El último ejército mercenario de la historia, reclutado hace 200 años por el Reino Unido y que ha estado en primera línea de combate en las islas Malvinas, Irak y Afganistán, volvió a sus raíces para ayudar en las labores de rescate tras el terremoto.
Nacidos en el valle de Katmandú, los descendientes de Deraiputas —la casta de guerreros arios que conquistó Nepal hace 800 años y fundó la dinastía y raza gurka— terminaron a más de 10.000 kilómetros cuadrados de su tierra, sirviendo en el ejército de la “Padishá Elizabeth”, es decir, “la reina de Inglaterra”. Hace 200 años, en 1815, impresionaron a los jefes militares durante una guerra entre la India británica y Nepal. Desde entonces los gurkas son reconocidos como el último ejército mercenario de la historia. De acuerdo con datos oficiales, ya son más de diez mil los que han terminado en el ejército británico, como parte de la Brigada Gurka, la misma que luchó para que la bandera británica ondeara en las Malvinas, en 1982, y la que estuvo en primera línea en Afganistán e Irak.
Hoy la batalla de los gurkas es en su propia tierra. Miles de los que viven en Reino Unido regresaron a Nepal, devastado por el terremoto que el sábado convirtió en ruinas casi el 40% del país. Además de soldados en servicio, hay en el Reino Unido comunidades de gurkas jubilados que se instalan cerca de bases militares cuando dejan el ejército. “Estamos tratando de recaudar dinero, pero no sé cómo lo haremos. No es sólo una aldea, son aldeas en todo el país, las que han quedado destruidas por el sismo”, explicó a la AFP Om Prakash Gurung, presidente de la Asociación Británica de Veteranos Gurkas.
“Nepal es un país muy pobre y nuestras familias dependen de nosotros, somos su principal sostén”, dijo. Gurung sirvió como gurka durante 22 años, siguiendo los pasos de su padre y su abuelo, y ahora tiene un restaurante nepalí en Nuneaton, en el centro de Inglaterra. “Me siento muy triste. Cuando veo la televisión me pregunto qué puedo hacer”, explicó, agregando que él y otros miembros de la comunidad nepalí de la ciudad tratan de mantener contacto con sus familias a diario.
Según el último informe, serán cerca de 10.000 las víctimas del terremoto, pues aunque ahora los números sobrepasan los 5.000, hay zonas a las que no se ha podido llegar y se teme que sean miles las personas atrapadas bajo los escombros.
Ser un soldado gurka en el ejército británico puede resultar lucrativo para un nepalí. Mientras en su tierra difícilmente tendrá acceso a la educación o el trabajo, como soldado de la reina podrá sostener a una familia de casi 20 personas en Nepal. Si firma por 15 años ganará más y si logra ascender los beneficios se verán multiplicados. Por eso muchos niños nepalíes sueñan con ser soldados. Ahora la selección es más difícil, pues mientras que hace años sólo bastaba con saber cumplir las voces de mando y manejar el kukri —el enorme cuchillo que emplean en el cuerpo a cuerpo, con el que son capaces de decapitar a un hombre— hoy deben saber leer y escribir. Algo complejo en Nepal, en donde el 57% de los niños no van a la escuela. De hecho, más de la mitad ni siquiera son registrados y la mortalidad infantil alcanza cifras escandalosas.
La Unicef alerta que los menores de edad son los que más ayudan necesitan en Nepal. “Las vidas de muchos niños han quedado desgarradas y necesitan desesperadamente apoyo vital, incluyendo agua potable, refugio y saneamiento”, dijo Tomoo Hozumi, Representante de Unicef en Nepal.
Y justamente por ellos y miles de damnificados que los gurkaa vuelan como pueden (es muy difícil llegar a Nepal) desde el lunes. Por eso el número de los guerreros nepalíes que participaron en el desfile en Londres para conmemorar los 200 años de su incorporación al ejército británico, contó con la mitad de sus miembros. Dhan Gurung fue un gurka durante 18 años y todavía vive cerca de la base de Shorncliffe, en el sureste de Inglaterra, la sede del regimiento de los Rifles Reales Gurka, que organizó una vigilia para recaudar dinero para comprar tiendas de campaña, sacos de dormir, linternas y ollas. “En Katmandú, mi familia está en la calle. La mayoría de las familias de los miembros de esta comunidad no tienen hogar y dos perdieron a su familia”, dijo sobre los nepalíes.
Gurung, que es además el primer exgurka electo concejal en Gran Bretaña, dijo que hay una “gran tristeza” en la comunidad, pero que “el talante gurka consiste en mantener la calma y hacer frente a todo esto”. Porque si de algo están orgullosos los gurkas es de todas las batallas libradas con éxito desde 1815. Los gurkas han participado en casi diez guerras. Cuentan que durante la II Guerra Mundial, los japoneses intentaban convencerlos cuando los capturaban como prisioneros para que se cambiaran de bando, y los decapitaban si no accedían. Ningún gurka accedió. Los alemanes capturaron a todo un batallón, al que Adolfo Hitler pensaba convertir en su “legión hindú”. Nunca lo logró.
En los últimos años, los veteranos gurkas libran una batalla para que se les permita vivir en el Reino Unido cuando abandonan el ejército, porque siguen siendo nepalíes mientras sirven. Reconociendo el papel que han desempeñado durante siglos en el ejército, el viceprimer ministro británico Nick Clegg dijo que era hora de apoyarlos “en esta hora de ansiedad y necesidad”.