El presidente de Panamá accedió a conversar en exclusiva con AméricaEconomía. Fiel a su estilo enérgico y directo, no eludió temas de choque en su agenda, como la reducción del 33% de pobres, el narcotráfico o el ingente plan de inversiones de su gobierno. De paso, descartó una reelección.
Generalmente, al iniciar una entrevista periodística, los reporteros buscamos comenzar la conversación con un tema liviano, incluso absurdo. El asunto a veces lo pone el entrevistado, a veces el entrevistador. Pero lo más probable es que las primeras palabras de una conversación como ésta nunca lleguen a imprimirse o digitarse, pues su objetivo es simplemente crear una atmósfera más adecuada para la conversación. Cuando el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, me recibió en su despacho en el Palacio de las Garzas, a principios de octubre, en compañía de Kristelle Getzler, directora de la Secretaría Económica de la Presidencia, el tema ‘absurdo’ de inicio fue su calidad de lector de AméricaEconomía. “Antes estaba suscrito a la revista, pero ya no porque me empezó a llegar muy tarde”, me comenta de entrada el presidente. “Sí, hemos tenido quejas de la distribución en Panamá”, le respondo, a lo cual Martinelli inicia un diálogo con su asesora Getzler:
Martinelli: La verdad es que tenemos un sistema de apartado que está muy mal. Una de las cosas que debemos pensar en arreglar es el sistema de correo... De hecho debemos pensar en privatizar el correo.
Getzler: Es una empresa ineficiente…
Martinelli: Súper mal pagados, desmotivados…
Getzler: Desmotivados. Tienen pérdidas constantes.
Martinelli: Como no va a ser una pérdida si tenemos a los peores funcionarios ahí. En nuestra reunión de mañana de las dos de la tarde vamos a hablar también de la privatización de los correos. Por favor, toma nota.
El presidente Martinelli, quien es también uno de los hombres más ricos de su país, no es de los que se guarden mucho las cosas al hablar, ni siquiera frente a los periodistas, lo que permanentemente pone nervioso a sus asesores. Tampoco tiene problemas en incluir espontáneamente temas de choque en su agenda, como podría ser la privatización del sistema postal panameño, y sin un análisis político previo. De hecho, esta conversación se realiza mientras en el Hotel Soloy, de la capital panamañea, se realiza la mesa de diálogo que buscaría revertir una serie de propuestas de ley propuestas por el presidente y aprobadas por la asamblea, que tocaron puntos muy sensibles de la agenda laboral, policial y ambiental que levantaron un fuerte rechazo social. Tras la mesa de diálogo muchos de ellos fueron derogados, lo que varios observadores calificaron como un error de cálculo del presidente, frente a su incontinencia de iniciativas y una incapacidad de la Asamblea legislativa de asumir adecuadamente el debate legislativo.
Martinelli accedió a conversar con AméricaEconomía, luego de varios encuentros previos durante las reuniones del World Economic Forum, y en un contexto en que en preparábamos una edición especial sobre Panamá y el buen momento económico que atraviesa -basta ver sus tasas de crecimiento y de inversión, unas de las más altas de toda la región-, y el cual saldrá publicado en nuestra edición de diciembre.
El presidente, quien es reconocido por sus logros en el campo empresarial, hizo gala de su espíritu político al responder largamente cada una de las preguntas, combinando cada respuesta con una serie de iniciativas que el gobierno estaba llevando a cabo. Algunas preguntas y respuestas se editaron y reordenaron para reflejar de mejor manera el espíritu de la conversación, aunque siempre se respetaron las mismas palabras utilizadas por el mandatario.
-¿De qué manera quiere que su gobierno se inserte en la historia de Panamá?
-Este gobierno se inserta en el momento más importante de la historia del país. Por la expansión del Canal de Panamá y porque tenemos un gobierno distinto a todos los gobiernos que ha tenido Panamá en el pasado. Éste es un gobierno que no está manejado por políticos, sino que está manejado con una visión empresarial, algo nunca visto antes en la historia panameña, y cuidado, ni en la historia latinoamericana, ni mundial.
