La Fundación Telefónica debatió en Colombia junto a algunos de los más reconocidos expertos en educación del mundo sobre el camino que deberían tomar los modelos de enseñanza de nuestras naciones. Estas son las conclusiones.
Durante 2013 la Fundación Telefónica invitó a 300 expertos y a cerca de 50.000 maestros del mundo a participar en foros temáticos de discusión para debatir la necesidad de pensar en nuevas estrategias formativas adaptadas a una generación de alumnos que crecieron entre teléfonos móviles, tabletas y dispositivos inteligentes.
A las citas del encuentro Educared, que se vivieron diferentes ciudades de Latinoamérica, fueron convocados reconocidos líderes como Tião Rocha, fundador del Centro de Cultura y Desarrollo de Brasil, y Richard Gerver, Judi Harris, John Moravec y Roger Schank, algunas de las personalidades más inspiradoras de esta generación en temas de aprendizaje.
Estos interesantes debates dieron como resultado las siguientes pautas.
Educar para la sociedad del siglo XXI. La educación sigue basada en modelos tradicionales confeccionados hace más de 100 años, así que se requieren cambios globales. Es necesario que los gobiernos inviertan más dinero en el ámbito educativo para contribuir a la evolución de la sociedad. El rol del profesor no debe basarse en la transmisión de contenidos, sino en la orientación y el apoyo generando condiciones para que los alumnos construyan su propio conocimiento. La sociedad del siglo XXI requiere individuos creativos, críticos, competentes con las TIC y con altos dotes sociales que les permitan adaptarse a diferentes ambientes.
La familia. La educación en el seno de la familia posee unos roles definidos, pero la entrada en juego de la escuela como agente educativo en el desarrollo de los jóvenes crea incertidumbre alrededor del nuevo papel que deberá asumir el hogar en la transición al centro educativo. Hay que convertir a los miembros de la familia en sujetos más activos en la formación del pensamiento crítico y no hay que olvidar que se transmite como familia lo que se es como familia.
Las escuelas son para crear en conjunto. En una sociedad cada vez más compleja, sobrevivir depende de una inteligencia colectiva. La supervivencia de la especie humana tuvo que ver con esto y ahora estamos redescubriendo su potencial a través de las redes sociales. Para construir algo complejo se requiere de una inteligencia colectiva.
El ser humano es social por naturaleza, por lo que ha de aprovechar las posibilidades abiertas de la sociedad digital. Tenemos que diseñar espacios de aprendizaje que inviten a inventar, donde lo importante no sean las cosas sino las relaciones entre ellas. Ser innovador no es generar un producto nuevo, sino remezclar cosas y pensamientos para darles nuevas utilidades. El experto en educación Alejandro Piscitelli lo resume en una frase: “En esta nueva sociedad, el cambio educativo debe producirse a nivel de actitudes y no sólo de aptitudes”.
Hora de las TIC. La cultura digital lleva años instaurada en la sociedad sin que el sistema educativo la asuma como debe. Existen muchos desafíos que las escuelas deben enfrentar para construir una cultura digital que mejore los procesos educativos, un aprendizaje digital que se nutra de las potencialidades que ofrecen las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para generar experiencias formativas más dinámicas y efectivas. Se debe tener presente que la efectividad del aprendizaje en una cultura digital dependerá de que el propósito pedagógico permanezca en el centro.
Competencias. Los cambios de sistema educativo deben orientarse hacia el mejoramiento de las competencias de los estudiantes. La sociedad digital requiere competencias que los sistemas educativos han de desarrollar (autonomía, adaptación, tratamiento de la información, etc.), reformando el currículo. Se requerirá de unidades didácticas más simples basadas en tales competencias útiles para la inserción social, aprendiendo de forma conectada en red.
Fomentar la creatividad. Existe una inminente necesidad de repensar los sistemas educativos para evitar ahogar la creatividad de los aprendices. Es decir, enterrar un sistema educativo basado en el control e instaurar uno de empoderamiento. El alumno nace siendo creativo y el sistema educativo ha de generar las condiciones para que pueda seguir desarrollando esa creatividad.
Incentivar la formación emocional. En una sociedad en la que crecen los problemas relacionados con la ansiedad, la depresión, el consumo de drogas o los comportamientos de riesgo, resulta crucial revisar el estado de la educación emocional en edades tempranas. Ésta debe comenzar con la educación infantil y continuar a lo largo de la vida, permite al individuo afrontar mejor los retos y tiene como fin el desarrollo del bienestar personal y social. La escuela no debe estar desvinculada de la realidad social; hay que construir un triángulo familia- escuela-comunidad.