El magnate prometió bajar impuestos, eliminar regulaciones, liberar la energía y negociar los tratados comerciales que "pongan a América primero", con el fin de devolver la economía norteamerica a la vía adecuada.
Prometió devolver puestos de trabajo a las comunidades pobres de Estados Unidos, recuperando los empleos de los mineros del carbón y los obreros del sector del acero. Tanto la industria minera como la del acero están sufriendo ahora en Estados Unidos, debido a las energías alternativas y la competencia del extranjero.
Los compromisos suscitaron las dudas de los economistas, ya que la tasa de crecimiento del país se ha situado en una media del 2% desde 2009 y la creación de 25 millones de puestos de trabajo en una década nunca ha ocurrido en la historia de Estados Unidos.
"Esto no es muy realista", escribió Gillian White en el sitio web de Atlantic, una revista de Estados Unidos reconocida por sus artículos sobre ciencia política y asuntos exteriores.
"Los ajustes en la política económica de su campaña parecen derivar de una pacificación política, más que de la realidad fiscal", escribió la comentarista.