En la mayoría de los países del mundo aumenta el gasto militar, no solamente para la adquisición de armamento, sino también para mejorar la situación socioeconómica de los soldados y funcionarios del sector castrense.
El más reciente informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) revela que el gasto militar se intensificó en la mayoría de los países en 2013. Puede que el total de las inversiones destinadas al sector castrense se haya reducido en un 1,9 por ciento gracias a los recortes realizados tanto por Estados Unidos –tras retirarse de Irak– como por algunos de los socios europeos de la OTAN –exceptuados Alemania y Polonia–, pero, en el resto del mundo, la tendencia a apertrechar a las Fuerzas Armadas se acentuó.
El hecho de que Estados Unidos –responsable de un tercio del gasto militar global– “sólo” haya invertido US$1.700 millones en el sector castrense el año pasado influyó considerablemente en la última estadística del Sipri. Esta institución no sólo toma en cuenta los recursos reservados para la adquisición de armamento, sino también aquellos destinados a la manutención de las tropas, los costos administrativos y el presupuesto para la investigación científica, el mantenimiento de la infraestructura y los planes de construcción.
Rusia y China se apertrechan. Michael Brzoska, director del Instituto para la Investigación de la Paz y la Política de Seguridad (IFSH), de Hamburgo, señala que, por primera vez en quince años, la porción del Producto Social Bruto ruso destinada al gasto militar es mayor que la de Estados Unidos. “Rusia se está esforzando en volver a ser un país militarmente fuerte”, dice Brzoska, acotando que su industria armamentista quedó en el suelo en la década de los noventa y aún tiene muchas limitaciones por compensar.
No obstante, el gigante de Eurasia aparece en el tercer lugar del ránking de Sipri. El segundo lugar lo ocupa China. “Pekín aumenta los gastos en materia de armamento y entrenamiento”, asegura Samuel Perlo-Freeman, coordinador del estudio en cuestión. El experto sostiene que el gasto militar chino aumentó en 7,4%, dejando claro que se trata de una cifra estaba basada en estimaciones. Después de todo, los planes y la distribución de los recursos para las Fuerzas Armadas chinas siguen siendo prácticamente secretos.
Fenómeno económico. En este sentido, los países del Cercano Oriente tampoco sobresalen por su transparencia. Para 2013 no hubo datos disponibles sobre el gasto militar en Irán, Catar, Siria, Yemen ni los Emiratos Árabes. Sin embargo, a juicio del Sipri, todo apunta a que el aumento de los recursos para el sector castrense se mantiene en esa región. Eso se debe a las recurrentes tensiones que se viven en la región en materia de seguridad y también a los ingresos petroleros, que son cada vez mayores.
Arabia Saudita está en el cuarto lugar de la lista de los países con mayor presupuesto para el sector castrense. “El gasto militar es atractivo, en parte, porque permite transferir los petrodólares a las cuentas bancarias privadas”, argumenta Perlo-Freeman. Eso ayuda a explicar también el hecho de que, en 2013, Argelia haya inyectado más dinero en su institución castrense que cualquier otro país africano en la historia: más de US$10.000 millones provenientes de la exportación de petróleo y gas natural.
También en los países centroamericanos –sobre todo en Nicaragua, Guatemala y Honduras– aumenta el gasto militar. Ese fenómeno es atribuido al esfuerzo de los gobiernos de esa región por doblegar a los carteles de la droga. Considerando a América Latina como subcontinente, el gasto militar registró un ligero aumento, aseguran los expertos del Sipri.