Hollande superó a Sarkozy con cerca de 29% frente a 26%, de acuerdo a las proyecciones computarizadas, y ambos se enfrentarán en la ronda decisiva el 6 de mayo. Los votos logrados por la derechista Marine Le Pen (casi 20%) serán determinantes para el balotaje.
La derechista Marine Le Pen dio un giro bien amplio a la carrera presidencial en Francia al obtener el domingo casi 20% de los votos en la primera vuelta, cantidad que será determinante para el balotaje entre el favorito socialista François Hollande y el presidente conservador Nicolas Sarkozy.
Hollande venció a Sarkozy con cerca de un 29% frente al 26%, de acuerdo a las proyecciones computarizadas disponibles transmitidas luego del cierre de las mesas electorales, y ambos deberán enfrentarse de nuevo en la ronda decisiva el 6 de mayo.
Pero la cantidad lograda por Le Pen, de 18 a 20%, fue la sensación de la noche, superando el resultado que obtuvo su padre en el 2002 y sobrepasando al ultra izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que quedó en el cuarto lugar con un 11%.
El centrista François Bayrou finalizó quinto con menos de un 10% de los sufragios.
Le Pen, una activista anti-inmigración que representa al Frente Nacional, quiere que los trabajos sean reservados para ciudadanos franceses en momentos en que el desempleo está en su máximo de 12 años. También está inclinada a abandonar al euro como moneda y a restablecer el mando de la política monetaria a su país.
El respaldo que consiguió en las urnas refleja un surgimiento de los partidos populistas en varios países de la zona euro, desde Amsterdam hasta Atenas, afectados por planes de austeridad y la crisis de deuda.
Sondeos a los votantes mostraron que alrededor de la mitad de sus seguidores respaldarían a Sarkozy en una segunda vuelta y quizá una quinta parte votaría por Hollande, convirtiéndola en una figura potencialmente clave en el proceso electoral.
El 16,9% obtenido por Jean-Marie Le Pen en la primera ronda en las elecciones del 2002 causó un terremoto político, afectando en ese entonces al primer ministro socialista Lionel Jospin y forzando a los votantes izquierdistas a respaldar al conservador Jacques Chirac.
Sarkozy, de 57 años, se ha pintado a sí mismo con el par de manos más seguro para liderar Francia y la zona euro en momentos turbulentos, pero la votación del domingo pareció ser un fuerte rechazo a su llamativo estilo así como al mal manejo de la economía.
Si Hollande gana el 6 de mayo, se sumaría a una pequeña minoría de gobiernos de izquierda en Europa. El político también de 57 años ha prometido liderar un impulso para el crecimiento económico de la zona euro, principalmente con el aumento de los impuestos a los más ricos y una disciplina presupuestaria.
Hollande se convertiría en el primer presidente de izquierda en Francia desde François Mitterrand, que derrotó al entonces presidente Valéry Giscard-d'Estaing en 1981 y gobernó hasta 1995.
"Francia necesita un cambio radical de dirección, sobre todo en la economía", dijo Noel Harvet, un trabajador del sector público en la norteña ciudad de Cambrai, donde cientos de personas hicieron fila para emitir su voto en la municipalidad.
Las urnas cerraron a las 18.00 horas (1600 GMT) en la mayoría de las ciudades y zonas rurales, mientras que en las grandes urbes concluyeron a las 20.00 horas.
El candidato socialista votó temprano el domingo en Tulle, una ciudad en el centro de Francia, donde es jefe del Gobierno local para la región rural circundante de Correze.
"Aquí está la esperanza", susurró en el oído de una mujer anciana.
Hollande llamó a sus partidarios a no dar nada por garantizado, consciente del fiasco protagonizado por la izquierda en el 2002, cuando una baja asistencia a las urnas dejó al candidato socialista fuera de la carrera en primera vuelta, perdiendo ante la extrema derecha.
Sarkozy y su sobriamente vestida esposa, la ex modelo Carla Bruni, votaron en un rico distrito de París. Posteriormente saludaron de mano a algunas personas en el lugar pero no realizaron comentarios.
Claire Berthemet, una asesora de niños discapacitados de la norteña ciudad de Cambrai, dijo que votaría por Sarkozy debido a su experiencia durante la crisis económica. "Mantuvo la cabeza fuera del agua durante la crisis", dijo.
Sin embargo, muchos franceses expresan su malestar por un presidente que es visto como demasiado cercano a los ricos y al mundo de la fama, tras su publicitado matrimonio con Bruni al principio de su mandato.
"Sarkozy es divisivo. Hollande es tranquilizador", dijo Helene Boudot, de 85 años, contenta de haber salido a tiempo de una estancia hospitalaria para votar en Chailland, un pueblo del oeste de Francia.