Éste es un momento muy especial para Panamá, con grado de inversión, con una economía creciente, rodeado de países vecinos que tienen problemas políticos, socioeconómicos y que ven a Panamá como un lugar, como una isla sin problemas. Nuestros vecinos lo ven como un país donde hay seguridad, donde hay inflación baja, donde se maneja el dólar y que tiene una gran conectividad. Los panameños somos muy abiertos al comercio mundial y aquí no hay nadie xenofóbico en cuanto a la inmigración o en cuanto a la importación de distintos productos. Estamos aprovechando esa apertura cultural y económica. Hasta ahora venimos creciendo a 6,3%, pero vamos a crecer hasta 7% ,porque el segundo semestre es mejor que el primero y yo creo que el otro año, sin temor a equivocarme, vamos a crecer entre 9 y 10%. Tenemos todo para hacerlo bien.
-¿No es generar demasiadas expectativas?
-No. Tenemos un país que se ha adaptado al mundo moderno. El canal va a estar en full blast luego de la ampliación, estamos expandiendo capacidad aeroportuaria, vamos a licitar nuevos puertos; se están construyendo en Panamá en estos instantes 8.000 cuartos de hoteles. Hay además una enorme cantidad de nuevas hidroeléctricas que van a entrar en producción el próximo año y subsiguientes; viene la interconexión con Colombia, la cual soluciona el problema energético. Hay posibilidades cupríferas en Panamá y estamos haciendo un estudio que pareciera indicar que va a haber gas, petróleo, aunque eso sí es algo que todavía está en un very early stage… Tenemos todas las barajas tiradas y tenemos toda la oportunidad de convertir a Panamá en la economía más pujante de Latinoamérica, y quién sabe que pronto podamos ver a Panamá como una economía del primer mundo, si le damos continuidad a lo que estamos haciendo. Porque no estamos descuidando el ángulo social con transferencias directas a los más pobres. Tenemos lo que llamamos la beca universal: aquí a todos los jóvenes se les da una beca, se les dan los libros y útiles escolares gratis, se le da una merienda gratis; se le da a los adultos mayores de 70 años 100 balboas al mes a los que no tengan jubilación; está el programa de la red de oportunidades para que manden a los jóvenes a las escuelas, para que se hagan ciertos tratamientos médicos, van los padres, las madres, los hijos… Aquí hay una transferencia directa a los más pobres, no se descuidan los programas sociales. Y a la vez hemos reducido los aranceles prácticamente a un solo arancel, con excepción de unos 6-8 aranceles de productos sensitivos, bajaremos el impuesto sobre la renta comercial a quedar en 25% -está en 27,5% y va quedar en 25% en 2011-; hemos bajado el impuesto individual a 15%. Con un país con bajos impuestos, con baja inflación, con estabilidad jurídica, con estabilidad financiera, un gobierno que sigue creciendo, con una buena salud, una buena educación y un buen transporte, yo creo que Panamá hace un paso gigante hacia poder salir de los atrasos, que por mucho tiempo los gobiernos anteriores nos habían postrado, nos habían dejado como un legado el no hacer las cosas
-Usted vive de sus empresas, pero es un político: estuvo en la fundación de un partido y ahora está de presidente. ¿Por qué se diferencia del resto de los políticos?
-Porque los que se meten en política generalmente no son personas que tienen un negocio, sino que son personas que entran de políticos y entonces salen de empresarios. Pero no son empresarios que entran a la política y que, cuando salen, salen de empresarios. Hay una gran diferencia. Del cielo a la tierra.
-Son empresarios pero que deben relacionarse con políticos y usar mecanismos políticos para actuar. Los conflictos de su gobierno con las instituciones políticas han sido fuertes.
-Bueno tuvimos un primer año de aprendizaje, hemos cometido algunos errores, hemos tenido errores y hemos tenido también muchos aciertos. Y yo creo que la forma en cómo se ha conducido el gobierno, que todavía mantiene altos niveles de popularidad, en la encuesta salía 68% a fines de septiembre, yo considero que todavía con todas las reformas estructurales que hemos hecho y con la campaña que nos tienen algunos gremios y personas que nos adversan y son muy poderosos, me siento muy confiado que las cosas van a empezar a cambiar en Panamá.
Ya estamos haciendo muchos cambios. Ya licitamos el metro el próximo mes, tenemos que anunciar al ganador, estamos cambiando todo el sistema de buses en Panamá por el sistema de metrobus, similar al de Bogotá, con tarjeta y todo. Todos los buses nuevos. Inclusive ya empezaron la construcción de siete hospitales, 37 clínicas, ha empezado la expansión de una cantidad de carreteras, autopistas, aeropuertos internacionales… Hay una gran confianza. La inversión privada aumento 25% el año pasado y este año estamos inclusive al tope del año 2007, que fue el año más alto en Panamá; sé que aquí hay una gran confianza en invertir en Panamá, yo me siento muy cómodo con lo que veo en el ambiente y con las perspectivas que vienen a mediano plazo.
