Sus asesores destacan su pragmatismo y capacidad de dar vuelta la página rápidamente con tal de no desviarse de su objetivo, como buen boy scout que confiesa haber sido en su juventud.
Santiago. Sacando ventaja de su habilidad de hombre de negocios y su experiencia en la arena política, el multimillonario Sebastián Piñera logró en Chile lo que ningún otro conservador había conseguido en ocho décadas: volver a la presidencia.
El hábil ingeniero de 68 años se consagró tras vencer el domingo en un balotaje al oficialista Alejandro Guillier.
Sus asesores destacan su pragmatismo y capacidad de dar vuelta la página rápidamente con tal de no desviarse de su objetivo, como buen boy scout que confiesa haber sido en su juventud. Pero sus opositores lo critican por su incontinencia verbal e impulsividad.
Su carácter se puso a prueba en su primer mandato, cuando lideró el exitoso rescate de 33 mineros atrapados a más de 700 metros de profundidad. Además, tuvo que enfrentar en 2010 las consecuencias de una costosa reconstrucción al asumir su primer período justo después de un devastador terremoto y tsunami.
Hijo de un diplomático y funcionario conservador, Piñera pasó parte de su adolescencia en Bélgica antes de regresar a Chile para acabar graduándose de ingeniero. Es el tercero de cinco hermanos, uno de ellos un economista vinculado a sus rivales de centroizquierda y otro de ellos músico.
En su país, después de haber sido consultor para organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), amasó un imperio de negocios financieros, inmobiliarios y editoriales y llegó a ser el principal accionista de la aerolínea Lan Chile.
Hoy el doctor en Economía de la Universidad de Harvard sigue siendo dueño de una de las mayores fortunas del país. Casado desde hace más de 40 años, Piñera tiene cuatro hijos, ocho nietos y "otro más en camino", según dice él mismo.
Pese a ser el abanderado de los conservadores, en un guiño a los votantes de centro recordó en campaña que votó contra la permanencia en el poder del dictador Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988, que permitió un retorno a la democracia.
Amante del fútbol -fue accionista mayoritario de la sociedad que administra al club Colo Colo- y piloto de helicópteros, Piñera siempre se ha considerado a sí mismo un "emprendedor".
Pero ese ímpetu también le ha jugado en contra.
Una serie de acusaciones que incluyen el manejo de inversiones con empresas basadas en paraísos fiscales y la compra de acciones en una pesquera peruana en medio de un litigio marítimo entre ambos países, entre otras, le han significado constantes ataques de sus detractores.
En su defensa, Piñera dice que aprendió las lecciones para que los errores no se repitan en su segundo mandato.