Las fuerzas leales al líder libio, Muamar el Gaddafi, volvieron a bombardear este lunes la ciudad de Misrata, el bastión de los rebeldes en el oeste del país, con cohetes y artillería, así como la localidad de Ajdabiya, en el frente oriental, dijeron los rebeldes.
Ajdabiya, Libia. Las fuerzas leales al líder libio, Muamar el Gaddafi, volvieron a bombardear este lunes la ciudad de Misrata, el bastión de los rebeldes en el oeste del país, con cohetes y artillería, así como la localidad de Ajdabiya, en el frente oriental, dijeron los rebeldes.
Según un portavoz rebelde, 17 personas murieron en los ataques del domingo sobre Misrata, la tercera mayor ciudad del país, que está sometida a duros bombardeos desde hace cinco días, en un asedio que dura siete semanas. Los evacuados dicen que la situación es cada vez más desesperada, y se cree que han muerto cientos de civiles.
"Las fuerzas de Gaddafi están bombardeando Misrata ahora. Están disparando cohetes y salvas de artillería en la zona oriental: la (carretera) Nakl el Theqeel y las zonas residenciales a su alrededor", dijo Abdubaset Abu Mzeireq desde la ciudad costera.
Además afirmó que unas 100 personas más resultaron heridas en la violencia del domingo, la mayoría de ellos civiles.
Las tropas gubernamentales también mantuvieron su ofensiva sobre el frente este, en la localidad de Ajdabiya, que los rebeldes utilizan como plataforma para intentar recapturar el puerto petrolero de Brega, 50 kilómetros más al oeste en la costa mediterránea del país norteafricano.
Un testigo dijo que vio alrededor de una docena de cohetes caer sobre la entrada occidental de Ajdabiya el domingo, y muchas personas trataban de huir mientras las explosiones se multiplicaban por la ciudad.
"Todavía quedan algunos tíos ahí en la puerta occidental, pero la situación no es muy buena", declaró Wasim el Aguri, un voluntario rebelde de 25 años esperando en la puerta oriental de la ciudad.
"Queremos armas, armas modernas", dijo otro rebelde, Ayman Aswey, de 21. "Si las tuviéramos, avanzaríamos contra ellos".
Este domingo 17 de abril se cumplió un mes desde que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una resolución que permitía el uso de la fuerza para proteger a los civiles en Libia, lo que dio paso a una intervención internacional aérea. Pero a pesar de los ataques de la OTAN, los rebeldes no han conseguido progresar sobre el terreno, y en estas semanas se han producido continuos avances y retrocesos en las localidades costeras en el noreste del país.
Inmersos ya en el conflicto en Afganistán, los países occidentales han descartado enviar tropas a Libia, una postura reiterada el domingo por el primer ministro británico.
"Lo que hemos dicho es que en absoluto se va a producir una invasión o una ocupación - esto no es cuestión de Reino Unido poniendo soldados sobre el terreno", declaró David Cameron en una entrevista en Sky News.
Las calles de Ajdabiya estaban casi desiertas el domingo y los rebeldes permanecían atrincherados detrás de bloques de cemento, ramas de árboles y cualquier elemento que pudieran encontrar.
"Estamos preparados para una guerra urbana. Estamos preparados. Tenemos dinamita y tenemos granadas", dijo el combatiente rebelde Emtar el Farjany, sujetando un cartucho de dinamita.
Decenas de combatientes voluntarios y coches civiles llevando a hombres, mujeres y niños salían el domingo de Ajdabiya hacia Bengasi, más al este, donde el 17 de febrero comenzó la revuelta contra los 41 años de mandato de Gaddafi.
Estados Unidos, Francia y Reino Unido dijeron la semana pasada que no pararán los bombardeos hasta que el líder libio no deje el poder, aunque no está claro cuándo tendrá lugar o siquiera si ocurrirá.
Los rebeldes lograron avanzar cientos de kilómetros hacia la capital, Trípoli, a finales de marzo, ante los bombardeos de los aviones occidentales sobre las posiciones de las tropas gubernamentales para proteger a los civiles, pero no consiguieron mantener sus posiciones y han tenido que retroceder hasta Ajdabiya.