-Presidente, Ud. no sólo encabeza un gobierno. También encabeza un grupo empresarial el cual sigue siendo administrado por su familia. ¿No ve conflictos de interés en esa doble militancia?
-No. Yo no le vendo nada al Estado, nada. No le vendo ni un real al Estado y no quiero venderle al Estado, no le vendo ni un centavo. A mí de hecho no me interesa venderle al Estado ahora… Tampoco lo hacía cuando estaba en la oposición, porque no me pagaban (risas).
-¿Y que pasa cuando hay regulaciones o planes de inversión que hace el gobierno en aéreas donde pueden beneficiar a sus negocios o a los de autoridades del gobierno?
-Hasta ahora yo no he visto nada, no he visto a nadie. Aquí las carreteras, los puentes son de todos. Si hay una carretera, y las expansiones de vías, y ahí está el negocio de alguien, entenderá que no se hace para beneficiar a esa persona, sino que para beneficiar a todos los que están en el país. No veo los conflictos. En realidad este es un país muy pequeño. Y si uno se pone a buscar la quinta pata de gato, uno las encuentra a todas. Aquí se trata de que las cosas se hagan para el beneficio de todos y no en beneficio de una persona. Si se hace una ley, es para beneficiarlos a todos. Y créame que los medios están acá muy vigilantes. En el caso de que alguien se cruzara la línea, va a ser descubierto.
"NO IRÉ A UNA REELECCIÓN"
Al presentar los óleos, fotos y reconocimientos que el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, tiene sobre los muros de caoba de su despacho presidencial, hay un sencillo cuadro al que muestra especial aprecio: su liquidación salarial mensual. “Éste es mi sueldo: un dólar”, dice con orgullo. Tanto orgullo, que el presidente cuenta que a muchas visitas dignas de un recuerdo les entrega una copia del documento emitido por la oficina de remuneraciones del gobierno y que garantiza que por hacer su trabajo sólo cobra al Estado un balboa, la moneda cuyo cambio es fijo uno a uno con la moneda de EE.UU. En muchos momentos de la conversación, de hecho, Martinelli deja aflorar sus recelos por quienes se dedican a la política y viven de ella.
-Una de sus propuestas es reducir el financiamiento que el Estado da a los partidos políticos y darle esos fondos a los jubilados. ¿Cómo cree Ud. que debiera funcionar el sistema político panameño?
-Ésa es mi propuesta y debo decir que mi partido es uno de los que más se beneficia con el sistema actual. Pero creo que es injusta la forma cómo está estructurado el sistema; es injusta e inmoral, porque para justificar el subsidio se hace una cantidad de gastos o derogaciones, que verdaderamente son una farsa y yo no me puedo prestar para eso. Yo no me puedo prestar para eso cuando veo que los jubilados me estén pidiendo un aumento, cuando veo que los maestros me están pidiendo un aumento, cuando veo que todo el mundo desea mejorar su calidad de vida. Tenemos un sistema que lo único que está haciendo allí es engrosar los fondos de los partidos políticos y no para ayudar a los agremiados del partido político. Yo sí creo que hay que subvencionar a los partidos políticos, pero tiene que hacerse siguiendo los controles y parámetros de la Contraloría General de la República, y tiene que ser supervisado. Pero no de la forma que está estructurado ahora. Muchos de los fondos que están allí se usan para contratar personas, que llamamos botellas, pues realmente no trabajan, y para pagar algunos dirigentes. El que se quiera meter en política tiene que empezar a meter de su plata, tiene que ver cómo recauda fondos, tiene que ver cómo hace cenas, tiene que ver cómo se financia, pero no puede ser que con los fondos del Estado se quiera hacer política.
-¿Autofinanciamiento total de partidos?
