Para Laurence Blair, analista para Chile de The Economist Intelligence Unit, "los políticos de izquierda y de derecha necesitan ser cuidadosos con lo que dicen, porque como hemos visto en Reino Unido y Estados Unidos, pueden crear realidades con lo que dicen".
Mientras una nueva ola de latinoamericanos huye de las dificultades políticas y económicas en sus países para iniciar una nueva vida en Chile, los aspirantes presidenciales se ven tentados a aprovechar un creciente sentimiento antiinmigrante para avanzar en las encuestas.
El discurso de los precandidatos recuerda la retórica que dio impulso a Donald Trump en Estados Unidos y a otros políticos nacionalistas en Europa. Una fórmula que parece dar frutos en Chile, donde la mezcla de una debilitada economía y una sociedad de tradición conservadora tiene a los inmigrantes bajo la mira.
El ex presidente Sebastián Piñera, quien según los sondeos es el favorito para las elecciones de noviembre, ha dicho que Chile "importa" problemas, en tanto que el senador de centroizquierda Alejandro Guillier -segundo en las encuestas- ha abogado por una política migratoria "más selectiva".
Para Laurence Blair, analista para Chile de The Economist Intelligence Unit, "los políticos de izquierda y de derecha necesitan ser cuidadosos con lo que dicen, porque como hemos visto en Reino Unido y Estados Unidos, pueden crear realidades con lo que dicen".
"Existe el riesgo de que los políticos se dejen llevar", agregó.
Piñera, un multimillonario de centroderecha, dijo que "muchas de las bandas criminales en Chile, como las que clonan tarjetas de crédito, son extranjeras, lo que es particularmente grave en las regiones donde los inmigrantes representan un gran porcentaje de la población".
Sin embargo, según cifras de la oficina de migración, los extranjeros cometen menos crímenes que los locales, por lo que el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, calificó los comentarios como "extremadamente irresponsables".
"Nadie con una visión xenófoba, racista y clasista debería estar haciendo política pública en el mundo de hoy", dijo.
En tanto, Guillier, un periodista que ha pasado en unos meses a ser un serio contendiente a ocupar el sillón del palacio de La Moneda, aseguró que Chile necesita "promover cierto tipo de migración más que otra, que es una acumulación de problemas".
Los inmigrantes, que en los últimos años han variado además su procedencia desde los países vecinos a otros más lejanos geográfica y culturalmente, como Haití, dicen que esta retórica -reproducida de forma amplia en la prensa local y en las redes sociales- ha tenido un impacto real en cómo algunos chilenos los ven y los tratan.
"Este discurso se utiliza para dividirnos y crear un sentido de nacionalismo", dijo Emmanuel Ciméus, que dirige una organización sociocultural para inmigrantes haitianos en Chile.
"Después de este tipo de discursos, a nosotros como gente negra en las calles muchos nos gritan 'delincuente, vuelve a tu país'", agregó.
Visión negativa
Sondeos recientes muestran que las posturas duras resuenan entre los votantes, la mayoría de los cuales tiene una visión negativa de la inmigración.
Según la encuestadora privada Cadem, el 75% de los consultados dijo que Chile debería adoptar políticas de inmigración más estrictas, mientras que el 71 por ciento afirmó que el número de inmigrantes en el país es "alto" y el 45 por ciento que la inmigración es mala para el país.
En contraste, el 41% afirmó que es algo bueno.
A pesar del reciente aumento de la inmigración, que se ha multiplicado por cinco en los últimos 30 años, los extranjeros representaban sólo un 2,3 por ciento de la población en 2014, frente a un promedio del 13 por ciento en los países miembros de la OCDE y un promedio del 3,2 por ciento global.
Chile tiene una larga historia de inmigración, pero el origen ha cambiado rápidamente. El número de haitianos y venezolanos que entró al país el 2015 significó aumentos del 144 y 192 por ciento, respectivamente, frente al año previo.
El Gobierno, en tanto, prevé enviar este mes un proyecto para actualizar la añeja ley de 1975, aunque algunos congresistas creen que la iniciativa tardará en ser aprobada en un año marcado por las elecciones.
"Como Chile no ha abordado adecuadamente el fenómeno migratorio y muchos chilenos lo perciben como un problema, los candidatos piensan que pueden sacar una ventaja electoral", dijo Pedro Araya, senador cercano al oficialismo de la minera región de Antofagasta, donde el auge del cobre en años pasados atrajo a miles de colombianos que huían de la inseguridad.
"Empiezan con estos discursos nacionalistas, donde el tema migratorio les sirve para decir que parte importante de los males se producen por los inmigrantes", agregó.
Con una tasa de fertilidad por debajo de la de renovación, los expertos subrayan que igualmente Chile necesita inmigrantes para ayudar a estimular su economía.
"Con todo, existe un amplio grado de consenso sobre cómo debería ser la economía, cómo debe avanzar Chile (...) no vamos a ver un muro construyéndose en la frontera con Perú o Bolivia. Chile no hará toda la política Trump", sostuvo Blair, de The Economist Intelligence Unit.
En esa línea, dijo que es "cautelosamente optimista" de que, a pesar del riesgo de que la retórica se endurezca en los próximos meses, el pragmatismo prevalecerá cuando llegue el momento de implementar la política.