Aunque los sondeos muestran que el multimillonario exmandatario ganaría con amplia ventaja en las elecciones de este mes, no obtendría mayoría absoluta y se vería forzado a disputar una segunda vuelta con algún representante de la desgastada centroizquierda gobernante, cuya convocatoria electoral está en duda.
El conservador Sebastián Piñera deberá ir a la caza de los votos de una indecisa clase media y un esquivo mundo militar en la recta final de la campaña presidencial en Chile, con la meta de allanar el camino para asegurar un triunfo en un probable balotaje, dijeron analistas.
Aunque los sondeos muestran que el multimillonario exmandatario ganaría con amplia ventaja en las elecciones de este mes, no obtendría mayoría absoluta y se vería forzado a disputar una segunda vuelta con algún representante de la desgastada centroizquierda gobernante, cuya convocatoria electoral está en duda.
"Piñera tendrá que captar o acercarse al voto duro de derecha, que hoy representa (el otro candidato conservador José Antonio) Kast. También debe buscar a los indecisos para una segunda vuelta", dijo Guillermo Holzmann, analista político y profesor universitario.
La última encuesta del privado Centro de Estudios Públicos (CEP), uno de los sondeos de mayor prestigio en el país, mostró que Piñera dobla en intenciones de voto a su principal rival, el senador oficialista Alejandro Guillier, para las elecciones del 19 de noviembre.
Kast, que defiende abiertamente la dictadura de Augusto Pinochet, obtuvo un 3,7 por ciento en la misma encuesta, un capital político que sería clave para Piñera en un balotaje.
En un guiño hacia el expresidente, Kast dijo en un reciente debate que "de todas maneras" votaría por Piñera con tal de que no triunfe alguno de los seis candidatos de la centroizquierda.
Pero el apoyo del aspirante ultraconservador no sería suficiente, por lo que Piñera también debería apuntar a una desencantada clase media y al entorno de la Democracia Cristiana (DC), el partido más de centro del oficialismo y que se ha enfrascado en una seguidilla de roces con sus pares más a la izquierda en el pacto gobernante.
"Definitivamente creo que hay algunos votantes desencantados dentro de la DC y podrían abstenerse o incluso votar por Piñera, pensando principalmente en términos de (manejo de) economía (...) y mejor gestión de reformas", dijo Kenneth Bunker, analista de la Universidad Central de Santiago.
La DC ha tomado una mayor distancia del gobierno de la socialista Michelle Bachelet, en medio de críticas por falta de comunicación y desacuerdo en reformas emblemáticas de la mandataria.
En un gesto hacia la DC, Piñera remarcó que buscará imitar la "política de los acuerdos" que impulsó el fallecido expresidente democratacristiano Patricio Aylwin, quien lideró el primer gobierno tras la dictadura.
"Espero que los mismos valores que inspiraron al presidente Aylwin, de buscar la unidad nacional, el diálogo, los acuerdos, sean valores que inspiren a nuestro gobierno, en una segunda transición para transformar a Chile en un país desarrollado", dijo Piñera en una entrevista con radio Cooperativa esta semana.
Encrucijada electoral. Las elecciones podrían marcar una encrucijada para la otrora unida centroizquierda chilena, que ahora está dividida entre seis candidatos y descansa sus esperanzas en un aumento de la participación electoral y la confluencia detrás de un candidato en un balotaje contra Piñera.
El último sondeo del CEP mostró que el 58 por ciento de los encuestados no simpatiza con ninguna de las principales coaliciones, en una elección en que el voto es voluntario.
"La participación será clave para los resultados de las elecciones", dijo María Luisa Puig, analista para Latinoamérica de Eurasia Group.
Entre 6,0 y 6,2 millones de personas sufragarían en primera vuelta, de acuerdo al consenso de los analistas. El votante que simpatiza con candidatos conservadores ha sido históricamente más disciplinado y asiste a las urnas, mientras que uno de izquierda es más impredecible, coincidieron.
Con todo, en el oficialismo apuestan a que los comicios serán una suerte de "primaria" para definir al candidato de la centroizquierda, aunque también será una prueba para medir el compromiso detrás de quien pase a un balotaje y su capacidad de convocatoria.
Guillier, segundo en los sondeos, manifestó tempranamente su intención de buscar lazos con otros aspirantes "del mundo progresista" para apoyar a quien enfrente a Piñera.
No obstante, los analistas no tienen certeza de si el que pase a segunda vuelta será capaz de articular a todas las fuerzas del centro a la izquierda, luego de una campaña que ha dejado en evidencia las fisuras del viejo pacto oficialista.
"Los votantes de nicho es más fácil que se agrupen en contra de algo que a favor de algo", dijo Marta Lagos, directora de la consultora MORI, aunque remarcó que los votos de un candidato no son tan simples de transferir hacia otro competidor.
Con todo, "si se armara un movimiento contra Piñera, ahí puede salir alguien, el punto es que no existe ese movimiento y tampoco ese liderazgo", agregó.