-Deben ser ambos. Que el Estado también aporte, pero de una manera distinta a la actual. Estoy de acuerdo en que, por ejemplo, se capacite. Pero que lo haga el tribunal electoral, no los partidos. Estoy de acuerdo también con que la sede de los partidos se pueda enfrentar con los gastos del subsidio electoral. Pero no estoy de acuerdo que se contrate gente con los fondos del partido, que se hagan capacitaciones que se hacen y nunca existen, y se cobre por eso. Que se compren gorras de 60 centavos, pero que cobren US$3 por la mismas gorras porque alguien se está robando la plata en el camino. Aquí no hay parámetros para velar por los bienes del país.
-¿Hay otras cosas del sistema electoral panameño que vayan a cambiar?
-Hay otras que cambié del sistema electoral panameño que eran aún peor. Si yo votaba por un diputado, el diputado le pertenecía al partido. El diputado no podía votar en cualquier proyecto de ley, si no era por lo que el partido dijera bajo el riesgo de perder la kurul para que viniera el suplente. Eso lo quité yo. Eso sólo lo hacía Panamá y un país de África. Panamá y Haití son los únicos países del mundo que tienen control previo de Contraloría.
-¿Ve positivo establacer una segunda vuelta en los comicios presidenciales?
-Creo que es conveniente que haya segunda vuelta. Me gusta la segunda vuelta. Yo gané con 61% de los votos, tenía claro mi mandato. Pero ahora hay una consolidación de partidos y el que gane va a ganar por muchos votos.
-Su período es de cinco años. ¿Va a quedar con ganas de seguir en el gobierno?
-Mire, cuando venga el 2014, yo seguiré en política, pero no seguiré de presidente. Estoy muy contento, muy cómodo con lo que estoy haciendo, pero no puedo desviarme de mis raíces que son raíces empresariales, y entregaré la antorcha a quien elija el pueblo panameño. Yo seguiré en política, pero no en un rol primario.
"AQUÍ HAY MUCHA PLATA, PERO LA GENTE NO LO SABE"
Durante las últimas décadas, el sistema tributario panameño se había convertido en un paraíso para las excensiones. Los beneficios tributarios, además del canal, eran la ventaja competitivia que el país ofrecia al mundo. Durante el primer año de su gobierno, Martinelli reformó gran parte del sistema fiscal y tributario del país, elevando tributos sectoriales e incrementando fuertemente la capacidad de recaudación del gobierno. Con ello, los planes de inversión y gasto también se han elevado. Un plan de inversiones de US$13.500 millones para renovar la infraestructura del país, diseñado por McKinsey&Co, sería el destino de gran parte de ese incremento en los ingresos públicos. De hecho, el presupuesto fiscal aprobado para 2011 es de US$13.100 millones, 23% superior al aprobado en 2010.
“Aquí había sectores enteros de la economía que no pagaban impuestos. O que no contribuían lo suficiente al desarrollo nacional. Y había otro sector que era el que ayudaba al grueso, el asalariado, el comerciante, que se llevaba el grueso de la base tributaria. Ahora, por ejemplo, los casinos están pagando una tasa justa; los bancos que pagaban 7,8% de impuesto, ahora están pagando arriba del 17%; las aerolíneas que pagaban un impuesto casi de 1%, están pagando 14%; igual para las compañías de seguro. También los puertos y Zona Libre está contribuyendo, que antes no contribuían de forma amplia para ayudar al desarrollo nacional. O sea acá ha habido una reforma, en la cual los sectores más pudientes están contribuyendo para los sectores menos pudientes.
-El gran plan de su gobierno es el programa de inversiones de US$13.500 millones que diseñó en conjunto con la consultora McKinsey.
-Son más de US$20.000 millones en realidad si sumas el canal y algunos créditos extraordinarios que no están contemplados ahí. Es la primera vez que se invertirá tanto en infraestructura en Panamá. Muy pocos países en América Latina y en el mundo tienen la oportunidad que tiene Panamá de poder salir de una economía tercermundista, o mejor que decir tercermundista, pasar a otro nivel, a otras ligas, a otra categoría. La gente pensaba que Panamá era tan solo un canal, pero Panamá es un lugar de servicios, es un centro de conectividad, un centro de negocios, un centro logístico, y el plan apunta a potenciar eso. Ya se estableció aquí la universidad GeorgiaTech y ahora viene el MIT. Hay como tres universidades americanas que quieren montar su centro logístico en Panamá.
