Los detenidos en prisión preventiva, un grupo que incluye a casi 9.000 personas, votaron en 53 centros penitenciarios del país.
Los primeros votos por anticipado entraron este viernes en las urnas en Ecuador, donde ocho candidatos se disputan la presidencia, entre ellos Rafael Correa, que busca una victoria que le convertiría en el mandatario con el período ininterrumpido más largo en el poder en la historia del país.
Abrieron los comicios presidenciales y legislativos los detenidos en prisión preventiva, un grupo que incluye a casi 9.000 personas, que votaron este viernes en 53 centros penitenciarios del país.
Sus sufragios se trasladaron a las delegaciones electorales provinciales, donde permanecerán sellados bajo custodia de las Fuerzas Armadas hasta que se inicie el escrutinio general este domingo tras el cierre de las urnas, explicó a Efe un portavoz del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Ese día estarán llamados a votar unos 11,6 millones de ecuatorianos dentro y fuera del país, un proceso que vigilarán más de 76.000 militares y policías, según informaron este viernes las autoridades.
Este viernes se abrió el período de reflexión durante el cual están prohibidos los actos proselitistas, después de que el jueves terminara la campaña electoral, corta y sin debates entre todos los candidatos porque Correa dijo que solo participaría en ellos si hubiera una segunda vuelta.
El mandatario ha mantenido un alto nivel de popularidad durante todo su mandato debido principalmente al buen desempeño de la economía, apuntalada por el elevado gasto e inversión públicos, según los analistas.
Correa, un economista de izquierda aliado del presidente venezolano, Hugo Chávez, ocupa desde 2007 el Palacio de Carondelet, la sede presidencial en el centro colonial de Quito.
En 2009 los electores lo refrendaron en el cargo, pero no fue considerado una reelección porque esos comicios se realizaron bajo las reglas de una nueva Constitución, impulsada por el propio Correa.
Si gana los comicios, se convertirá por ello en el primer mandatario del país que logra una reelección consecutiva.
También batiría el récord de permanencia en el poder, ostentado por ahora por el militar Ignacio de Veintemilla, quien presidió al país andino por siete años a finales del siglo XIX, según dijo a Efe Gonzalo Ortiz, miembro de la Academia Nacional de la Historia de Ecuador.
Correa, de 49 años y educado en Bélgica y Estados Unidos, llegó a la Presidencia a la cabeza de una coalición heterogénea de grupos de izquierda e indígenas después de una década en la que cuatro presidentes fueron derrocados.
Superar esa inestabilidad y dar "continuidad administrativa, de proyectos e inversión" ha sido uno de sus principales logros, opinó Ortiz.
No obstante, la reelección también tiene sus peligros, como demuestra la "gran desigualdad" entre él y los otros siete contendientes a la Presidencia durante la campaña, aseveró.
La oposición se ha quejado del supuesto uso en su campaña de recursos públicos, como vehículos, seguridad y logística.
Ortiz también destacó las visitas del canciller, Ricardo Patiño, a Estados Unidos y España, en teoría para atender las preocupaciones de los emigrantes, pero que en su opinión fueron parte de la campaña electoral en pro de Correa.
Además de Correa a la presidencia se presentan el ex banquero Guillermo Lasso, el ex presidente Lucio Gutiérrez, el ex ministro Alberto Acosta, el empresario bananero Álvaro Noboa, el pastor evangélico Nelson Zavala, el izquierdista Norman Wray y el independiente Mauricio Rodas.
Franklin Ramírez, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), considera la introducción de la reelección en Ecuador como "una especie mimética de reforma constitucional a nivel regional".
En su opinión, el presidencialismo se ha enraizado en países como Venezuela, Bolivia y Brasil en los últimos años, y ahora en Ecuador.
A finales de los 90, explicó, la izquierda ecuatoriana se quejaba de que el poder excesivo del presidente permitió la aplicación del modelo neoliberal y propugnaba un fortalecimiento de la Legislatura.
Sin embargo, cuando llegó al poder con la figura de Correa abandonó esas propuestas, dijo.
Precisamente, las críticas al "hiperpresidencialismo" del mandatario han sido una de las letanías constantes de sus rivales, tanto de derecha como de izquierda.
Le acusan de colocar a personas afines en otras funciones del Estado para controlarlas, como el sistema judicial y el propio Consejo Nacional Electoral.
Esas críticas no han hecho mella en Correa, que niega haber violado la independencia de poderes. "Ni un paso atrás", ha repetido en la campaña, una de sus frases preferidas.