"Esta elección es la última oportunidad que tenemos para asegurar nuestra frontera", dice el candidato republicano en su esperado discurso de Arizona sobre inmigración, en el que advierte que no habrá una "amnistía".
El candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, explicó en Phoenix, Arizona, las líneas de la que sería su política de inmigración en caso de ganar las elecciones en noviembre. A pesar de moderar el lenguaje en sus formas, las posiciones del magnate no han cambiado con respecto a las expresadas meses atrás. Cualquiera que haya entrado ilegalmente en el país "estará sujeto a deportación" aunque, eso sí, podrá después solicitar su reingreso. "No va a haber una amnistía" para los once millones de indocumentados que, se calcula, viven en Estados Unidos.
Trump anunció una "tolerancia cero" hacia los inmigrantes con historial delictivo y puso el acento en la selección de los que llegan. "Hay dos millones de criminales extranjeros", dijo. Para ello, reforzará la indagación de antecedentes y, automáticamente, no se admitirán inmigrantes de los países donde esta no sea posible, refiriéndose a países en guerra como Siria o Irak.
Al final de su discurso, Trump se hizo acompañar por madres de hijos asesinados por inmigrantes ilegales que fueron contando sus casos y reafirmando su apoyo al candidato republicano.
El magnate de la construcción insistió en su idea de erigir un muro a lo largo de toda la frontera con México y en la de que será este país quien pague toda la obra.
Respecto a su reunión con el presidente mexicano Peña Nieto, Trump se limitó a decir que ambos están de acuerdo en la necesidad de frenar los tráficos ilegales (de armas, drogas y personas) a través de la frontera y de acabar con las mafias que los llevan a cabo. "Esta elección es la última oportunidad que tenemos para asegurar nuestra frontera", dijo Trump para pedir el voto en las presidenciales de noviembre.