-Es un plan enorme para una economía con un PIB de US$26.000 millones…
-Y lo estamos haciendo sin déficit fiscal…
-Ésa es la pregunta, pues la deuda panameña es el gran tema macro. ¿Cómo pueden hacerlo sin incrementar deuda ni presionar equilibrios fiscales, ahora que ya tienen el grado de inversión por parte de las calificadoras internacionales?
-Y es que la plata está, está ahí, pero la gente no lo sabía. Te voy a decir lo que pasa. Un día llamo a Stanley Motta, quien es el hombre más rico de Panamá, y a Alberto Vallarino, quien es ahora el ministro de Economía y Finanzas, y les pregunto, ‘¿qué les pasa a ustedes? Tú declaras un dólar al mes en salario. Y tú también. Entonces, ¿de qué viven?’. Y es que nadie declara las cosas. Si yo te enseño lo que declara la gente aquí y vas afuera. y ves lo que la gente tiene, es que no puede ser. Yo sí declaro mis cosas. Yo soy el quinto contribuyente más grande de Panamá. Y es que Panamá es la tierra de los have y de los have not. Pero el que tiene no lo dice, no lo declara… Yo cuando voy a Miami, allá me preguntan ‘oye chico, ¿qué es lo que tiene Panamá?’ Yo pregunto ‘¿por qué?’ Y me dicen, ‘nunca he visto un lugar donde se venda tanto mármol’. Vas a los malls acá y ves esa tienda de Louis Vuitton, que el otro Cartier… Cuando hicimos el aumento del salario mínimo, fue el incremento más grande de la historia. Pudimos hacerlo porque lo hicimos sectorizado. Si eres un conserje que trabaja en un edificio de más de diez pisos, 30-40% más de salario. Si trabajas en un mall, también. Si estás en un casino, también. Si estás en un sector pujante que puede pagarse, sube más. Incrementamos lo salarios en 30-40%...
¿Y se generó desempleo?
-Se generó cero desempleo. Cero. El alza no significó menos demanda. Hicimos lo mismo con la electricidad. Forzamos a que las compañías compraran lo que necesitaban y a los que producían que vendieran lo que necesitaban y así acabamos con el mercado ocasional. Resultado: 30% de disminución en el precio de la luz. Había unas tonterías. Acá los taxis eran de todos los colores: dijimos que se acabe esta vaina. Me pintan los taxis de amarillo o no salen. Bueno, ahora se ven muchos tonos de amarillos en la calle, pero son todos amarillos. Este era el país del menor esfuerzo. La gente te elige, pero quiere gobernar contigo. Te elijen y luego te dicen cómo quieren las cosas. Todos tienen un interés de algo. Cuando tú los paras, te critican, pero es que hay que tomar decisiones. Y acá no se tomaban decisiones. Los gobiernos latinoamericanos no toman decisiones. Y nosotros sí tomamos decisiones. Nos equivocamos. Perfecto, nos equivocamos, reculamos y vamos de nuevo. Esa es la diferencia entre un gobierno empresarial y un gobierno político. No hay que detenerse tanto en lo que piensa la gente.
-En el mundo empresarial se mueven con indicadores y metas. En el tema social, ¿cuál es el indicador que más le preocupa y que sigue con más preocupación?
-Ah, el tema de competitividad del World Economic Forum. Ahí nos llevaron del puesto 59 al 53. Eso para mí es una meta. Tenemos un buen equipo de personas que están ahí viendo cómo podemos ser más competitivos. Hay otro grupo que está dedicada a los imperdonables, como llamamos a las promesas de campaña. Hay personas que están viviendo la discusión presupuestaria. Hay personas que están viviendo las necesidades de los más necesitados. Es un gobierno por objetivos, un gobierno que está haciendo una transferencia a los que menos tienen, una transferencia directa pero supervisada, midiéndolo por los parámetros de salud, mejor salud; midiéndolo por los parámetros de una masiva construcción de proyectos de infraestructura en aéreas que beneficien a los más pobres, carreteras, hospitales, más que todo… Otro parámetro muy importante que debemos medir es el de la cantidad de gente pobre que hay en Panamá, pues van a ver que se va reducir de forma sustancial, porque aquí las áreas pobres, las áreas que son fábricas de gente pobre y que son las áreas comarcales, que tienen el 11% de la población, el 92% son pobres o extremadamente pobres...
¿Cuánto es el porcentaje de pobres total en el país?
