El 21 de enero de 2013, el gobierno federal lanzó en Chiapas la Cruzada Nacional contra el Hambre, estrategia que, entre otros objetivos, busca eliminar la desnutrición infantil. Once meses después de aquel acto, la meta se contrajo.
Ciudad de México, Excelsior.com.mx. El 1 de abril de 2012, el entonces candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, firmó ante notario público su compromiso de campaña número 8, consistente en erradicar la pobreza alimentaria del país. Veinte meses después, la meta sexenal se desinfló: ahora la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) sólo aspira a que la población que no tiene acceso a la alimentación se reduzca en 4 puntos porcentuales.
El 21 de enero de 2013, el gobierno federal lanzó en Chiapas la Cruzada Nacional contra el Hambre, estrategia que, entre otros objetivos, busca eliminar la desnutrición infantil. Once meses después de aquel acto, la meta se contrajo: el propósito de Sedesol para 2018 es que que la cantidad de niños con talla baja se reduzca apenas 1.6 puntos porcentuales.
La dependencia que encabeza Rosario Robles Berlanga publicó el pasado 13 de diciembre en el Diario Oficial de la Federación su Programa Sectorial 2013-2018, el cual desglosa los propósitos del gobierno en materia de combate a la pobreza para todo el sexenio. Sin embargo, contrario al discurso gubernamental, las metas son extremadamente modestas.
Por ejemplo, actualmente en México 56,1% de la población tiene acceso adecuado a la alimentación, lo que equivale a 65,8 millones de personas. La meta fijada por Sedesol es que para 2018 ese porcentaje se eleve a 60,1% de la población (unos cinco millones de personas adicionales), por lo que hacia finales del sexenio 40% de los mexicanos seguirá presentando inseguridad alimentaria moderada o severa, es decir, que experimentará episodios de hambre frecuentes.
El documento refiere también que actualmente 13,6% de los niños menores de cinco años presenta desnutrición, lo que equivale a 1,4 millones de infantes. El objetivo para 2018 es que esa cifra baje a 12%, es decir, una reducción de apenas 1,6%, por lo que la incidencia de talla baja en preescolares permanecerá prácticamente igual cuando termine la administración de Peña Nieto.
El Programa sectorial de Sedesol, que al igual que el Plan Nacional de Desarrollo regirá el trabajo de la dependencia en los próximos cinco años, establece una reducción de 1,4% en la prevalencia de obesidad y sobrepeso en niños de entre 5 y 11 años de edad (de 34,4% en 2012 a 33% en 2018) y una baja de 1,3% en la prevalencia de anemia en infantes menores de 5 años (de 23,3% en 2012 a 22% en 2018).
Pronósticos conservadores. Después de leer el programa de Sedesol queda la sensación de que al final del sexenio todo permanecerá igual; no está claro cuándo se acabará con el problema del hambre y de la desnutrición”, afirmó Carlos Zarco, director ejecutivo de Oxfam México, organización no gubernamental especializada en análisis de políticas públicas de combate a la pobreza.
En entrevista, Zarco señaló que uno de los principales problemas de los planes para erradicar la marginación es que “dependen del gobierno en turno y se vuelven banderas que los gobiernos levantan de manera propagandística para hacer brillar su administración, pero les hacen falta objetivos claros de mediano y largo plazo”.
Al preguntarle por qué la Sedesol no ratificó la meta de eliminar al ciento por ciento la pobreza alimentaria y la desnutrición, el director de Oxfam dijo que los gobiernos suelen ser extremadamente conservadores en materia de metas de combate a la pobreza, debido a que su logro depende de factores tanto internos como externos, y siempre hay un margen amplio de incertidumbre.
México tiene el problema de que los programas para la reducción de la pobreza están enormemente fragmentados. Existen, según la propia Sedesol, más de dos mil programas de combate a la pobreza en los ámbitos federal, estatal y municipal. Faltan articulación y eficacia en el manejo de recursos, pues cada vez se gasta más en desarrollo social y la pobreza no deja de crecer”, expuso Zarco.
Otra de las metas que llaman la atención por su pequeñez es la relativa a vivienda. En México, 21,2% de la población no tiene acceso a servicios básicos en su domicilio (agua, drenaje, energía eléctrica, estufa), lo que equivale a 24,8 millones de mexicanos. Para 2018, la apuesta es que ese porcentaje se reduzca y llegue a 15%, es decir sólo 6.2 puntos menos.
El mes pasado, el Congreso de la Unión aprobó la Reforma Fiscal, la cual incluye un fondo para la Pensión Universal de adultos mayores. Pese a ello, la meta sexenal para reducir la cantidad de personas de 60 años y más que viven en situación de pobreza es diminuta.
Según el documento de Sedesol, actualmente en el país 20.8% de los adultos mayores es pobre y además no tiene acceso a servicios de salud. El objetivo trazado para finales del gobierno de Peña Nieto es que esa cifra se reduzca a 15%, es decir, que sólo se abatirá una cuarta parte del problema.
En materia de juventud, las metas de Sedesol son igual de conservadoras. Actualmente sólo 5,9% de los jóvenes está satisfecho con su situación económica, laboral y de estudios. El propósito sexenal es que el porcentaje crezca a 8%, es decir, sólo dos puntos adicionales.