Aunque existe expectativa sobre los rumbos que tomará Cuba tras la salida de Raúl Castro de la presidencia, todos los análisis indican que el pueblo cubano no espera ningún cambio en el rumbo político de la isla.
Por primera vez en 59 años, la elección de delegados a la Asamblea Nacional del Poder Popular es cuestionada por sectores de la intelectualidad y la sociedad civil oficialista. ¿La causa? La no inclusión entre los candidatos de tres de los cinco espías cubanos, que cumplieron prisión en los Estados Unidos, fueron liberados durante la "Era Obama" y gozaron de una propaganda nacional tan fuerte que buena parte del pueblo los considera más dignos que muchos de los delegados históricos al Parlamento cubano.
Ninguna crítica, sin embargo, ha cuestionado que no estén entre los candidatos aquellos anteriores parlamentarios que, ilusionados con el discurso aperturista de Raúl Castro, hicieron duras críticas al gobierno durante las sesiones del mes de diciembre de 2017, una prueba clara de que el Partido Comunista pretende continuar con una Asamblea de lealtad incondicional. Tampoco existen críticas sobre la elevada presencia de la cúpula de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, o de las máximas figuras del Partido, entre los candidatos que, como es usual, podrán ocupar los más altos cargos en la isla.
La Ley Electoral cubana establece como primer paso elecciones primarias, efectuadas el 26 de noviembre de 2017, y donde se eligieron los delegados en cada municipio del país. Después, el 21 de enero de 2018, estos delegados propusieron sólo el 50 % de los candidatos a diputados nacionales. El resto de los miembros del Parlamento Nacional fueron propuestos en esa fecha por las organizaciones sociales, todas ellas gestionadas por el único partido que participa en el proceso de elecciones: el Partido Comunista de Cuba (PCC). Finalmente, el 11 de marzo, los cubanos volverán a ratificar con su voto la presencia de esos candidatos en el Parlamento. Y ahí termina la participación del pueblo en las elecciones.
Preguntas sin respuestas. La nueva Asamblea Nacional del Poder Popular que salga de las elecciones de marzo será oficialmente instaurada el 19 de abril. Ese día. los diputados nacionales deberán proponer y elegir a los principales cargos del próximo gobierno, entre ellos el presidente del país. Y este es otro de los elementos que no se cuestiona ninguno de los supuestos críticos oficialistas de la ley electoral cubana: hasta hoy nadie en la isla, a excepción de esos parlamentarios incondicionales, ha elegido a Fidel y a Raúl Castro, quienes, desde la fundación del Partido Comunista, han encabezado esa institución y han sido los únicos candidatos propuestos para ocupar la presidencia.
Periodistas y analistas suelen preguntarse: ¿Tiene el pueblo una verdadera representación en el Parlamento? Y la respuesta es: No, hasta la fecha. El Parlamento cubano tiene 612 escaños (con una población de cerca de 12 millones de habitantes), lo cual parece excesivo si se compara con los 435 escaños en Estados Unidos (323 millones de habitantes) o, para hablar de un país amigo, con las 167 bancadas de Venezuela, que triplica poblacionalmente a Cuba.
Eso significa que cada una de las 16 regiones del país (15 provincias y un municipio especial: Isla de la Juventud) está representada por 40 parlamentarios. Sin embargo, en Cuba las políticas nacionales, tarea primera de cualquier Parlamento, son dictadas por el Partido Comunista, que cuenta a nivel nacional con una estructura similar, paralela y con más poder real que la Asamblea Nacional o las asambleas provinciales y municipales. En la práctica, los parlamentarios cubanos se limitan a aprobar unánimemente las políticas dictadas por el PCC y hasta el presente, aquellos delegados que han optado por cuestionar la gestión del partido, han sido despedidos de la Asamblea y jamás han vuelto a ser nominados.
Pero la gran pregunta para esta legislatura es: Ante la ausencia de Raúl Castro, ¿continuará el PCC "proponiendo" un único candidato a la presidencia? ¿O podrán elegir los parlamentarios al nuevo presidente entre varias propuestas? Aunque algunos analistas indican la posibilidad de que se proponga a figuras viejas del régimen como José Ramón Machado Ventura (87 años), la mayoría de las apuestas apuntan a un único nombre: Miguel Díaz Canel, actual vicepresidente, mejor opción tras conocerse que el otro posible y poderoso candidato, Alejandro Castro Espín, hijo de Raúl Castro, no estuvo entre los nominados. En cualquier caso, en intervenciones recientes del mismo Díaz Canel, y de otros líderes históricos, ha quedado claro que el Partido no está dispuesto a proponer varios nombres y que, por algún azar, no salga el candidato que ellos quieran.
Si ocurre la variante de sucesión más esperada (Díaz Canel), propuesta que indudablemente será aprobada por unanimidad en una Asamblea que es tan fiel al castrismo, el nuevo mandatario tendrá que presidir un país dominado en el aspecto económico, financiero, de seguridad nacional y de ideología por una cúpula militar dirigida desde la sombra por Alejandro Castro Espín y, aunque ya no ocupe la presidencia, por el propio Raúl Castro como máximo líder del Partido hasta, por lo menos, el 2020. En simples palabras, la misma fórmula política vista hasta hoy, pero con un títere nuevo que no llevará el apellido Castro.