“No van a matar en mí la esperanza porque sé que la democracia es siempre el lado correcto de la historia”, agregó la mandataria brasileña, que lucía un tanto demacrada.
Insistiendo en su tesis de que se encuentra ante un golpe de Estado, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se refirió este lunes (18.04.2016) a la decisión de la Cámara de Diputados de autorizar la apertura de un juicio político en su contra. Se trata de las primeras declaraciones de la mandataria tras la derrota sufrida por el Gobierno el domingo, cuando de los 511 parlamentarios presentes en sala, solo 137 se manifestaron en contra del juicio.
“De cierta forma estoy teniendo mis sueños torturados, mi derecho torturado”, dijo con voz emocionada y hablando mucho más pausado que de costumbre la jefa de Estado, quien fue presa política y torturada en la década de los 70, durante la dictadura militar (1964-1985). “No van a matar en mí la esperanza porque sé que la democracia es siempre el lado correcto de la historia”, agregó Rousseff, que lucía un tanto demacrada.
Pese a que lo grave de la situación en la que se encuentra, dijo que no se dejará paralizar. “Voy a luchar como hice toda mi vida”, sostuvo, y añadió que se siente “víctima de una injusticia”, porque a su entender el proceso que busca destituirla es “un golpe en el que se usa una apariencia de proceso legal y democrático para perpetrar un crimen que es la injusticia”. Ahora será el Senado el que decida si finalmente se abre el juicio con Rousseff.
Buscará defender su inocencia. Rousseff es acusada por la oposición de violar la Ley de Responsabilidad Fiscal por haber practicado maniobras contables, llamadas “ruedas fiscales”. Esas maniobras consistieron, básicamente, en que su Gobierno retrasó la transferencia a los bancos públicos de recursos destinados a pagar beneficios sociales. Como los bancos cumplieron con esos pagos, se configuró una especie de préstamo al Estado, lo que es irregular.
“Los actos por los cuales me acusan fueron practicados por otros presidentes antes que yo y no se caracterizaron como ilegales o delictivos. Fueron prácticas basadas en informes técnicos. Ninguno de ellos me benefició personalmente”, aclaró la mandataria. “Salgo de ese tema de los actos con la conciencia tranquila porque practiqué actos que son practicados por todos los presidentes de la República”, subrayó.
Por esa razón, y porque recibió “54 millones de votos” al conquistar la reelección en 2014, dijo que se siente “indignada” con la decisión de los diputados.
“Considero que este proceso no tiene fundamento y por eso me siento indignada”, remarcó, aunque mostró su esperanza de que podrá defenderse en el Senado y demostrar que, en su caso, se intenta “practicar un abominable crimen, como es condenar a un inocente”.