A fines de septiembre, el gobierno de Pakistán prometió dar "una oportunidad a la paz" y hablar con sus militantes locales.
Pakistán. El segundo al mando de los talibanes pakistaníes, que desde hace cuatro años luchan contra el gobierno de Islamabad, confirmó que los dos bandos sostienen conversaciones de paz, un hecho que podría afectar aún más los lazos entre Estados Unidos y Pakistán.
"Nuestras conversaciones van en la dirección adecuada", dijo a Reuters el comandante de los talibanes pakistaníes en la tribu Bajaur y segundo al mando de los insurgentes islámicos en la región, Maulvi Faqir Mohamad.
"Si las negociaciones tienen éxito y logramos firmar un acuerdo de paz en Bajaur, entonces el gobierno y los talibanes de otras zonas como Swat, Mohmand, Orakzai y Waziristán del Sur firmarán un acuerdo. Bajaur será un modelo a seguir por otras zonas", señaló.
A fines de septiembre, el gobierno de Pakistán prometió dar "una oportunidad a la paz" y hablar con sus militantes locales.
No hubo comentarios de la administración pakistaní sobre si había o no negociaciones.
Es poco probable que Estados Unidos, fuente de los miles de millones de dólares de una ayuda vital para el Ejército de Pakistán y su débil economía, vea con buenos ojos el diálogo de paz con el Tehrik-e-Taliban de Pakistán (TTP, en sus siglas en inglés), que ha sido catalogado como un grupo terrorista.
Mohamad dijo que el gobierno se ha dado cuenta que no hay una solución militar al conflicto en Pakistán.
"No deseamos luchar contra nuestras propias Fuerzas Armadas y destruir nuestro propio país", sostuvo.
"Ha habido avances en nuestras conversaciones de paz, pero el gobierno tendrá que mostrar más flexibilidad en su postura y restaurar la confianza de los talibanes liberando a sus prisioneros y poniendo fin a las operaciones militares contra ellos", aseveró.
Mohamad dijo que Pakistán había liberado a 145 miembros del grupo como gesto de buena voluntad y que los militantes prometieron un alto el fuego. Añadió que Pakistán y Afganistán deberían unirse contra lo que él describió como ocupaciones extranjeras de no musulmanes.
El TTP, aliado con el movimiento talibán afgano que lucha contra las fuerzas de la OTAN en Afganistán, está muy arraigado en zonas rebeldes a lo largo de la porosa frontera y prometió derrocar al gobierno de Pakistán después de que comenzaran las operaciones militares en su contra.
En el pasado, los pactos con el TTP no han logrado generar estabilidad, y sólo sirvieron para que el grupo ganara tiempo y espacio para consolidarse, lanzara nuevos ataques e impusiera su estricta versión del Islam en segmentos de la población.