Sin embargo, "en el actual escenario sigue siendo difícil que se apruebe la reforma constitucional", evaluó el politólogo de Factum, Eduardo Bottinelli, al presentar la investigación.
El apoyo popular a la baja de la edad de imputabilidad penal a los 16 años en Uruguay aumentó hasta 50%, aunque es difícil que esa iniciativa se apruebe en el plebiscito del 26 de octubre, simultáneo con las elecciones nacionales, reveló una encuesta de Factum.
"En el actual escenario sigue siendo difícil que se apruebe la reforma constitucional", evaluó al presentar la investigación el politólogo de Factum, Eduardo Bottinelli, citado este martes por la prensa local.
Según la consultora, 44% votará seguro la reforma que promueve parte de la oposición mientras 6% probablemente lo haga.
En tanto, el 38% de los uruguayos no votará la iniciativa de enmienda de la Constitución y 5% probablemente no la vote.
El 7% no tiene una postura definida.
En septiembre, la posición segura por cada postura estaba empatada en 40%, por lo que el Si trepó 4 puntos porcentuales y el No bajó dos puntos.
Para Bottinelli, el "voto seguro" es el "más firme" y "el que probablemente sea el comportamiento que se de el 26 de octubre".
La baja de la edad de imputabilidad es una iniciativa del segundo sector de la oposición, el Partido Colorado (PC), al que luego se sumó parte del principal opositor, el Partido Nacional (PN).
El oficialista Frente Amplio (FA), cuya intención de voto ronda el 42 por ciento, rechaza en bloque ese planteamiento.
En junio de 2011 el respaldo a la enmienda constitucional era del 68%, luego cayó a 64% en noviembre de 2012, a 58 en marzo de 2014 y a 50 en julio pasado.
La propuesta rebaja la edad de imputabilidad penal "para delitos graves" hasta los 16 años y crea un "Instituto de Rehabilitación del Adolescente infractor".
También prevé que "los adolescentes que hayan delinquido" mantengan sus antecedentes penales una vez cumplida la mayoría de edad.
Considera como agravante, además, el uso de menores para cometer un delito.
En 2009, el problema de la delincuencia desplazó del primer lugar de preocupaciones de los uruguayos al desempleo, según distintas encuestas.
