Funcionarios estadounidenses dicen que hicieron lo suficiente para generar una respuesta positiva de Cuba, mientras que La Habana se queja de que Obama ha hecho demasiado poco.
La Habana. Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba atraviesan su punto más bajo desde la asunción del presidente Barack Obama, y corren peligro de empeorar a menos que ambas naciones tomen serias medidas para terminar con décadas de hostilidad, dijeron expertos.
Tras un breve acercamiento el año pasado, los países parecen haber vuelto a sus viejas posiciones antagónicas, ensombreciendo los pasos dados y comprometiendo futuros avances, añadieron esta semana.
"El año pasado muestra que cuando se trata de las relaciones de Cuba y Estados Unidos, las viejas costumbres no cambian", dijo Dan Erikson, experto en Cuba del Inter-American Dialogue en Washington.
Obama, quien asumió la presidencia en enero del 2009, y dijo que quería relanzar las relaciones de Estados Unidos con Cuba, eliminó las restricciones de viaje para los cubano estadounidense a la isla de gobierno comunista, e inició conversaciones sobre asuntos migratorios y la reanudación del correo.
Desde entonces, los cubano estadounidenses han inundado la isla y los dos enemigos han sostenido las primeras conversaciones de alto nivel en años. Pero una serie de recientes incidentes han sido principalmente negativos.
Cuba encarceló en diciembre al contratista estadounidense Alan Gross por sospechas de espionaje y lo mantiene detenido sin cargos.
El gobierno cubano ha sido condenado internacionalmente por la forma en que trata a sus oponentes como Orlando Zapata, un preso político que murió en febrero tras 85 días en huelga de hambre, y a las "Damas de Blanco", un grupo de madres y esposas de disidentes presos repudiadas por simpatizantes del gobierno durante marchas callejeras este mes.
Obama criticó el 24 de marzo al gobierno cubano en una fuerte declaración, diciendo que las autoridades "continúan respondiendo a las aspiraciones del pueblo cubano con un puño cerrado".
Funcionarios estadounidenses dicen que hicieron lo suficiente para generar una respuesta positiva de Cuba, mientras que La Habana se queja de que Obama ha hecho demasiado poco.
"Genuina buena voluntad". Timothy Ashby, un abogado basado en Miami y ex funcionario del Departamento de Comercio a cargo de supervisar el comercio con Cuba, dijo que ninguna de las dos partes hizo lo necesario para superar 50 años de amargura.
"Ningún gobierno está dispuesto a dar pasos significativos que podrían servir como demostración de genuina buena voluntad", dijo.
Ambas naciones han tomado acciones que, sin embargo, no han ayudado el frágil mejoramiento iniciado por Obama.
Obama hizo enojar en noviembre pasado al gobierno cubano al responder por correo electrónico unas preguntas enviadas por la bloguera disidente Yoani Sánchez, a quien las autoridades de La Habana consideran al menos una cómplice de sus enemigos en Estados Unidos y Europa.
El secretario adjunto de Estado estadounidense, Craig Kelly, provocó en febrero una amarga reacción de Cuba cuando se reunió con disidentes tras conversaciones migratorias con funcionarios cubanos en La Habana.
Cuba, por su parte, tensó el clima político con sus críticas a Obama por su falta de acción mientras ellos mismos han hecho muy poco.
La detención de Gross, que según funcionarios estadounidenses Cuba se ha negado a discutir, hizo que muchos de los que apoyan un mejoramiento en las relaciones se cuestionaran la disposición de La Habana por lograr avances.
En una carta enviada la semana pasada al jefe de la misión de Cuba en Washington, 41 miembros de la Cámara de Representantes de Estados Unidos dijeron que la detención de Gross "hizo que muchos dudaran del deseo expresado por su gobierno por mejorar las relaciones con Estados Unidos".
"No podemos avanzar en ese respecto mientras el señor Gross está detenido en una prisión cubana", dijeron los legisladores, entre ellos varios que apoyan una propuesta de ley para liberar los viajes de los estadounidenses a Cuba.
Estados Unidos ha dicho que Gross se encontraba en Cuba para ayudar a grupos judíos a acceder a internet, pero admiten que entró a la isla con una visa de turista que no le permitía hacer ese tipo de trabajo.
Su trabajo era financiado por programas estadounidenses para promover la democracia en Cuba, que los líderes cubanos ven como parte de una vieja campaña de Estados Unidos para derrocar a su gobierno comunista.
Funcionarios de Estados Unidos dicen detrás de bastidores que no habrá más iniciativas en relación a Cuba hasta que Gross sea liberado.
Las preocupaciones de política doméstica figuran entre las razones citadas para explicar la falta de avances entre Cuba y Estados Unidos, además de la conciencia de Obama sobre posibles críticas de los conservadores por avanzar demasiado respecto a La Habana.
Otros obstáculos, dicen los expertos, serían las relaciones del presidente Raúl Castro con críticos de Estados Unidos, mientras intenta salvar la frágil economía cubana.
"Lamentablemente hay fuerzas reaccionarias en ambos lados del Estrecho de Florida", dijo Ashby.
Estados Unidos podría impulsar un reacercamiento si quitara por ejemplo a Cuba de su lista de las naciones que considera que apoyan el terrorismo, una clasificación que ha hecho enfurecer al Gobierno comunista, agregó Ashby.
Al mismo tiempo, Cuba debería liberar a Gross sin titubeos o, de ser necesario, ponerlo en libertad condicional si es que lo va a someter a juicio, dijo John McAuliff, del Fondo de Reconciliación y Desarrollo, una organización con sede en Nueva York que promueve mejores relaciones entre los países.
Diplomáticos occidentales en La Habana dicen también que Cuba debe tratar mejor a los disidentes y sostienen que otra muerte sería un golpe serio para las relaciones con Estados Unidos y Europa.