"He seguido con atención la cuestión de la seguridad en Maranhao, en diciembre determiné el envío de la Fuerza Nacional para dar apoyo a las acciones de seguridad del gobierno", señaló la mandataria en las primeras declaraciones que formuló sobre el tema.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, involucrada de lleno en la crisis carcelaria, afirmó que observa con atención la evolución de los hechos en el estado de Maranhao, donde fueron asesinados 62 reclusos, algunos decapitados, en el marco de una crisis que motivó cuestionamientos de la ONU y la OEA.
"He seguido con atención la cuestión de la seguridad en Maranhao, en diciembre determiné el envío de la Fuerza Nacional para dar apoyo a las acciones de seguridad del gobierno", señaló la mandataria en las primeras declaraciones que formuló sobre el tema, según consigna la agencia Ansa.
Por su parte, el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, viajó ayer a Maranhao donde acordó con la gobernadora, Roseana Sarney, la aplicación de un plan de emergencia de 11 puntos, que incluye el traslado de los cabecillas de la cárcel de Pedrinhas, epicentro de la grave crisis.
La consecuencia práctica de esa medida es que el Palacio del Planalto (Presidencia) puso en práctica un plan de emergencia en el estado ante la evidente ingobernabilidad.
"El ministerio de Justicia apoya el refuerzo de acciones de los defensores públicos" para analizar la situación de los presos, comentó este viernes Rousseff en su perfil de Twitter.
Esto, porque el gobierno federal, además de querer desmontar las bandas organizadas en los presidios, también está interesado en recibir denuncias sobre probables violaciones de los derechos humanos, que ya fueron mencionadas en una denuncia de la Orden de Abogados de Brasil.