Pasar al contenido principal

ES / EN

Rousseff nombra a un equipo de transición pro mercado con miras a asumir el gobierno
Martes, Noviembre 2, 2010 - 17:46

En el grupo destaca Antonio Palocci, un respetado ex ministro de Hacienda de Lula; José Eduardo Dutra, presidente del PT; Fernando Pimentel, ex alcalde de Belo Horizonte, y Marco Aurelio Garcia, asesor de política exterior de Lula.

Sao Paulo. La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff, nombró este lunes a un equipo de transición pro mercado mientras se prepara para dirigir a una pujante economía que corre el riesgo de verse afectada por un alto gasto gubernamental y una moneda sobrevaluada.

Rousseff, que basó su campaña en la continuación del legado del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ganó su primera elección el domingo, cuando los brasileños votaron ampliamente a favor de la continuidad.

Tras una amarga campaña en la que ofreció pocos puntos específicos sobre sus políticas, la ex jefa de Gabinete de Lula eligió a un equipo de transición de siete miembros, compuesto principalmente por elementos moderados del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), dijo a Reuters un asesor cercano.

El principal entre ellos es Antonio Palocci, un respetado ex ministro de Hacienda de Lula que es popular en Wall Street y que probablemente tendrá un rol prominente en el gobierno de Rousseff, quizás el de jefe de Gabinete.

Entre otros destacan José Eduardo Dutra, presidente del PT y ex presidente ejecutivo de la petrolera estatal Petrobras; Fernando Pimentel, ex alcalde de Belo Horizonte; y Marco Aurelio Garcia, asesor de política exterior de Lula., que está cotizando a niveles máximos en dos años ante el dólar y afectando a los exportadores.

En una serie de entrevistas con cadenas televisivas, Rousseff dijo este lunes que existía evidencia de que en el mundo había una guerra cambiaria y que era una tarea de las instituciones internacionales asegurar que los países no mantuvieran devaluadas a sus monedas.

"Yo comienzo a devaluar, otro país comienza a devaluar y eso bloquea el comercio (...) crea una guerra comercial", sostuvo la presidenta electa.

Rousseff aseguró que su gobierno mantendrá la política de una meta de inflación. "No vamos a jugar con la inflación", dijo en una entrevista televisiva antes de tomarse varios días de descanso tras la agotadora campaña electoral de cuatro meses.

"Tendremos un gobierno que usa las metas de inflación de la misma manera que lo hizo el Gobierno de Lula", agregó.

Rousseff pasó la mayor parte del día reuniéndose con asesores y conversando con jefes de Estado extranjeros por teléfono en su casa en Brasilia.

Los mercados financieros reaccionaron positivamente a su discurso de victoria en el que juró que reducirá el gasto del gobierno, al tiempo que mantendrá las políticas de bienestar de su predecesor, que sacaron a millones de la pobreza.

"Los mercados reaccionaron bien a sus palabras, especialmente cuando ella habló cuidadosamente del delicado tema de los gastos públicos", dijo Fernando Mendes, director de transacciones con renta fija en Lerosa Investimentos, en Sao Paulo.

Emergencia de la sombra de Lula. La posibilidad de una mayor disciplina fiscal llevó a inversores a apostar a un declive a mediano plazo de las tasas de interés, entre las más altas del mundo y una de las principales causas de la constante apreciación del real.

El principal indicador de la Bolsa de Valores de Sao Paulo subió 1,26% .

Palocci, el rostro de la austeridad durante el gobierno de Lula, sugirió que el presupuesto podría ser ajustado para desacelerar el gasto.

"Hoy en día no existe una crisis fiscal en Brasil (...) pero no tenemos problemas con encontrar los ahorros que Brasil necesita mantener en sus proyecciones de deuda en una tendencia a la baja", dijo Palocci en una entrevista con el diario Folha de S.Paulo.

Aún así, a analistas les preocupa que Rousseff no esté suficientemente comprometida con cambios más amplios, como una reforma de la previsión social y su sofocante burocracia, pasos fundamentales para un crecimiento a largo plazo.

Rousseff debe emerger ahora de las sombras de Lula y superar la percepción de algunos brasileños de que posee poca experiencia propia.

El titular del lunes del diario O Estado de S. Paulo era simplemente: "La victoria de Lula".

A sugerencia de Lula, Rousseff viajará con el mandatario a la cumbre del G-20, del 10 al 12 de noviembre, en Corea del Sur, donde los líderes de las principales economías del mundo discutirán tensiones cambiarias, que figuran prominentemente en la agenda en Brasil.

La ex activista de izquierda de 62 años se comprometió en su discurso de victoria a extender "una nueva era de prosperidad", que ha sacado a 20 millones de brasileños de la pobreza para instalarlos en la clase media e hizo que el país entrara el grupo BRIC de potencias económicas emergentes, junto a Rusia, la India y China.

La oficialista obtuvo 56% de los votos válidos. Su contendor, José Serra, del centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), 44%.

Rousseff continuará impulsando las iniciativas estrella de Lula, incluyendo reformas para dar al Estado un mayor rol en el desarrollo de nuevas riquezas petroleras y ambiciosos planes de infraestructura mientras Brasil se prepara para organizar el Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.

Autores

Reuters