-El porcentaje de pobres no sé exactamente. Unos dicen una cosa, otros dicen otra, en verdad no sé en estos momentos. (Nota: al final de la entrevista su asesora Getzler señala que la cifra es de 33% para 2008). Lo que sí puedo decir es que con todos estos programas de transferencia de la beca universal y con la red de oportunidades y también el programa del primer empleo que capacita a los jóvenes, así como el programa del microempresario, que está metiéndose de lleno para crear redes/núcleos de microempresarios, yo creo que aquí se va reducir sustancialmente la cantidad de pobres que hay en Panamá.
"ME SIENTO MUY CÓMODO CON TODOS LOS PRESIDENTES DE AMÉRICA LATINA, PORQUE HAGO NEGOCIOS CON TODOS"
-Uno de los temas en que en el pais se vislumbran déficits es en el tema energético. ¿La interconexión con Colombia es la solución definitiva?
-Es una de las soluciones. Colombia tiene exceso de energía y Centroamérica, déficit. Panamá está en el camino. Somos un país de paso y cobraremos el peaje respectivo. Ya hemos avanzado con los estudios ambientales, ya nos pusimos de acuerdo en el tamaño de la línea y por dónde va pasar. Calculamos que para el año 2013 nosotros ya podamos tener hecha la interconexión. Eso no implica que en Panamá a la vez no estemos construyendo más hidroeléctricas o gasificadoras. Hay interés por ambas. Aquí hay una ley de promoción para las mini hidro y estamos dándole también toda clase de incentivos a las empresas grandes para que construyan, inviertan y se metan en el negocio hidroeléctrico, porque esa va a ser la única forma de tener una energía barata, una energía eficiente, en la cual no vamos a estar sacrificando recursos para importar. El parque energético actual es de 1.675 MW versus 1.200 de consumo, y el próximo año entran 700 megas más.
-¿Qué pasa con los otros tipos de interconexión con Sudamérica? ¿La física por ejemplo?
-Bueno, mire, vamos a hablar de la interconexión eléctrica nada más, la otra es un tema muy escañoso. La interconexión terrestre (construir el trecho de la Carretera Panamericana que conecte el tramo panameño con el colombiano) es muy escañosa, por las implicaciones en la aftosa, por las implicaciones de la guerrilla, por el narcotráfico y también por la destrucción de una de las aéreas que es la Selva del Darién, un área que todavía se mantiene relativamente virgen y que hay muchas personas en Panamá que desean que se mantenga así siempre. Éste no va a ser un proyecto de este gobierno.
-Pero si ha habido integraciones comerciales bastante grandes con Colombia…
-Estamos negociando un tratado de libre comercio con ellos, en estos instantes, que deber estar listo en los próximos meses. También hemos negociado tratados de doble tributación con países de Europa, de Asia, con el objetivo de salirnos de las listas de todos los colores.
-Tienen el TLC con Chile, que lo van a renegociar; están avanzando con México y tienen a Colombia y Perú, están negociando con Perú...
-Empezamos a negociar con Perú y enseguida Centroamérica dijo que se sumaba. Porque la negociación con Perú iba a ser pin-pun-pao (mueve la mano como mostrando que sería a gran velocidad). Nos íbamos a sentar con el presidente Alan García y yo, y en una hora íbamos a resolver todos los puntos. Pero bueno, cuando se anunció la negociación, enseguida Centroamérica nos dijo que ellos querían sumarse, y como nosotros apoyamos a los hermanos centroamericanos, tal como cuando fuimos juntos a Europa, vamos a ir todos a negociar en bloque con Perú.
-Cuando uno mira Panamá, uno no sabe si es que se siente más vinculado a Sudamérica o a América Central. ¿Cómo lo ve usted?
-Panamá es Panamá, y Panamá va a pelear siempre donde le convenga, por los mejores intereses del pueblo panameño.
-Por ideología, usted debe sentirse cercano al eje Chile-Perú-Colombia…
-Soy totalmente familiar. Con ellos me siento, como dicen, como pescado en el agua, muy cómodo con todos ellos. Es más: he estado recibiendo inversionistas de todos esos países, que tienen un gran interés de invertir en distintas actividades en Panamá. Y es que el panameño vende cuando le compran y compra cuando le venden; el panameño es un mercader por tradición, por excelencia, por eso tenemos la segunda zona libre más grande del mundo y por eso una gran cantidad de empresas panameñas controlan los duty free de los aeropuertos en el mundo. Por eso son panameños muchos de quienes controlan las distintas marcas que se venden en todos los países de ropa, zapatos, pantalones, corbatas, perfumes, licores. O sea el panameño es una persona muy abierta, muy dada a invertir en otros lados y no le importa cuando alguien invierte acá.
