Trump volvió a trastocar la tradicional política exterior de Estados Unidos durante su gira por Oriente Medio y Europa, al reunirse con líderes con historiales cuestionables en derechos humanos y exigiendo a sus aliados históricos europeos que gasten más en defensa.
En medio de los problemas que enfrenta en su país, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, terminó el sábado su gira de nueve días en el extranjero dirigiéndose a soldados estadounidenses en un acto que pareció de campaña.
Trump volvió a trastocar la tradicional política exterior de Estados Unidos durante su gira por Oriente Medio y Europa, al reunirse con líderes con historiales cuestionables en derechos humanos y exigiendo a sus aliados históricos europeos que gasten más en defensa.
En una cumbre del G-7 realizada en la localidad turística de Taormina, en la isla de Sicilia, Trump rechazó los pedidos de los otros seis aliados del grupo para que Estados Unidos mantenga el apoyo al acuerdo climático de París, insistiendo en que necesitaba más tiempo para tomar una decisión.
Y en un hangar de la base aérea de la OTAN en Sigonella, también en Sicilia, Trump fue presentado por su esposa Melania, que ha generado múltiples comentarios durante la gira por evitar en dos ocasiones dar la mano a su marido: "Mi marido trabajó muy duro en este viaje y estoy muy orgullosa de él", dijo la primera dama estadounidense.
Trump, por su parte, dijo que su gira había ayudado a forjar una mayor cooperación en la lucha contra los militantes islamistas, una amenaza que, a su juicio, quedó más clara tras el ataque suicida en Manchester y el asesinato de más de 20 cristianos coptos en Egipto.
"Fue una reunión tremendamente productiva donde fortalecí los vínculos de Estados Unidos", dijo Trump. "Tenemos grandes lazos con otros países y, con algunos de nuestros aliados más cercanos, concluimos una semana verdaderamente histórica", añadió.
Trump omitió la tradicional conferencia de prensa que realiza un presidente de Estados Unidos al término de una gira para evitar las preguntas sobre una serie de problemas que enfrentará a su regreso a Washington el sábado.
Su decisión de destituir el 9 de mayo al entonces director del FBI James Comey generó preocupaciones acerca de si el mandatario estaba tratando de silenciar una investigación sobre posibles lazos de su campaña electoral el año pasado con Rusia.
Las dudas se han intensificado a raíz de la divulgación el viernes de un reporte que apunta a que Jared Kushner, yerno y asesor del mandatario, tuvo al menos tres contactos de los que no se tenía conocimiento con el embajador ruso durante y después de la campaña presidencial del 2016.