La sede donde funcionará la mesa es el punto que ha demorado su instalación. Pero al parecer este obstáculo se habría sorteado con una fórmula poco utilizada: un proceso de paz con distintas sedes.
Tras cerca de tres años de contactos y nueve meses de diálogos exploratorios, el gobierno y el ELN parecen haberle dado punto final a la fase confidencial. El Espectador estableció que en las próximas horas se dará a conocer la instalación de una mesa formal de negociación. El hecho se dará justo cuando las negociaciones de paz con las FARC entraron en la recta final y se vive un tira y afloje por los detalles sobre el desarme de dicha guerrilla y las garantías de seguridad que tendrán sus miembros.
La agenda tiene seis puntos: participación de la sociedad; democracia para la paz; víctimas; transformaciones para la paz; seguridad para la paz y la dejación de las armas; y garantías para el ejercicio de la acción política, que están pactado desde hace más de tres meses.
La sede donde funcionará la mesa es el punto que ha demorado su instalación. Pero al parecer este obstáculo se habría sorteado con una fórmula poco utilizada: un proceso de paz con distintas sedes. Altas fuentes le dijeron a este diario que cinco países acogerían la mesa de conversaciones con el ELN. Valga recordar que la fase exploratoria se realizó en Venezuela, Brasil y Ecuador.
El otro elemento que había retrasado la formalización del proceso de paz con esta guerrilla fue el secuestro de un uniformado y un civil. Pero la semana pasada el ELN liberó al cabo Óscar William Calvo, y unos días después también dejó en libertad a Ramón Cabrales, aunque de este último se supo que su familia pagó su liberación.
La historia de los diálogos de paz entre distintos gobiernos y el ELN ha estado dominada por la frustración. En 1974, durante el mandato de Alfonso López, los encuentros entre la partes fueron infructuosos. Tampoco se avanzó mucho en el esfuerzo de paz que impulsó el presidente Virgilio Barco (1986-1990).
Vino luego el proceso de paz entre las guerrillas, agrupadas en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, y el gobierno de César Gaviria, en 1990. Allí las rondas de negociación se realizaron en distintos países pero al final el ELN y las FARC se retiraron, mientras el M-19, el Epl y otras agrupaciones insurgentes pequeñas llegaron a acuerdos y fueron a la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.
En el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) los diálogos alcanzaron dos preacuerdos. Uno en el Palacio de Viana, España, y otro en Maguncia, Alemania. Pero el gobierno de Samper hizo metástasis con el proceso 8.000 y acabó el mandato defendiéndose. Recogió el trabajo el presidente Andrés Pastrana (1998-2002) y al tiempo que avanzaban los diálogos con las FARC en el Caguán se intentaba instalar una mesa de diálogos con el ELN, pero el secuestro de un avión que fue aterrizado en el Magdalena Medio rompió los contactos con ambas guerrillas.
Vino la era Uribe y La Habana acogió siete rondas de negociaciones secretas entre Luis Carlos Restrepo y dos voceros del ELN. Las condiciones del gobierno para sentarse a dialogar eran más exigentes a las que estaba dispuesta aceptar la guerrilla y la mesa se disolvió.
Ahora el turno es para el gobierno del presidente Santos, que aunque sabe que los diálogos con el ELN son más complicados que con las propias FARC, le sigue apuntando a cerrar el conflicto armado colombiano con todos sus elementos. Y los vientos de La Habana han soplado en favor de que se dé inicio a la mesa de conversaciones con el ELN.