Guzmán, de 59 años, se declaró no culpable el viernes en la corte distrital de Brooklyn de acusaciones de que habría manejado la organización de tráfico de drogas más grande del mundo, durante una carrera criminal de décadas.
Denver. Si el capo mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán, conocido por sus escapes de prisión y sus actividades como narcotraficante, es condenado por una corte estadounidense, hay pocas dudas de que pasará el resto de su vida en la cárcel de máxima seguridad de Colorado, donde cumplen sentencia los presos más peligrosos de Estados Unidos.
Guzmán, de 59 años, se declaró no culpable el viernes en la corte distrital de Brooklyn de acusaciones de que habría manejado la organización de tráfico de drogas más grande del mundo, durante una carrera criminal de décadas.
Como condición para su extradición, los fiscales estadounidenses aseguraron a los funcionarios mexicanos que no buscarían la pena de muerte.
La acusación contra el ex líder del cartel de drogas de Sinaloa incluye 17 cargos criminales. Según el fiscal Robert Capers, si Guzmán es declarado culpable, recibiría la cadena perpetua. No hay libertad condicional en una prisión federal.
En ese caso, Guzmán probablemente sería enviado a la única prisión diseñada para encarcelar a los presos de mayor riesgo en el sistema penal federal -la Instalación de Máxima seguridad ADX, en Florence, Colorado, a 144 kilómetros al sur de la ciudad de Denver.
Conocida ampliamente como Supermax, o el "Alcatraz de las Rocas Montañosas", la instalación abrió sus puertas en 1994 y tiene más de 400 presos dentro de "unidades de control" especialmente diseñadas que funcionan como cárceles dentro de prisiones. Los reclusos de estas unidades están confinados a celdas de una sola persona por hasta 23 horas al día, privándoles de todo contacto con el mundo exterior.
Las restricciones especiales están diseñadas no sólo para evitar la fuga y mantener al personal de los servicios penitenciarios a salvo, sino para asegurar que los reclusos más incorregibles no tengan medios de ejercer influencia o amenazas más allá de las paredes de la prisión.
Citando preocupaciones de seguridad, las autoridades de Estados Unidos se han abstenido de comentar dónde Guzmán será detenido mientras espera el juicio, o dónde sería enviado si es condenado.
Algunos funcionarios han dicho que la extradición de Guzmán, que se produjo en vísperas de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, estaba destinada en parte como una rama de olivo a la administración entrante, aunque algunos funcionarios mexicanos dijeron que era un reconocimiento a Barack Obama en las últimas horas de su mandato.
De todas formas, la medida fue vista por las autoridades de ambos lados de la frontera como una forma de impulsar la cooperación de seguridad y facilitar las relaciones entre los vecinos.