-¿Qué pasa con los otros países? Usted es empresario, un hombre de negocios, y hay países que son abiertamente antiempresarios como Venezuela, Ecuador o Nicaragua.
-Nosotros nos sentimos muy contentos y conformes con todos, porque hacemos negocios con todos. Hacemos muchos negocios con Venezuela y Ecuador. Muchos negocios. Panamá hace muchos negocios con Cuba. Una cosa es el negocio y otra la ideología, pero a título personal, yo como presidente, tengo una excelente relación con ellos, no tenemos ninguna diferencia. Cada uno piensa como piensa, cada uno actúa como actúa y eso no excluye que tengamos una excelente relación como países hermanos, excelentes relaciones comerciales. La cosa es no meterse en los problemas del otro. Yo aquí no siento ninguna interferencia de ningún país hermano de Latinoamérica y nosotros no nos metemos en nada en lo que pase en otro país, cada uno respeta su forma de ser, su forma de actuar.
-¿Qué pasa con Brasil? Brasil es la potencia sudamericana, pero se ve un poco lejos de Panamá.
-Hay una empresa brasileña, Norberto Odebrecht, la cual ha ganado muchos contratos. Está en todos lados y también hay otra cantidad de empresas brasileras que están entrando. Pero Brasil es un gigante que no ha despertado aún. Como tienen un mercado local tan grande, como tienen colonias africanas de hablar portuguesa, ellos se sienten más cómodos negociando con ellos o con los países limítrofes Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, que salirse de esa esfera. Y muchas grandes empresas y bancos brasileños aún no salen de Brasil.
-Se habló mucho del tema del etanol con Brasil. ¿Hay algo concreto en ese sentido?
-Voy hacer una visita a Brasil para ver lo del etanol. Intentamos hacer una ley mediante la cual poder sacar el etanol mediante la caña de azúcar, cambiar la estructura arancelaria para que los carros Flex no paguen impuesto y aprender del modelo brasileño. La visita va a ser para el otro año, después de las elecciones de Brasil.
-El TLC con EE.UU., que tiene pendiente su aprobación por el Congreso en Washington, es el tema principal no obstante.
-El presidente Obama me dijo que después de las elecciones americanas de noviembre, y estamos peleando por ejemplo para que Panamá pueda tener el clearence en el aeropuerto de Tocumen, para llegar a Estados Unidos, que nada más lo tiene Aruba, Bahamas, Irlanda. Estamos peleando, también pidiéndole a los americanos, que cuando se hagan los gastos de convenciones, sean deducibles del impuesto sobre la renta en Estados Unidos.
Pero lo que queremos es tener una economía, que sea el role model de la región, y que vengan otros a copiarse del modelo panameño.
-¿Qué pasa con China, país con el que no hay relaciones diplomáticas actualmente?
-No, pero tenemos una excelente relación comercial; China es el gran usuario del canal y actualmente, el 20% de las exportaciones de China pasan por el canal de Panamá. Aquí hay una gran cantidad de chinos en todos los negocios, en puertos, supermercados, restaurantes, abarroterías, lavanderías, bancos. Hay un cuarto de millón de ciudadanos chinos en Panamá. Nosotros hemos optado por tener relaciones diplomáticas con Taiwán y relaciones comerciales con ambos. Ya Taiwan y China están afirmados a un tratado de libre comercio entre ellos, van casi más de 1.000 vuelos semanales entre Taipen y Shanghái y distintas ciudades… Yo estoy seguro que Taiwan y China van a hacer pronto un acuerdo mucho más comprensivo, y eso a la misma vez va a ser muy beneficioso para Panamá, porque nosotros no tenemos nada que ver con los problemas políticos entre ellos.
-Entonces, va a esperar que haya un arreglo ahí…
-Yo me voy a esperar que haya un arreglo entre ellos, somos muy chiquitos, no tenemos nada que hacer en esa pelea de gigantes.
-Usted es cercano con otro mandatario empresario, el Primer Ministro de Italia, Silvio Berlusconi, con quien acordó un partido de fútbol. ¿Cuándo llega el Milán a Panamá?
