Neves protagonizó una espectacular recta final en la que, tras estar varias semanas por debajo de Marina Silva en intención de voto según los sondeos, finalmente obtuvo el acceso a la gran final.
La actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el socialdemócrata Aécio Neves se disputarán el próximo domingo día 26 la presidencia de este país sudamericano en una segunda vuelta que nuevamente volverá a enfrentar el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff con el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), de centro-derecha.
Desde 1994 el PT y el PSDB vienen disputándose la presidencia de Brasil y la última vez que el PSDB tuvo el mando fue durante los dos gobiernos de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
Mientras Rousseff cumplió con los pronósticos, que le otorgaban ser la candidata con más votos en la primera vuelta pero sin tener los suficientes para ser reelegida inmediatamente, Neves protagonizó una espectacular recta final en la que, tras estar varias semanas por debajo de Marina Silva en intención de voto según los sondeos, finalmente obtuvo el acceso a la gran final.
Neves, ex senador y ex gobernador de Minas Gerais (sureste), salía como segundo aspirante cuando arrancó la campaña electoral, aunque se vio perjudicado por la trágica muerte de Eduardo Campos, líder del Partido Socialista Brasileño (PSB), quien murió en un accidente de avión en plena campaña el 13 de agosto y fue reemplazado por Marina Silva, hasta entonces su vicepresidenta de fórmula.
Silva, conocida por su férrea defensa del ecologismo, subió rápidamente en las encuestas y llegó a estar empatada técnicamente con Rousseff, gracias a su discurso de "nueva política" y sus críticas a la bipolarización que desde hace años practican el PT y el PSDB.
No obstante, la fuerte subida de Silva acabó cuando Rousseff y Neves empezaron a lanzar duros ataques a la candidata socialista, que se fue diluyendo hasta acabar superada por el propio socialdemócrata, algo impensable hace apenas unas semanas.
Mientras Dilma Rousseff buscará la cuarta victoria seguida del PT (2002 y 2006 con Luiz Inácio "Lula" da Silva y 2010 con ella misma), Neves tratará de devolverle la presidencia al PSDB.
Pese a estar ideológicamente a años luz, lo cierto es que hay nexos entre algunas políticas del PT y del PSDB.
El PT, con Lula y Rousseff, ha ido desplazándose poco a poco hacia el centro en los últimos años, llegando incluso a realizar varias privatizaciones en sectores importantes como aeropuertos, carreteras, trenes o puertos marítimos, para intentar lidiar con parte de los graves problemas de infraestructura que tiene el país.
Otra similitud es el mantenimiento que hizo Lula de los programas sociales que el PSDB impuso en los tiempos en que gobernó, así como las bases de las políticas económicas de Cardoso.
No obstante, Neves y el PSDB han querido distanciarse del PT y han intentado atacar uno de los puntos débiles de la gestión de Rousseff: el desempeño de la economía, en retroceso ahora mismo.
Neves tendrá otras tres semanas de campaña para intentar convencer a la población de que él y su partido pueden recomponer la golpeada economía del país y recuperar las banderas sociales que el PT le arrebató en los últimos años.
Después de que Lula asumiese la presidencia en 2002, el PSDB ha sido incapaz de arrebatarle el poder al PT. El carisma de Lula, así como un buen desempeño económico ayudaron el partido de izquierdas a mantenerse en el poder.
En 2006, Geraldo Alckmin, actual gobernador de Sao Paulo, el mayor colegio electoral del país, pero entonces desconocido en el resto del país, sucumbió ante Lula en las urnas.
Cuatro años después, José Serra, quien en 2002 ya perdió contra Lula, volvió a ser derrotado en las elecciones, pero esta vez por Dilma Rousseff, elegida por Lula para ser su sucesora, pese a su fuerte carácter y no tener experiencia electoral (era ministra).
La vuelta al poder del PSDB la busca ahora Aécio Neves, economista de 54 años, con experiencia como parlamentario y gobernador y nieto de Tancredo Neves, que en 1985 fue el primer presidente civil elegido en Brasil tras 21 años de dictadura, pero murió antes de ocupar el cargo en un episodio traumático para el país.
Cualquiera sea el resultado, las urnas sí han confirmado que la mayoría de los brasileños ha optado por respaldar a los partidos tradicionales, frente al discurso de la "nueva política" manejado por Marina Silva