Sarkozy está apostando que su experiencia manejando Francia y la zona euro a través de la crisis será su arma más efectiva contra Hollande, socialista popular en la izquierda pero falto de experiencia en un puesto ministerial.
Marsella. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo en una manifestación electoral el domingo que sus políticas habían salvado a Francia de la ruina económica y que sólo él tuvo el valor de seguir con las reformas que verían al país salir fortalecido de la agitación de hoy.
Dirigiéndose a 7.000 simpatizantes en la ciudad portuaria de Marsella, en el segundo mitin de su campaña, Sarkozy acusó al candidato socialista François Hollande de ser deshonesto sobre los riesgos que Francia aún enfrenta y de ser insípido sobre sus planes de política.
El centro derechista Sarkozy está lidiando con índices de desaprobación de un 67-68% y sondeos de opinión que lo colocan 12 puntos por detrás de Hollande para la segunda vuelta del 6 de mayo, donde es probable que se enfrenten tras la primera ronda del 22 de abril.
"Evitamos la catástrofe" dijo Sarkozy, añadiendo que cualquiera que dudara de su administración debería mirar a la difícil situación económica en Italia, España, Portugal y Grecia.
"Francia no ha sido barrida por la crisis de confianza que ha hecho estragos en tantos países. No hemos visto la desesperación y la violencia que han incendiado países cercanos a nuestras fronteras", dijo y sacó aplausos.
Sarkozy está apostando que su experiencia manejando Francia y la zona euro a través de la crisis será su arma más efectiva contra Hollande, socialista popular en la izquierda pero falto de experiencia en un puesto ministerial.
Mientras Sarkozy está prometiendo reformas estructurales para ayudar a la competitividad e impulsar el crecimiento y el empleo, el programa de Hollande está basado en alza de impuestos sobre los ricos para financiar la inversión en educación, investigación y empleos asistidos por el Estado.
Carrera de dos caballos. La campaña electoral, que comenzó en serio la semana pasada cuando Sarkozy anunció su candidatura para la reelección, se ha convertido claramente en una carrera de dos caballos, ya que el apoyo para la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen, y el candidato de centro, François Bayrou, se ha desvanecido.
La victoria de Sarkozy en la elección del 2007 fue apoyada por los votantes de extrema derecha y el domingo trató de mantener a los votantes del Frente Nacional de su lado al proponer introducir alguna proporcionalidad a las elecciones legislativas, una medida que podría beneficiar a los pequeños partidos como el de Le Pen.
También mantuvo una línea derechista dura en inmigración, diciendo que debe ser controlada para proteger a los desempleados, y reiterando su oposición a la eutanasia y al matrimonio homosexual.
En su propio mitin en la nortina ciudad industrial de Lille, Le Pen instó a los derechistas a votar en masa en contra de Sarkozy el 22 de abril para sacarlo de la segunda vuelta del 6 de mayo.
"Gente de Francia, denle una tarjeta roja a Nicolas Sarkozy. Saquémoslo de la cancha", dijo Le Pen mientras unos 2.000 partidarios animaban y blandían tarjetas rojas simbólicas.
Le Pen atacó un esfuerzo de Sarkozy el domingo para ponerse el eslogan de "candidato del pueblo" en vez de "candidato de la elite", mientras se esfuerza en reconectarse con un electorado donde muchos dijeron que votarán contra él en vez de por el candidato rival.
Un sondeo por TNS Sofres publicado el domingo mostró que el 54% de los votantes estaban "seguros" de que no votarían por Sarkozy en una segunda vuelta.