La diferencia electoral fue mayor de lo que esperaban los expertos y los propios equipos de campaña, y un testimonio del sentir de los chilenos sobre la gestión de la presidenta Michelle Bachelet
Santiago. El multimillonario conservador Sebastián Piñera ganó este domingo el balotaje presidencial de Chile con una sorpresiva ventaja, un fuerte espaldarazo a su plan de corregir reformas progresistas de la centroizquierda y de acelerar la economía para dejar al país más estable de Latinoamérica al borde del desarrollo.
Piñera, quien gobernó entre 2010 y 2014, obtuvo un 54,57% de los votos en la segunda vuelta electoral con casi la totalidad del conteo terminado, dijo la autoridad electoral, poco más de 9 puntos por arriba de su rival de centroizquierda, el senador Alejandro Guillier.
La diferencia fue mayor de lo que esperaban los expertos y los propios equipos de campaña, y un testimonio del sentir de los chilenos sobre la gestión de Bachelet, que buscó reducir la brecha de ingresos entre ricos y pobres con varias reformas pero los desacuerdos dentro de una desgastada coalición y el débil desempeño de la economía acabaron ensombreciendo su legado.
"Fue una derrota dura", reconoció Guillier después de felicitar a su rival por su "impecable y macizo triunfo".
Piñera, quien estudio en Harvard, aseguró durante la reñida campaña electoral que corregirá las polémicas reformas tributarias y sociales impulsadas por Bachelet, que a su juicio arrastraron a la economía a su peor momento en casi una década.
"Yo voté por Piñera, porque soy emprendedora, soy de la gente que me valgo de mi esfuerzo, no estoy esperando nada del gobierno. Pienso que va a ser bueno para la inversión", dijo Rosario Poma, una pequeña empresaria de 53 años, en Santiago.
El hábil hombre de negocios de 68 años, quien se convirtió en el primer político de derecha en ocho décadas en ganar la presidencia de Chile por segunda vez, ahora busca encabezar el repunte de la economía, especialmente de la inversión.
En plena campaña, Piñera dijo a Reuters que no descartaba una eventual rebaja de impuestos a las empresas para estimular la actividad.
Con ello, pretender reforzar su plan de duplicar el crecimiento de la economía del mayor productor mundial de cobre y dejar a la nación a las puertas del desarrollo, como se comprometió en su programa de Gobierno.
Piñera era el favorito de los inversionistas, lo que debería reflejarse el lunes en una positiva apertura del mercado accionario y de la moneda local.
Futuro incierto para la izquierda. Aunque en esta elección no estuvo en juego el modelo económico de libre mercado, la victoria de Piñera refuerza el giro hacia la derecha en Sudamérica.
Los opositores lo critican por su impulsividad, pero sus asesores destacan su pragmatismo que ya puso a prueba en su primer gobierno, cuando lideró el épico rescate de 33 mineros atrapados en una mina.
Aún no quedaba claro si los resultados del domingo pondrán en riesgo la supervivencia de la alianza oficialista –socialistas, radicales, comunistas, democratacristianos-, que ha dominado la política chilena por décadas.
La derrota sufrida por el pacto gobernante en esta elección es una señal de alarma respecto a la falla de Guillier en aglutinar a todas las fuerzas políticas progresistas detrás de su candidatura.
Ni el apoyo conseguido del joven movimiento de izquierda Frente Amplio, cuya candidata logró un sorprendente tercer lugar en la primera vuelta, fue suficiente para darle el triunfo a Guillier.
La pelea entre el futuro gobierno, el Frente Amplio y la futura oposición será en el Congreso, donde el presidente electo no consiguió mayoría, lo que lo obligaría a tender puentes para sacar adelante sus proyectos.