-Eso lo tengo que hablar con el presidente Berlusconi. Fue una promesa que él me hizo, y tenemos un juego amistoso entre el Milán y el equipo de Panamá. Pero se me había olvidado.
-Mencionó que Panamá es un país de paso y que gran parte de su modelo de negocio esta construido sobre esto. ¿Qué pasa con el narcotráfico?
-Es un problema serio. Panamá captura arriba de 70 toneladas de cocaína todos los años y una enorme cantidad de marihuana, de heroína, de estupefacientes. En el día de hoy capturamos 3,5 toneladas. La semana pasada capturamos nueve toneladas y esto se debe a que Panamá haya puesto bases navales en la costa pacífica, y estamos empezando con la costa atlántica, y en esas bases navales siendo Panamá la primera frontera con Colombia, hemos impedido que mucha de esta droga entre a Panamá, o que desde acá salga a aguas internacionales o vaya para otros países.
Lo importante de esto es que el crimen en Panamá había subido producto de la droga y ahora, producto de la eficiencia en el combate de la droga, se ha reducido a la mitad.
-¿El crimen ha descendido según qué indicador?
-Según las muertas que han sucedido en Panamá, las muertes según la policía. Hubo un momento de 41, 42, 43, 44, 45 y aquí la policía ha sido muy efectiva en combatir el narcotráfico, el lavado de dinero con las bases que estamos poniendo; ahora estamos viendo la compra de unos radares, 19 radares para cubrir todo el país. Viene la compra también de unos helicóptero italianos y hay una donación del gobierno italiano a Panamá de cinco lanchas patrulleras, lo cual nos va a poder cubrir todas nuestras costas y eso va a hacer que las drogas que antes podían usar Panamá como un lugar de destino, no lleguen aquí y salgan para otro lado. A eso súmele el poner bloqueador de celulares en las cárceles, la construcción de más cárceles, cambio en alguna de las leyes para ser más duro con el narcotráfico. Por ejemplo, aquí no había ninguna tipificación de delito para quien traía dinero y no lo declaraba. No había tipificación de delito para la trata de blancas, el tráfico de seres humanos. Ahora están tipificados y penalizados. Entonces, yo me siento muy cómodo, muy contento de que la criminalidad haya bajado y que la droga ya no esté viniendo mucho por Panamá. Y al no venir por Panamá y con los programas de re-sociabilización que tenemos, con los programas deportivos que estamos incentivando, con el amplio crecimiento económico, el desempleo es sólo de 6%, hay oportunidades, y al haber oportunidades la gente no se mete en drogas.
-Tiene una agenda llena. ¿Podrá llevarla a cabo?
-Mire, para mí era muy fácil poner control automático, pero eso no cambiaba nada. El cambio es muy duro. La gente quiere que las cosas cambien, pero quiere que el resto cambie, no él mismo. ‘Cambia tú, yo no’. Acá no se pensaba en el beneficio comunitario. Aquí hacían las leyes para ayudar a un grupo. Para ayudar a un sector. Para ayudar a un segmento. Si te contara cómo se daban las concesiones. O como se daba la ley de equiparación tributaria que reducía los ingresos fiscales. Eso lo quité. La gente cuando llegaban los auditores de impuestos se quejan, mis amigos, cómo es posible que nos estén auditando, ¡pero tú ni siquiera tienes libros contables! La gente estaba acostumbrada a hacer lo que le daba la gana. Todo eso se cambió. Con la reforma fiscal, con la reforma tributaria. Hemos contratado a dos compañías para que cobren las deudas morosas con el Estado. A ciencia cierta no sabemos cuánto es lo que se debe, pero por primera vez estamos atando nudos. Teníamos cuatro bancos del Estado y ninguno se hablaba entre sí. Y a todo nivel. En el Estado cada uno tenía un sistema de internet, cada uno tenía un sistema de telefonía. Hemos ido agarrando todo y lo hemos ido administrando. Hemos ido agarrando a estas agencias que le daban la comida a los más pobres. Cada una tenía su pequeña cosita, cada una tenía su pequeño presupuesto, y ninguna hacía bien el trabajo. Porque le daban a la misma gente, en el mismo lugar, con recursos finitos. El cambio es muy duro, pero alguien tiene que hacerlo.
*Lea el reportaje principal, La revolución de los gerentes en Panamá.