gaddafi.
"Estamos comenzando a ver el desmoronamiento del régimen de Gaddafi", dijo el portavoz rebelde Mustafa Gheriani en la ciudad oriental de Bengasi.
Sin embargo, pese a casi dos semanas de ataques aéreos de Occidente, las tropas de Gaddafi han utilizado armas y tácticas superiores en los últimos días para hacer replegarse a los rebeldes que intentan avanzar hacia el oeste, a lo largo de la costa desde su bastión oriental de Bengasi camino a la capital, Trípoli.
La noticia de que el presidente Barack Obama habría autorizado operaciones encubiertas en Libia elevó la posibilidad de un mayor apoyo para los rebeldes.
La orden de Obama podría alarmar más a los países que ya temen que los ataques aéreos de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña sobre infraestructura y tropas en terreno van más allá de la resolución de la ONU, que tiene el expreso fin de proteger las vidas civiles.
Fuentes en el Gobierno estadounidense dijeron a Reuters que agentes de inteligencia estadounidenses estaban en terreno en Libia antes de que Obama firmara la orden, para contactar a opositores de Gaddafi y evaluar sus capacidades. La CIA no ha ofrecido comentarios al respecto.
MISION DILATADA
"No puedo hablar de ninguna de las actividades de la CIA pero les diré que el presidente ha sido bastante claro de que en lo que concierne al Ejército de Estados Unidos no habrá tropas en el terreno", apuntó el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates.
"Estoy preocupado de evitar que la misión se dilate considerablemente y de evitar tener un compromiso estadounidense abierto, de escala muy grande", dijo Gates más tarde a la Comisión de Servicios Armados del Senado. "Sabemos acerca de Afganistán, sabemos acerca de Irak", agregó.
El dijo que no debería depender de Washington el entrenamiento o asistencia de los rebeldes o llevar a cabo una reconstrucción nacional si Gaddafi es derrocado.
El principal funcionario militar estadounidense dijo que Gaddafi estaba lejos de ser derrotado. "Hemos realmente degradado seriamente sus capacidades militares (...) Eso no significa que esté a punto de quebrarse desde un punto de vista militar, porque ese no es el caso", dijo el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto.
Gates dijo que la remoción de Gaddafi "no es parte de la misión militar" de las fuerzas de la coalición y el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Franco Frattini, dijo que la acción militar occidental no lo removería.
El máximo funcionario vaticano en la capital libia citó el miércoles testigos diciendo que al menos 40 civiles murieron en los ataques aéreos de Occidente en Trípoli.
La OTAN dijo que investigaría pero no tenía confirmaciones del reporte. La agencia estatal de noticias libia citó fuentes militares que decían que los ataques aéreos occidentales afectaron un área civil en la capital durante la noche, pero no mencionó víctimas.
Se cree que 1.000 personas han muerto en enfrentamientos entre los manifestantes y oponentes a Gaddafi desde que se desencadenó el levantamiento contra el líder libio el 17 de febrero, dijo el gobierno británico.
Los rebeldes que luchan contra el gobierno de 41 años de Gaddafi dicen que necesitan desesperadamente más armas y municiones para abastecer los suministros que tomaron de los depósitos gubernamentales.
Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña elevaron la posibilidad de armarlos, pero destacan que esa decisión aún no ha sido tomada.